2024: La bicicleta, la mejor aliada para los propósitos de Año Nuevo
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Pocas personas podrían imaginarse que algo tan simple como trasladarse en una bicicleta pudiese tener un impacto tan grande en distintos temas, que no se limitan a la movilidad de las ciudades. El mejoramiento de condiciones atmosféricas, el mejor disfrute del entorno urbano, la prevención de enfermedades cardiovasculares, se cuentan entre los muchos beneficios de usarla.
Se atribuye generalmente la creación de la bicicleta a Karl Von Drais, quien en 1817 llevó a las calles de Alemania la “Draisiana”, vehículo de madera, de dos ruedas en línea, impulsado por quien la conducía, aunque no contaba entonces con pedales y tenía un freno precario. Si bien aún existe polémica sobre la precisión del dato de su origen, dada la existencia de un boceto de autoría de Leonardo Da Vinci, es a partir de la invención de Von Drais que se comienza a difundir su uso en países europeos.
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El modelo original fue modificado en varias ocasiones, cambiando el tamaño de las ruedas, la forma de tracción, la forma de frenado, buscando la mejor manera de utilizarla con confianza por la persona al frente del manubrio. Es hasta 1885 que el inglés John Kemp Starley crea la llamada “safety bicycle” o bicicleta de seguridad, considerada el antecesor directo de la bicicleta moderna. Por ello es que se le considera a este personaje como el padre de la bicicleta moderna.
Este último modelo fue objeto de modificaciones y adiciones posteriores que derivaron en la variedad de tipos de bicicleta que tenemos disponibles y usamos hoy en día. Las hay tanto para recorrer las calles pavimentadas como para rodar a campo traviesa; para competencias deportivas como para recorridos recreativos. Las hay para el trabajo, incluso con aditamentos para dar tracción a pequeños remolques o canastas frontales. Existen modelos para personas jóvenes y personas adultas mayores. Me arriesgaría a afirmar que no existe en la historia de la humanidad vehículo tan versátil y tan fácilmente adaptable a prácticamente cualquier necesidad de uso.
En estos días, en que nos encontramos aún planeando la manera de materializar los propósitos de Año Nuevo, conviene considerar este magnífico vehículo como una herramienta útil y eficiente para lograr el cometido. Si el propósito es activarse físicamente y bajar de peso, ejercitarse en bicicleta es una excelente opción para un ejercicio de bajo impacto y grandes beneficios para el sistema cardiovascular. Existen varios colectivos ciclistas en la ciudad que están abiertos a la integración de nuevas personas que quieran familiarizarse con el uso de este vehículo; los hay tanto para principiantes como para personas más experimentadas, tanto para rodar entre semana como en fin de semana y son fáciles de encontrar en redes sociales.
Si el propósito es llegar más temprano al trabajo, previendo las cargas vehiculares de inicio de año, conviene considerar a la bicicleta como una alternativa de transporte para distancias medias, eligiendo recorridos seguros, particularmente si nos estamos iniciando en esta forma de movilidad. También en este punto los colectivos ciclistas son de gran utilidad para familiarizarnos con las reglas de seguridad vial y personal al trasladarnos en dos ruedas.
Si el propósito es socializar, conocer gente interesante y hacer más amigas y amigos, la bicicleta es también un útil accesorio para ello. Nuevamente, los colectivos ciclistas aportan también ese gran beneficio, por la gran diversidad de personas que podemos encontrar ahí, quienes generalmente están de buenas y son enormemente amables, muy probablemente por la actitud que caracteriza a quienes se mueven en bici y por la gran cantidad de endorfinas producto de la actividad física que conlleva. Vale señalar que el apoyo y el ánimo de las y los demás integrantes de un colectivo ayuda a no desfallecer en el propósito.
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Y así podríamos seguir repasando distintos propósitos en que la bicicleta resulta la mejor aliada para lograrlos, pero las líneas disponibles no serían suficientes para abordarlos todos. Ojalá que este año, amiga y amigo lector, sea el de desempolvar la bici, si la tenemos guardada, o hacer una de las mejores inversiones posibles, adquiriéndola si aún no contamos con una. De entre quienes conozco, nadie se ha arrepentido de usarla y convertirla en una buena amiga, así que la apuesta es prácticamente segura. Además, el mejor futuro posible de las ciudades tiene muchas bicicletas en el horizonte; una de ellas podría ser la nuestra.
jruiz@imaginemoscs.org