Al salir de la boca del lobo
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José Mujica, expresidente uruguayo es ejemplo de sobriedad, congruencia y lealtad
José Mujica morirá pronto. Esta en vísperas de sus 90 años. El expresidente uruguayo es ejemplo de sobriedad, congruencia y lealtad.
Militante del humanismo internacionalista, José padece cáncer en fase terminal. Aun maneja su mellado VW. Sus vecinos y todo el vecindario le respetan.
Superviviente a las luchas sociales. A las campañas de exterminio de los militares. En un país donde casi la mitad de la población no profesa ninguna fe.
José Mujica sentó las bases de un país emergente. Sin caer en las tentaciones de sus vecinos argentinos, chilenos o brasileños. Las de enriquecerse y favorecer a sus amigos.
Al trascender de este plano, muchos de los jefes de estado latinoamericanos como también aquellos afines a su pensar, les compete aplicar mucho del testamento filosófico, moral y de conciencia de José.
De corazón panteísta, respetuoso de quienes si ejercen el derecho a un credo, confiesa como el paso de los años le ha impedido poder creer.
Los años de la guerrilla, de donar el 90 % de su sueldo para los menos favorecidos de la tierra, lo recubren con singular destreza.
Es seguro, al salir de la boca del lobo, de los túneles, de las golpizas de los militares, de sobrevivir sin mancharse, ya es ejemplo de pulcritud. Ninguno de los seis balazos recibidos en su cuerpo lo detuvieron. Hasta las fugas de prisión con aura de legendario. Dormirá permanente para dar la respuesta a su humanidad. Quien está del otro lado del universo.