Cambia la vida. Lo que queda de Correos de México en Saltillo
No hubo servicio tan noble como el de correos, que existió prácticamente en todos los países del mundo. Se encargaba de enviar la correspondencia particular y oficial a su destino y la distribuía entre aquellos a los que iba destinada. La historia da cuenta de su existencia aun en las civilizaciones más antiguas. A través de todas las épocas, el sistema de correos satisfizo la necesidad de comunicación entre los hombres, reyes y súbditos, entre generales y sus ejércitos en tiempos de guerra y entre familiares dispersos en distintos lugares. Llevaba y traía noticias mediante corredores, emisarios, mensajeros y en la vida moderna, los carteros, hoy desaparecidos.
El antiguo sistema de correos ha sido desplazado por modernos sistemas de comunicación instantánea y eficiente a través de satélites, casi a cualquier parte del mundo y en tiempo real. El correo en México cumplió en ese sentido una de las funciones sociales más nobles a través de su historia, incluida la oficina de Correos en Saltillo. Denominado por un tiempo Servicio Postal Mexicano (SEPOMEX), dicho nombre no logró sepultar en el olvido el más digno y original de Correos de México y le fue devuelto. No obstante su gloriosa historia, ese servicio público ha decaído sin remedio en México y en todo el mundo.
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Papel importante jugó el correo mexicano durante las guerras de independencia y de intervenciones extranjeras, llevando en sus valijas los sentimientos de libertad y patriotismo y las noticias de triunfos y derrotas. Un ejemplo de su valiosa función en la historia de Saltillo se encuentra en el libro “Cartas de Querétaro. Saltillenses en la caída del Segundo Imperio”, de Javier Villarreal Lozano. Además de la aportación que hace a la historia de ese periodo en Coahuila, su lectura resulta muy ilustrativa en cuanto al noble desempeño de Correos de México durante el Sitio de Querétaro, en 1867. Gracias a las cartas enviadas desde el campo de batalla, la población recibía noticias de familiares y se enteraba del desarrollo de la lucha.
El Periódico Oficial pudo mantener informados a los saltillenses mediante la correspondencia cruzada entre Antonio García Carrillo, redactor en jefe del Periódico Oficial del estado, y Victoriano Cepeda, Ismael Salas, Blas Rodríguez y Miguel López, militares coahuilenses que combatían por la República en el Sitio. Una vez obtenido el triunfo por los republicanos, que marcó el final de la Intervención francesa en México, fue prontamente consignado en las misivas dirigidas a Saltillo y su noticia publicada en la ciudad por García Carrillo. Las fechas de las cartas, enviadas desde el campo de batalla y reproducidas en el libro, también dejan ver la rapidez con la que en esa época trabajaba el correo.
En el siglo 19, la Oficina de Correos de México en Saltillo se alojaba en el número 2 de la calle Galeana, hoy Aldama. De ahí se mudó a la esquina de Mina y Victoria y, poco después, se puso de manifiesto el celo y la responsabilidad de los empleados cuando la oficina hubo de cambiarse, alrededor de 1902, a menos de una cuadra hacia el poniente por la misma calle de Victoria. A fin de no detener el servicio de correo, que en algún caso podía ser de vital importancia para el remitente o para el destinatario de la correspondencia, se decidió hacer la mudanza de noche, cargando los propios empleados el mobiliario y enseres de la oficina. Contaban que lo más pesado fue cargar la antigua caja fuerte, de esas negras de puro fierro, grandotas como un ropero. La oficina se instaló en una antigua casona en la calle Victoria antes de Acuña, quizás, la que fue del coronel Garza Galán, gobernador de Coahuila.
Correos de México ha funcionado desde entonces en ese mismo lugar, remodelado y reconstruido el edificio en diferentes ocasiones. Reducido hoy su espacio, no se parece en nada al amplio y espacioso local que fue en los años 60, con amplias oficinas y áreas para los usuarios, con dos grandes mesas de granito donde podían escribir o rotular su correspondencia y pegar las estampillas que habían comprado en la ventanilla. Correos de México lleva más de 120 años funcionando en el mismo lugar, pero su servicio se limita casi al de paquetería. No cabe duda, las cosas cambian, el mundo da vueltas.