AMLO, un mafioso que amaga a magistrados
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Un terapeuta sexual le preguntó a su paciente: “¿Sufre usted de eyaculación prematura?”. “Yo no –respondió el tipo–. La que la sufre es mi pareja”. El facultativo no hizo caso de esa ególatra respuesta y volvió a preguntar: “¿En qué momento experimenta usted el orgasmo?”. Contestó el sujeto: “Entre ‘¿Cómo te llamas?’ y ‘¿De qué signo eres’?”. (Cierto karateka contrajo matrimonio. La noche de las bodas se precipitó sobre su desposada al tiempo que lanzaba el intimidante grito del karate: “¡Yaaaaaa!”. Segundos después le preguntó ella, desilusionada: “¿Ya?”)... Los chistes sicalípticos, vale decir pícaros, atrevidos o picantes, tienen diverso color según el país en que se narran. En España son verdes, azules en Estados Unidos y rojos o colorados en México. Pues bien: el cuento que sirve de prefación o introito a mi comentario de hoy es verde, azul y rojo. Un señor de edad madura –por los 70 andaría ya– acudió a una sala de tatuajes y le pidió al encargado que le tatuara un corazoncito en el bálano. Así se llama el extremo del atributo varonil. El tatuador, entre extrañado y divertido, le preguntó por qué deseaba tener ahí el dibujo de un corazón. Respondió en tono de ilusión el veterano: “Para ver si me da un paro cardíaco”... Al paro o suspensión de labores del Poder Judicial, el presidente (con minúscula) López Obrador ha respondido con insultos y sarcasmos. Las reformas que propone figuran entre las más aberrantes y nocivas que han salido de su caprichosa voluntad, y no sólo atentan contra la estructura de ese Poder: lo destruyen al convertirlo en una dependencia del Ejecutivo. La medida forma parte del plan urdido por el cacique de la 4T para hacer de México un país en el cual el estatismo absolutista supla al ejercicio democrático. La manera en que conforme a esa iniciativa serán elegidos los jueces y magistrados es absolutamente irracional; pondrá la aplicación de la justicia en manos de gente sin preparación y propiciará que lleguen a esos cargos elementos impulsados por la delincuencia organizada, ya sea delincuencia criminal o delincuencia política. (Esos dos tipos de delincuencia, según se ha puesto de manifiesto en Sinaloa, están entreverados). El paro de labores de los funcionarios y empleados del Poder Judicial se apega a la legalidad y tiene su cimiento en la justicia. El burdo chantaje que AMLO ha pretendido hacer a los magistrados, al presionarlos para que dejen el cargo si quieren recibir sus pensiones, es una acción indigna de un mandatario. Con eso López se rebaja al nivel de un mafioso que intenta hacer ofertas que no se puedan rechazar. Tener un presidente así da pena, y preocupa vivir en un país en el cual la voluntad de un individuo con talante dictatorial atropella la legalidad y destruye las instituciones en que se finca la existencia sana y ordenada de la comunidad. Decir que nos esperan malos tiempos no es pesimismo. Es realismo... El hijo de don Poseidón se iba a casar. La víspera del matrimonio su padre le regaló una escopeta cuata. El muchacho se desconcertó. Le dijo a su padre: “Un arma no me parece un regalo adecuado. Yo esperaba un reloj”. “¿Un reloj? –gruñó el progenitor–. Supongamos que llegas a tu casa y encuentras a tu mujer en la cama con un hombre. ¿Qué harás? ¿Tomarles el tiempo?”... El paciente le solicitó a su médico: “Dígame cuál es la causa de mi continuo cansancio. Pero no use terminología complicada: dígamelo en términos sencillos”. Respondió el facultativo: “No tiene usted nada. Lo que pasa es que es güevón”. Pidió el sujeto: “Ahora dígamelo en términos complicados, para explicárselo a mi esposa”... FIN.
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