1,2,3 que comience la función: La elección en Coahuila

Y llegó el 2023, ya sabíamos que la elección en Estado de México y Coahuila sería la antesala para la presidencial del 2024. Las corcholatas de López Obrador y las piezas de ajedrez en Coahuila y el Estado de México. No es por qué estemos en Coahuila simplemente, pero lo que ha pasado las últimas semanas deja un escenario sumamente interesante para analizar.

Vamos a empezar con el rompimiento de Mejía con Morena y López Obrador, después de haber estado poco más de 6 meses en la Mañanera casi por cualquier pretexto, con panorámicos por todo el estado y una “encuesta” con muchos puntos por arriba, y luego como dijera la canción “todo se derrumbó”. Armando Guadiana es el elegido. Guadiana es un soldado antiguo del movimiento de Morena y un empresario que aporto a la causa por bastantes años. Para mí, era bastante lógico que la apuesta sería por Guadiana. Si bien no es el mejor candidato, considero que Morena va a “probar” su estructura en Coahuila y por qué no alguna que otra táctica electoral rumbo al 2024, tal vez, solo tal vez, por eso, el carisma del candidato no es tan importante.

Por otro lado, tenemos primero el coqueteo de Lenin Pérez con Movimiento Ciudadano, hasta fue a tomarse la foto con Samuel García, al final, salió como que mi mamá dijo siempre que no. Todos sabemos que la ideología y las causas sociales no son lo que mueve a Lenin Pérez, sino el negocio familiar.

Sin duda, el que sale más beneficiado del rompimiento de Movimiento Ciudadano y UDC es Manolo Jiménez, aunado a que Mejía se va a ir por el verde. La estructura priísta es firme y clara, es muy difícil que el PRI tome el voto “switcher”, el voto que es cruzado o que cambia de elección a elección según el candidato, esos electores normalmente no se van por el PRI. En ese orden de ideas, lo que provoca que aumente el número de candidatos es que ese voto switcher, el de la oposición al PRI decida.

Para construir democracia, se debe hablar de democratización de los partidos políticos, empezando por el método en el que se escogen a sus candidatos. Si bien se había hablado mucho de que la alianza VA POR MÉXICO, que formaba el PAN, PRD y PRI estaba casi rota después de lo ocurrido con la reforma electoral. De repente, salió a decir Marko Cortés que siempre sí, porque el PAN llevaría mano para la presidencial del 2024. Aunque eso está por verse, en el caso particular de Coahuila, la alianza PAN-PRI representa otra cosa.

Coahuila es un estado que nunca ha tenido alternancia política, es decir, ningún partido diferente al PRI ha ganado la gubernatura, nunca. Los vicios políticos y sobre todo electorales, que se viven en Coahuila son de las décadas de los sesenta y setenta. Si bien el PAN es un partido pequeño en Coahuila, es decir, no tiene las proporciones de Querétaro o Guanajuato, es un partido de tradición e ideales, como pocos que quedan. Sus miembros, no todos claro, vivieron el PRI autoritario, ese PRI que no negociaba. Cuando Marko Cortés anunció la alianza en Coahuila, no pensó en esos militantes que tienen toda su vida, luchando contra el PRI.

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Para construir la democracia participativa que todas y todos soñamos necesitamos que empiece también dentro de la vida partidaria. Las alianzas opositoras deben de representar, idealmente, las causas sociales, eso que mueve a la sociedad civil y a las personas en general. Yo solo espero que esta elección no se trata otra vez de las propuestas de siempre, las recicladas de otras elecciones y del golpeteo político, como si fuera una competencia por saber quién robo menos o quien tiene menos escándalos políticos. Los retos que tiene Coahuila, y el país en general, son mucho más complejos que hace 3 ó 6 años, requerimos propuestas políticas de calidad, que no están pensadas solamente para una elección, que estén pensadas para las próximas décadas. Necesitamos candidatas y candidatas que sean Ciudadanos de Tiempo Completo, primero, y luego todo lo demás.