Agenda de pendientes (2)

Opinión
/ 8 febrero 2023
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Me comunico poco. La gente me reclama. No tengo todos los artilugios de la novedad de la tecnología digital. No soy high tech. El problema es mío. Y no me interesa. Hoy en mi vida, en mi vejez a punto de cumplir 158 años (58 pues, y muy raspados. Demasiado repasados y raspados), tengo tan hartos pendientes que la verdad estimado lector, estoy confundido. Demasiado confundido. Lo que era de mi interés ayer, hoy a nadie le interesa. Lo que era de interés ayer para un millonario... a los millonarios de hoy, no les dice nada. En absoluto nada.

¿Estoy viejo? Sin duda. ¿Me voy a morir? Pero caramba, me he tardado en ello. ¿Sufro? En lo más mínimo. Con este chingadazo de vida he tenido. ¿Reencarnar? pero por Dios, a quién se le ocurre semejante barrabasada. Es tan aburrido esto, que la tragedia de los vampiros es eso: vivir eternamente. Ayer chupaban la sangre limpia y burbujeante de una adolescente núbil, bella, lozana y atávica... ¿Hoy? Si acaso se atreven a salir de su choza, castillo o ataúd, se van a chupar en la sangre de los jóvenes, drogas, alcohol, cigarros, mala vida, cero cultura... en fin. Este ya no es mi mundo.

En un poema, el chileno Gonzalo Rojas escribe: “¿Qué es lo que leerán los perros en el color/ de este mundo?, ¿A Dios/ que los hizo perros y no hombres?” Hoy es lo contrario, creo que usted lo sabe o lo siente: hoy en día, un perro o cualquier animalillo es más querido, protegido o amado, que un ser humano. El año pasado pasó lo siguiente. Los ciudadanos aman más a su perro... que a un humano. El 5 de agosto de 2022 más de un centenar de ciudadanos taparon la principal arteria de Saltillo (Blvd. Carranza) para protestar por la muerte de una perra de raza “Chihuahua” llamada “Mary” y exigir justicia porque quien la mató, le dio cinco puñaladas.

Pero esos ciudadanos preocupados en “exigir justicia” por un pinche animalillo tieso, no salieron a protestar ni se conmovieron, ni se indignaron, ni tomaron las calles ni desataron guerra de memes ni likes cuando en día subsecuente (10 de agosto), una niña de 14 años en la colonia Mirasierra fue raptada por tres sujetos por más de 20 horas donde fue víctima de múltiples abusos sexuales. Importa más un pinche perro, no la vida de la niña.

Y siempre que viene a mi escasa sesera lo anterior, la preliminar analogía, me viene a mi cabezota lo siguiente: hay una película de una saga. Ignoro si ya van cuatro o cinco. O seis o siete. Es intrascendente. Parece que ya está como serie en Netflix. He visto dos. Creo recordar dos. Es “John Wick” (Juan el malvado, el malévolo), estelarizada por Keanu Reeves. Son cintas sanguinarias. El tema es: muere la esposa del asesino (JW) de muerte natural, pero unos punks rusos desadaptados sociales le matan al perro que dejó como herencia sentimental la esposa. Éste, en venganza por la muerte del perro... mata a 84 seres humanos en la primera cinta.

No es broma. Es la realidad. Es decir, son conductas que influyen y permean en las mentes primarias y moldeables de la sociedad que vive en las redes sociales. Un perro es intocable; una niña violada hasta la saciedad por tres tipos drogados, es intrascendente. Los perros son amados. Los humanos son despojos, ceniza, polvo. La nada. Este ya no es mi mundo.

ESQUINA-BAJAN

Sigo pensando lo mismo: lo único que nos va a sacar adelante (imposible hoy) es la cultura y la educación. Siempre y platicando en tertulia con el analista y melómano Raymundo Mendoza, éste me advierte de lo siguiente: es increíble la atrofia, los trastornos de lectura y escritura de niños y adolescentes. Las llamadas disgrafías juveniles. Los chavos ya no pueden leer un texto simple y comprenderlo cabalmente. Hoy, cientos de ellos ya no saben o no pueden escribir su nombre en papel en blanco.

Si usted es de los humanos que creen que un chango, un perro, un delfín o una rata son animales “inteligentes”, lo respeto. Pero no; es instinto, no inteligencia. Los únicos changos inteligentes pues somos nosotros, los humanos. Yo en lo personal usted lo sabe: soy hijo de Dios altísimo, no vengo del chango, de un mandril, de un mono: aunque lo parezco con tanto pinche pelambre sobre mi rostro y cuerpo.

Con la llegada de Internet, estamos dejando de ser humanos. Cuando usted y yo escribimos, cuando arrastramos lápiz sobre papel (actividad cognitiva), se ponen a trabajar cuatro de cinco partes del cerebro. Mediante los estudios de neuro-imagen se puede observar la actividad del cerebro al realizar lo anterior en personas vivas. ¿Ver Netflix, hacer zapping, revisar las “notificaciones” en el celular, mirar un partido de soccer de la liga infantil (Tigres o Rayados), son actividades cerebrales?, ¿Los changos cocinan?, ¿Los delfines ven Tigres vs Rayados y les importa? Lo bien cierto es lo siguiente....

No hay orden ni concierto. Incluso para acabarla de chingar, las fechas ya no me importan. En mi caso ya sólo importan ciertos pendientes focalizados. Pero lea: “México, país con más periodistas en peligro. 14 asesinados en 2022”. “Matan a 4 en el centro de Zacatecas”. ¿Sabe dónde estimado lector? A un lado del Museo “Manuel Felguérez”... en fin. Le tengo un mensaje lector: de hoy en adelante y con cierta frecuencia, como no veo nada bueno en ningún lugar en este abnegado país el cual Andrés Manuel López Obrador lleva al despeñadero, las letras minúsculas siempre van a ser las siguientes....

LETRAS MINÚSCULAS

Este ya no es mi mundo...

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