Áreas urbanas: El impacto de las heladas

Opinión
/ 15 enero 2025

Es importante considerar la gran diversidad de retos que presentan para las ciudades, a efecto de poder enfrentarlos

Las heladas son un fenómeno meteorológico que cada año experimentamos en nuestras ciudades. Se manifiestan cuando la temperatura desciende por debajo de los cero grados centígrados, llegando a formar una capa de hielo sobre superficies a la intemperie.

Su impacto en las áreas urbanas puede ser relevante, particularmente en las actividades humanas, la infraestructura y la economía. Es importante considerar la gran diversidad de retos que presentan para las ciudades, a efecto de poder enfrentarlos.

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En la infraestructura urbana el impacto de las heladas llega a ser drástico. Las bajas temperaturas y la formación de hielo generan problemas en la superficie de banquetas y vialidades, edificaciones y redes de servicios.

En el caso de vialidades y banquetas, el hielo que se forma al congelarse el agua presente en su superficie las vuelve resbaladizas, incrementando drásticamente el riesgo de accidentes peatonales y vehiculares.

Asimismo, el agua acumulada en grietas del pavimento y áreas peatonales se expande al congelarse, lo que provoca baches y daños estructurales considerables. A este fenómeno se le conoce como crioclastia o gelifracción.

En edificaciones, las tuberías de agua son particularmente vulnerables, ya que al congelarse el agua que conducen, esta se expande, fracturándolas. El peso del agua congelada acumulada en techos y estructuras urbanas puede provocar su colapso.

La movilidad, tanto pública como privada, puede sufrir interrupciones durante las heladas. Aeropuertos, carreteras y demás infraestructura se vuelven peligrosos, por lo que su servicio llega a ser interrumpido, lo que provoca retrasos y cancelaciones.

La economía también se ve fuertemente impactada. Cada año los gobiernos locales deben invertir una cantidad importante de recursos para reparar los daños causados por las heladas, además de invertir en maquinaria y productos para la remoción de hielo.

Dadas las dificultades de traslado y los problemas de salud, el ausentismo en lugares de trabajo aumenta de manera considerable, lo que resulta en un entorpecimiento de las actividades y, en consecuencia, genera un impacto sensible en la productividad.

Además, debido a que el flujo de personas en las calles se reduce sustancialmente, los negocios ven afectadas sus ventas. Aun aquellos que cuentan con servicio de entrega a domicilio sufren pérdidas por las limitaciones de movilidad y el potencial riesgo de accidentes.

También existen afectaciones de orden ambiental. Durante las heladas, la vegetación de parques, jardines y arbolado urbano puede sufrir daños importantes, sobre todo las plantas ornamentales que no están adaptadas a temperaturas extremas.

La sal utilizada para derretir el hielo en vialidades y banquetas puede tener un impacto ambiental negativo de llegar a arroyos y suelo natural, afectando la calidad del agua y dañando las raíces de plantas y árboles.

La población de animales silvestres en las ciudades sufre estragos, sobre todo los derivados de la muerte por congelación. Los animales domésticos también se ven afectados, especialmente cuando no se les provee de refugio y cuidados adecuados.

No obstante, las heladas también pueden representar beneficios para las ciudades. Uno de los más notorios es el control natural de plagas. Las bajas temperaturas pueden impactar la fauna nociva, como insectos o roedores, limitando su reproducción.

Se dificulta también la supervivencia y propagación de ciertos vectores sanitarios, capaces de propagar enfermedades severas, como el dengue y zika, lo que se suma a la recuperación de especies que son depredadores naturales de estos insectos.

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Durante las heladas, las emisiones contaminantes y partículas suspendidas en el aire pueden ser controladas por la condensación de la humedad ambiental, así como ser retenidas por la escarcha o el hielo formados en superficies descubiertas.

La reducción del tráfico urbano y de ciertas actividades productivas generadoras de contaminación puede ayudar a una mejora sensible en la calidad del aire de la ciudad, aportando un entorno más saludable para el ser humano y otros seres vivos.

Es importante que seamos conscientes de las afectaciones provocadas por las heladas, así como fomentar una cultura de prevención ante los riesgos que estas representan para las ciudades y para quienes las habitamos.

Una ciudad que aprende a convivir con las dinámicas climáticas y se prepara para enfrentar sus efectos, es una ciudad con un futuro posible.

jruiz@imaginemoscs.org

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