Block de Notas (65): La insólita historia del hacker mexicano que rastreó a informantes del FBI

Opinión
/ 7 julio 2025

¿Sabe usted cómo el Cártel de Sinaloa contrató a dicho sabio de las computadoras y del espionaje? Porque vieron un anuncio del tipo

Monterrey. Siempre aparece la ciudad de Monterrey en mi vida. Para bien y para mal. Amo y detesto a Monterrey, como amo y detesto a mi ciudad, Saltillo. A la cual no la cambio por nada. Por dos largos periodos de mi vida (cada uno de seis años de tiempo completo allá) he disfrutado y he padecido dicha ciudad. Creo recordar, a inicios de este milenio, antes de regresar a esta ciudad, me marcaron de una revista de la Ciudad de México (se les dice revistas “nacionales”, ¡puf!, aunque sólo tienen presencia en el Distrito Federal y poca presencia en estados del interior, en fin. Ya todas desaparecieron hoy). Me marcaron y me pidieron una entrevista con un capitán de empresa regio. Pagaban bien.

Les dije que sí, claro. Hice la cita con el staff y oficina de dicho millonario regio de media tabla, pero al fin millonario, y me dijeron estaba bien, pero tenía que esperar. Un día cualquiera, me marcaron: la cita estaba pactada para el día siguiente. ¿Y las fotos? Pues caray, tengo dos buenas cámaras profesionales de alto rango, pero soy bastante malo para retratar. Soy escritor, no fotógrafo. ¿Cómo salir del atolladero? Fácil, marqué un número de un anuncio de un fotógrafo de eventos sociales: bodas, quince años, bautizos, y al final decía: “y todo tipo de evento social”.

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Le marqué al número que aparecía en su anuncio en el periódico (no había Internet tan avanzado como hoy, señor lector. Gracias a Dios), pactamos el precio convenido y al siguiente día nos vimos en la compañía del empresario. Yo hice mi trabajo, el fotógrafo el suyo. Y aquí viene la buena historia: el maestro retratista no tenía ni la más mínima pinche idea de quién era el millonario. Él sólo le dijo: “Oiga, póngase aquí, con corbata. Sin corbata, póngase de perfil. Ahora use este casco de seguridad. No, no se cruce de brazos, ande, así está mejor...”.

Lo peor o lo mejor: el megaempresario regio obedeció todo el tiempo. El señor retratista jamás supo con quién estaba. Ya luego, me entregó la sesión fotográfica, le pagué y fin, las fotos y su crédito aparecieron en la Ciudad de México, gustó tanto su chamba... que le ofrecieron un contrato. A él, no a mí. Repito, lo localicé mediante un anuncio en un diario regio. Así de simple y sencillo.

Avanzamos. El día de hoy y lo anterior es para contextualizar lo siguiente, de verdadero espanto, pero una gran lección la cual merece ser enmarcada. ¿Usted qué piensa de un agente de seguridad gringo el día de hoy? ¿Espionaje, contraespionaje? Sí, como aquellos personajes memorables de John le Carré, Agatha Christie, sin Arthur Conan Doyle... ¿Usted piensa que, en el día de hoy y ahora, los agentes infiltrados, registrados o debidamente acreditados en México del famoso FBI, o cualquier agencia norteamericana, son los más preparados del universo; imposible que cometer algún error? ¿Son o usted cree que son invencibles e invulnerables?

Lo siguiente es letra impresa y verdadera, no conjeturas ni falsa información de las redes sociales, lo cual todo lo pudre en un instante. Asústate panteón: el pasado 28 de junio y como siempre, VANGUARDIA publicó una discreta nota, pero la cual es gigante: “Rastreó hacker del Cártel de Sinaloa a informantes del FBI con cámaras de la Ciudad de México”.

ESQUINA-BAJAN

Nota 1: ¿Talento mexicano? Caray, lo hay y de alta estratosfera. Lea lo siguiente: “Rastreó narcohacker a informantes de la DEA”, según una auditoría del Inspector General del Departamento de Justicia norteamericano. Lo anterior fue en 2018, mientras el FBI (que se creía todopoderoso) investigaba el caso de las drogas y poder de “El Chapo”. Caray, un mexicano sin rostro −tal vez regordete y de pelos parados e hirsutos, y comiendo a diario un tamal atacado en un bolillo− rastreó y supo todos los movimientos del FBI, la DEA y sus aliados mexicanos. No es broma

Nota 2: De acuerdo con el informe, del cual se están conociendo fragmentos y, repito, VANGUARDIA viene publicando notas e información a diario, “... el hacker también utilizó el sistema de cámaras de la Ciudad de México para seguir al ALAT (Agregado Legal Adjunto) por la ciudad e identificar a las personas con las que se reunió...”. Y según dicho informe, ¿sabe usted cómo el Cártel de Sinaloa contrató a dicho sabio de las computadoras y del espionaje? Porque vieron un anuncio del tipo que se anunciaba como alguien que “ofrecía diversos servicios relacionados con la explotación de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos”.

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Nota 3: ¿Increíble? Así lo parece, pero la realidad en ocasiones es más burda y trivial: un mexicano, del cual no sabemos nada, espió al FBI y a la DEA, y a todo el gobierno mexicano y nadie, nadie se dio cuenta en su momento. ¡Ja! Lo anterior me ha recordado, cómo no, el más famoso anuncio literario jamás superado en las letras latinoamericanas: sí, es el de Carlos Fuentes en “Aura”. Usted lo sabe de memoria...

Nota 4: “Se solicita historiador joven. Ordenado. Escrupuloso. Conocedor de la lengua francesa. Conocimiento perfecto, coloquial. Capaz de desempeñar labores de secretario. Juventud, conocimiento del francés...”. Lo demás es historia. Es uno de los más grandes y bellos triángulos amorosos (fantasmas, pues) de la literatura latinoamericana.

LETRAS MINÚSCULAS

¿FBI, DEA, gobierno norteamericano invencible? Un hacker mexicano que se anunciaba para ofrecer sus servicios en el periódico cotidiano, los tuvo en su mano...

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