México, un país peligroso para jóvenes modelos

Nacional
/ 3 octubre 2016

Cuatro jóvenes, dos mexicanas, una brasileña y una venezolana, le quitan el 'glamour' a la profesión y hablan de los cientos de 'castings' y horas de trabajo, así como del feroz hostigamiento

¿Es fácil ser modelo? ¿Es una vida regalada, como algunos dicen? ¿O al revés: está llena de riesgos, acosos, bulimia y drogadicción? Entrevistamos a varias de estas profesionales, mexicanas y extranjeras que operan en el competido mercado nacional, para saber qué se siente estar en su piel. En principio todas coinciden en que muchos de los lugares comunes que se manejan alrededor del modelaje son reales, excepto el glamour…

“Lo que ves en una revista o una producción de moda es muy bello, pero no hay nada glamoroso en una sesión de fotos o en hacer un anuncio de televisión”, dice Ana Julia Souza dos Santos, modelo brasileña de la agencia Fragmentos, quien tiene 25 años y lleva cinco meses viviendo en nuestro país. Asegura que son sesiones hasta de 12 horas o más, con tiempos muertos interminables. Y eso no es nada, añade: “He pasado fríos helados, de temperatura de nieve, haciendo fotos en traje de baño. Y en el desierto de Atacama había temperaturas muy altas en el día y en la noche un frío terrible, para el cual no llevaba ropa y no estaba preparada. Muchas personas piensan que la vida de una modelo es puro glamour, pero a veces es todo lo contrario: te tienes que despertar a las 4 de la mañana para volver a las diez de la noche, y muchas veces trabajas con clientes que no llevan catering, y llegas a pasar hambre”.

Todas las entrevistadas coinciden en que lo peor son los castings (esa cansada selección de las modelos más adecuadas), para los que cada vez hay más competencia. Mínimo 50 chicas, pero hay algunos en los que están junto a otras 100 o 200. Y para hacer un trabajo hay que pasar por infinidad de audiciones, que por cierto no son aptas para quienes tengan baja autoestima, porque se pueden sentir apabulladas y depreciadas por la comparación con la belleza de las demás (siendo que en realidad lo que buscan los publicistas son rasgos muy específicos, no belleza en general).

Daniela Dominique tiene 22 años y es originaria de Tijuana. Su estilo, un tanto enigmático y andrógino, junto su elegancia natural, la perfilan para las pasarelas internacionales. Así que su experiencia es de mucho, mucho trabajo, pero también de éxitos en muchas partes del mundo. Tiene claro que del modelaje lo que le gusta es viajar, y piensa seguir haciéndolo. “Hago 20 desfiles por país, más o menos. Ahora viene la mejor temporada. Paso aproximadamente un mes en cada ciudad: en una semana me voy a París y de ahí a Londres, luego a Milán y termino temporada de desfiles otra vez en París. De ahí me voy a Nueva York”. La cantidad de pasarelas varía, pero depende del casting, en el cual “a veces solo te ven durante 30 segundos, y hay hasta 800 modelos es competencia”.

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Daniela empezó a modelar hace cuatro años, cuando firmó contrato con una de las agencias más importantes de México, GH Management, que se caracteriza por impulsar el talento mexicano en el exterior y, de manera inversa, recibir y promover a modelos extranjeras en nuestro país, principalmente chicas con rasgos distintos a los que se encuentran aquí con facilidad (mientras las demás agencias tienen atiborrado su casting de sudamericanas, GH trae chicas sobre todo del este europeo, que han pasado por las mejores pasarelas en el viejo continente). Los primeros dos años fueron muy duros para ella, pues casi no conseguía trabajos, o al menos no bien pagados. Un día se desesperó y pidió que la mandaran al extranjero. De inmediato tuvo respuesta: su primera parada fue Nueva York, y como le fue bien en los desfiles, eso le abrió las puertas para otras plazas.

A su corta edad, ha estado en Inglaterra, Escocia, Suiza, Alemania, España, Italia, Francia y Estados Unidos. Lo que quiere ahora es ir a Asia, su siguiente frontera, además de Oceanía y África. Espera estar en Japón, India, Corea, China, Australia, Sudáfrica y otros países en los próximos meses y años. Definitivamente esa es una de las prerrogativas de ser modelo para alguien que, como ella, tiene ese anhelo de conocer el mundo.

“Te hace fuerte”

No todas las chicas tienen la misma experiencia. Y ese halo de peligrosidad que tiene la industria del modelaje no es del todo infundado. Ana Julia no recomienda viajar como modelo antes de que se cumplan los 18 años. Para ella fue muy traumático hacerlo, a pesar de que cruzó la frontera brasileña a los 21. Se enfrentó, en Chile, al acoso del director de una agencia, y cuando ella lo encaró, fue él quien la acusó a ella, por lo que tuvo que salir anticipadamente de ese país.

Empezar a una edad muy temprana es ahora pan de todos los días. Cada vez más modelos empiezan a los 14 y hasta los 13 años, algo que, para algunos, debería ser ilegal. Sin embargo, casi en ningún país occidental lo es contra la ley si lo hacen con el consentimiento de los padres. A quien ahora entrevisto es a Sofía Durán, también de la agencia HG Management, quien tiene apenas 17 años y ya lleva tres de modelar. Aún no es mayor de edad y ya estuvo en Alemania, en las Fashion Week de Berlín y de Hamburgo, lo que para ella fue una verdadera prueba de fuego, pues era apenas una niña y no sabía el idioma, además de que llegó en pleno invierno berlinés.

Sofía vivió durante un tiempo en el típico departamento de modelos, en donde puedes encontrar gente de todos los países, pero también de todos los grados de educación y con todo tipo de problemas. Su experiencia fue buena y se dedicó a trabajar, aunque confiesa que ahí fue donde realmente dio un salto hacia la madurez y hacia la independencia.

Daniela tuvo el mismo aprendizaje en Nueva York, en su primer viaje al extranjero. Estuvo tres meses y concluye que esa ciudad es “la verdadera jungla de asfalto, pues ahí nadie tiene siquiera tiempo de ser amable con nadie, y la competencia es tan férrea que se deshumaniza el contacto con las demás modelos”. Pero ambas coinciden en que los viajes las han fortalecido.

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¿Es buen negocio?

“La vida de una modelo es muy solitaria, porque viajas mucho y casi nunca estás en tu casa —sostiene Sofía—. Te la pasas yendo a castings en los cuales muy pocas veces te eligen. No tienes el trabajo asegurado y nunca sabes cuánto vas a ganar.”

¿Cuánto puede ganar una modelo?

“Hay trabajos desde mil pesos, hasta 30 mil; es lo que me ha tocado, por ejemplo, por un programa de televisión”, dice Sofía. “Pero puedes ganar eso en un mes y al siguiente, nada”. En Alemania le fue bien, porque hizo desfiles en los que le pagaban 200 euros por tres horas. En esos mercados el pago por horas extras es casi "religioso". Ahora piensa en Nueva York, París y Milán, adonde ha enviado sus fotografías y su perfil con ayuda de su agencia.

Otro tema que las y los modelos pelean mucho es el de la exclusividad. Para algunos es lo que hay que buscar, porque te pagan más, aunque para otros lo único que hace es limitarte. Daniela Dominique es en estos momentos la imagen de la nueva campaña de Sears, cuyo contrato firmó por exclusividad, lo que le impide trabajar para otras marcas durante varios meses.

No obstante, en las pasarelas internacionales sí es bueno conseguir una exclusividad con alguna marca. “Cada desfile paga de 500 a mil dólares —explica la ya experimentada Dominique—, así que si haces 20 puedes ganar hasta 20 mil dólares, además de la exclusividad”. Sin embargo, confiesa, que eso sería una temporada excepcional. En realidad los promedios son bastante más bajos. A Daniela le funciona porque trabaja tres meses, en los que casi solo duerme en las salas de espera de los aeropuertos, pero eso le da oportunidad de descansar otros tres meses, y así visitar a su familia en Baja California.

Acoso

Valentina Urdaneta, de la agencia Contempo, lleva cinco años de modelo, aunque nunca dejó su carrera de diseñadora de interiores en su natal Caracas. Desde hace dos años se dedicó a ello de tiempo completo. El mercado mexicano, aunque no es tan importante como el de Los Ángeles o Nueva York, también es un indicador de los fenómenos sociopolíticos en diversas regiones del mundo. Ha observado cómo llegan muchas modelos provenientes de zonas de devastación económica, como Argentina del año 2000 del presidente Fernando de la Rúa, o la recesión brasileña del reciente periodo trunco de Dilma Rousseff. O bien de naciones con problemas políticos. Nos tocó conocer a una chica que fue herida de bala en una manifestación estudiantil en Venezuela, y a una ucraniana que llegó huyendo del contexto violento previo a la revolución de Maidán en 2013. Valentina viene de un país en ruinas, al borde de una crisis humanitaria, y nos relata su experiencia. “Antes se podía ganar dinero en Caracas como modelo, pero ahora la situación no lo permite”. Hoy en las agencias mexicanas se puede ver una gran cantidad de modelos (mujeres y hombres) provenientes de Venezuela.

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En cuanto al acoso que reciben, es un fenómeno específico de este país, nos comentan. Las modelos suelen sobresalir entre el común denominador, por lo que se ven obligadas a salir a las calles “de incógnito”, o camufladas, cosa que no sucede en otras ciudades. Aquí salen vestidas lo peor posible, ocultando al máximo su belleza, para no ser blanco fácil. “En México me parece impresionante ese tema —enfatiza Valentina—, porque en Caracas una se puede poner una falda y salir a la calle, y aquí no”. Habla de la capital venezolana, que según todos los indicadores es la ciudad con mayor inseguridad del mundo entero, y aun así, siente una gran diferencia en cuanto a los niveles de acoso hacia las mujeres. “Allá te pueden piropear, se te pueden quedar viendo, pero la manera en que lo hacen aquí es más fuerte, muy pesado, y eso me da temor. Si tengo un casting en el que me debo poner un vestido, me lo cambio ahí y me regreso en jeans, para poder caminar por la calle”. Ni aun así está libre de esa mirada que desnuda de muchos hombres, de la tensión machista y la violencia contenida que conlleva. “No sé si sea una situación cultural”, dice, y afirma que observa un clasismo muy marcado aquí, “que quizá tenga que ver con eso”. “Aquí tienen muy marcadas las clases sociales, y entonces, si ves una mexicana muy linda, la ves que siempre va en carro: nunca va a caminar en la calle. Una que viene de un país donde la situación no es buena, no se puede dar el lujo de ir en taxi a todos lados, así que tienes que tomar el transporte, y ahí es donde pasa eso”.

A Ana Julia la han seguido y la han querido atacar, pero ella carga gas lacrimógeno y no teme enfrentar a los hombres y gritar si es necesario, cosa que ha tenido que hacer para que se alejen. “El acoso pasa en todos lados, pero en Brasil puedes andar en la calle sin cuidarte tanto”, coincide con Valentina. Y recuerda lo que todas las modelos extranjeras escuchan antes de viajar a nuestro país: que México es un país peligroso, que se tienen que cuidar especialmente.

Daniela y Sofía son ejemplos de cómo el mercado en México ha cambiado, puesto que hace algunos años los clientes pedían más que nada rubias de ojos azules, mientras que ahora se privilegian los perfiles más cosmopolitas, étnicos y un tanto misteriosos. Hace algunos años, era muy difícil encontrar modelos mexicanas en las agencias dedicadas a la moda y a las pasarelas: hoy es mucho más común lo que, aunado a la promoción de las modelos mexicanas en el extranjero, le da una estatura mayor a nuestro mercado. Ser modelo no tiene mucho que ver con el glamour con el que se asocia a esa profesión, y es difícil levantarse temprano todos los días para ir a uno y otro casting a ser, casi siempre, rechazadas, pero son gajes del oficio que gustosas soportan las jóvenes dedicadas a esto. Lo bueno es que hoy día no solo se trata de tener una cara bonita, un pelo rubio y un busto prominente, sino que se puede tener éxito (y viajar por todo el mundo) con un perfil más personal. Hoy se busca lo distinto más que lo arquetípico. Quizá se pueda decir que al menos en este punto, en algo las cosas han cambiado para bien. Y las modelos mexicanas están dispuestas a aprovecharlo…

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