¿Qué es Tang Ping?... la revolución silenciosa de ‘estar recostado’ que practican los jóvenes chinos y hace temblar al régimen de Xi Jinping
Surgió un movimiento en las redes sociales denominado “tang ping” (estar tirado) para oponerse a la obligación de trabajar de 9 a 21, seis días a la semana, el llamado 996
El número 996 tiene connotaciones particulares en China. Durante años, para la mayoría de los chinos fue el enunciado de una regla básica a cumplir para lograr la prosperidad. Ahora, para los más jóvenes, se trata de una pesadilla de la que quieren salir cuanto antes.
El 996 es la abreviatura del agotador horario que se convirtió en la norma en muchas empresas chinas: se trabaja de 9 de la mañana a 9 de la noche, seis días a la semana. Y ya hay un movimiento de protesta contra el 996 que va consiguiendo cada vez más adeptos: el tang ping.
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Tang ping significa adoptar una actitud de pasivo rechazo frente a la vida sobre-exigente del sistema chino y mantenerse alejado de la competencia feroz, de esforzarse por un mejor trabajo o un ascenso, comprar un departamento demasiado caro, o participar en opciones de inversión con la esperanza de hacerse rico y otros empeños similares.
Tang Ping evoluciona además hacia una filosofía nihilista que propone aceptar las limitaciones propias en lugar de superarlas, negar el dinero como medida u objeto de la felicidad y rechazar el existencialismo (qué soy, a dónde voy) como filosofía.
Esto está acompañado por nuevas demandas que las autoridades del país tendrán que ver cómo satisfacen. Esas tensiones entre las expectativas de sus padres – que pudieron progresar económicamente – y los hijos – que ven que ese progreso cada vez es más difícil – es una de las cosas que amenaza el modelo de crecimiento chino en el corto plazo.
El creciente precio de la vivienda y otras condiciones han llevado a los jóvenes a cierto escepticismo y crítica a la forma de vida de sus padres. “Estar tirado es justicia” es uno de los lemas de este movimiento que se ha transformado en la forma de protestar de una nueva generación en China que empieza a plantear sus propias demandas.
El Partido Comunista Chino notó que el denominado tang ping estaba teniendo bastante auge en la redes, por lo que empezó a restringir las conversaciones sobre el tema en internet y emprendió una campaña en los medios de comunicación estatales para rechazar la idea.
Tang Ping es sólo un ejemplo de la creciente insatisfacción contracultural por el fracaso del Partido en cumplir sus promesas. Es una resistencia pasiva a los objetivos de recuperación nacional, pero lo más significativo es que la falta de cooperación autónoma ejemplificada en tang ping es un desafío directo a la autoridad central del Estado. Después de todo, el Partido requiere conformidad social para su existencia. La agencia estatal de noticias, Xinhua, dice que “decidir ‘quedarse quieto’ ante la presión no sólo es injusto, sino también vergonzoso”.
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La negativa a participar en el “gran rejuvenecimiento de la civilización china” plantea un desafío importante al impulso esencial de Xi Jinping para el desarrollo. Necesita que la gente consuma para revitalizar la economía después de COVID-19. Necesita lucir fuerte en el escenario mundial. Puede prescindir de un ejército de objetores de conciencia.
¿Podrá Xi Jinping convencer a los jóvenes del país a participar en la siguiente fase del experimento chino, o tendrá que obligarlos? Este dilema es lo último que Xi Jinping necesita al comenzar su próximo (y probablemente último) mandato de cinco años.