Matachinada en Festival
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Se acerca el aniversario de la fundación de Saltillo y el Instituto Municipal de Cultura, con Iván Márquez a la cabeza, prepara un magnífico programa para el Festival "Saltillo eres tú", mejor que ningún otro este año, para festejar dignamente los 435 que cumple nuestra ciudad.
El programa incluye, entre otras muchas cosas, el evento denominado "Matachinada", que reúne a todos los grupos de matachines o danzantes típicos de Saltillo (aquí siempre han sido "matachines" y no "matlachines" como equivocadamente hoy los llaman algunos) en una sola danza impresionante por el número de participantes.
Lo anterior me remite a mi niñez, cuando en la fiesta del Santo Cristo de la Capilla, el 6 de agosto, nuestros padres nos llevaban a ver a los matachines. "Ver a los matachines" significaba asistir un buen rato a la danza que durante todo el día ejecutaban los danzantes que integraban la tradicional Danza del Ojo de Agua en el atrio de la catedral. Y a fuerza de ver, y con alguna explicación de mi padre, acabábamos los niños de entender el simbolismo de la lucha del bien contra el mal ejemplificado en la coreografía y los movimientos de los danzantes, al simular la batalla entre moros y cristianos acompañados por la música de un tambor y un violín. Asistir al ritual concluyente de su ofrenda era una delicia, cuando en un momento específico de las evoluciones de la danza, las dos filas de matachines forman un círculo en torno al "viejo de la danza", y después de bailar los sones más tradicionales como "El indio", "El zoquetal" y "El juego de cuatro en fondo", cada danzante dispara la flecha simulada de su arco. El viejo muere de inmediato, y en un acto por demás simbólico, los danzantes cubren con sus coloridos penachos el cuerpo del viejo para significar el triunfo del bien sobre el mal. Una vez concluido el ritual, los niños sabíamos que el malvado viejo de la danza no volvería a molestarnos, y el sentimiento se confirmaba con los estallidos de la pólvora en una coreografía de luces y colores realizada en el escenario del Cielo, para reforzar la victoria de los danzantes y concluir el homenaje al Señor de la Capilla.
Hoy raramente ejecutan el ritual de la muerte del viejo de la danza. Sólo la representan los grupos tradicionales como la Danza del Ojo de Agua, y en ocasiones especiales. Sin embargo, subsisten más de 60 sones para el baile y los danzantes ejecutan alrededor de 180 pasos diferentes. Subsiste también el atuendo tradicional, aunque modificado en pequeños detalles por su costo. Penacho de plumas coloridas; camisa y calzonera color rosa mexicano; chaleco corto y enagua abierta a los lados, bordados con lentejuelas y trozos de carrizos rematados en una borla de estambre con chaquira; calcetas rojas y huaraches o sandalias con lámina en la suela para marcar el ritmo de la danza y cuyo peculiar sonido se une al que producen los carrizos, el accionar de la flecha simulada en el arco y el de las piedritas del guaje en una mano. En otros tiempos, la enagua o falda llevaba pequeños espejos redondos entre cada hilera de carrizos, y los chalecos una imagen religiosa en la espalda. El traje del viejo de la danza lleva tiras de tela de colores colgando y una máscara horripilante. Suele llevar una muñeca de trapo y un látigo para asustar o entretener a los niños que presencian la danza.
La danza de los matachines fue una más de las aportaciones culturales y beneficios sociales que junto con el sarape, el membrillo, el maguey, la fruticultura, las productivas huertas, la paz y el trabajo tesonero, trajeron los tlaxcaltecas cuando en 1591 vinieron a establecer el pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala a un costado de la antigua villa de Saltillo.
edsota@yahoo.com.mx