2023: ¿traiciones partidistas o juego de espejos? (2)

Opinión
/ 24 agosto 2022
true

¿Cuáles son las características de la cultura política torreonense que la hacen proclive a la traición? En ese juego de espejos preelectoral, ¿cuál es el peso político electoral de los priistas traicioneros para incidir –de manera determinante– en los resultados electorales de 2023?

La cultura política del torreonense, contraria a la saltillense que hunde sus raíces desde la Colonia, es resultado de su corta edad histórica; surge con el capitalismo temprano, migrante y multicultural, impulsado por Porfirio Díaz. Por ello, sus valores son, entre otros, el individualismo, la ética de trabajo, la competencia, la frontalidad sin barrocos verbales, el orgullo de sí mismos y la mirada puesta en el futuro.

Esos valores preñaron, en mayor medida, una región para dar luz a la Comarca Lagunera, con Gómez Palacio y Lerdo, Durango. Y afirmaron, de esta manera, un regionalismo a ultranza, con la consabida superioridad moral y la pretendida autonomía política respecto a Coahuila y Durango.

Francisco Villa, como ícono central de la cultura política torreonense, resume sus rasgos distintivos así: individualista, inconforme, creativo, rebelde, indisciplinado y libre de los poderes establecidos.

En sentido inverso a la cultura política saltillense, cocida en el hervor cotidiano de la institucionalidad del poder político, los políticos torreonenses viven alejados de ese poder y presos de un dilema permanente: “construimos la utopía del Estado de La Laguna o implementamos la realidad de tomar ese poder por asalto”.

Por eso, el arribo de Miguel Riquelme a la gubernatura de Coahuila en 1917 es crucial para dar respuesta a ese dilema. Riquelme es el primer gobernador de cepa torreonense; los exgobernadores Braulio Fernández y Eliseo Mendoza nacieron en San Pedro, Coahuila.

¿Cuál fue el primer pensamiento de los políticos priistas torreonenses al ver colmada su postergada aspiración de tomar por asalto el poder estatal? “De aquí somos y no nos movemos (y háganle como quieran porque portamos camiseta del Santos y traemos itacate de gorditas y tortas de pierna y aguacate)”. En su agitada mente, hicieron cálculos generacionales para ubicarse –en posiciones de poder– a sí mismos y a su progenie.

Sin embargo, durante tres años, Riquelme miró a cada uno de ellos, de manera aguda e inteligente, y llegó a una conclusión distinta: su sucesor no será torreonense. ¿Por qué Miguel no escogió su a relevo de entre su círculo más cercano de priistas torreonenses? Justo es decirlo, había sólo uno, a quien el mismo Miguel considera su hermano, que tenía la capacidad de reemplazarlo. Empero, este supo anteponer los intereses de Coahuila –y de su hermano– por encima de los suyos y decidió apoyar su decisión.

Tres son las razones de Riquelme para no seleccionar a su sucesor de entre su círculo íntimo de torreonenses: 1.- Él entiende que no poseen, por cultura política, la capacidad de dar certeza, blindaje y continuidad institucional a su legado. 2.- Sabe, además, que Coahuila requiere un perfil electoral fresco con alta rentabilidad política para derrotar a la 4T. 3.- Tiene claro, también, que ese perfil debe contar con la capacidad de liderar un recambio generacional y político con una visión del siglo 21.

¿Recogerán esos torreonenses su itacate y regresarán a Torreón –para siempre– con sus camisetas del Santos manchadas de aguacate? De ninguna manera. Varios de ellos jugarán, por capacidad y experiencia, un papel importante el próximo sexenio, de ganar las elecciones el sucesor de Miguel.

Estamos en la Casa de Espejos de la feria de Coahuila. En un espejo oval diminuto aparece la figura de Jorge Luis Morán, en otro rectangular, pero cóncavo, sale Mario Cepeda, deforme. Más allá, un espejo roto refleja la imagen quebrada de Shamir Fernández.

¿Qué hay detrás de esas distorsionadas imágenes? ¿Son traiciones agradecidas o peligros electorales para el PRI? ¿Quiénes más en la Comarca Lagunera de Coahuila andan como venados lampareados con el reflejo de esos espejos?

Continuará...

Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.

Temas



Columna: Panóptico

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM