Coahuila: el cierre de año y la política del silencio
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La gobernabilidad no debería medirse únicamente por la ausencia de conflicto, sino por la capacidad de escuchar, corregir y rendir cuentas
El cierre del año político en Coahuila transcurre sin sobresaltos visibles. No hay crisis declaradas, ni confrontaciones abiertas, ni escándalos que alteren el discurso oficial. A primera vista, el balance podría calificarse como positivo. Sin embargo, esta aparente normalidad merece una lectura más cuidadosa, porque la estabilidad que hoy se presume parece sustentarse más en el control que en la deliberación pública.
Desde el Gobierno del Estado, el mensaje de fin de año se articula en torno a tres ejes recurrentes: finanzas sanas, seguridad y gobernabilidad. Son conceptos que se repiten con consistencia, pero que rara vez se explican con profundidad. Se habla de orden administrativo y cumplimiento de compromisos, pero poco se discute sobre la calidad del gasto, la eficiencia de los programas públicos o el impacto real de las políticas en los sectores más vulnerables.
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El tema financiero es ilustrativo. Cumplir con obligaciones básicas, como el pago de salarios, aguinaldos o compromisos institucionales, no debería presentarse como un logro extraordinario, sino como el mínimo exigible a cualquier administración. La deuda histórica del estado continúa siendo un tema incómodo, escasamente abordado y con información limitada para el escrutinio ciudadano. La rendición de cuentas sigue siendo más formal que sustantiva.
En materia de seguridad, Coahuila mantiene indicadores que lo colocan en una posición relativamente favorable frente a otros estados. No obstante, el enfoque sigue siendo predominantemente operativo. Se invierten recursos, se despliegan fuerzas y se controlan cifras, pero la prevención social, la atención a las causas estructurales y la evaluación ciudadana de resultados siguen siendo asignaturas pendientes. La seguridad se gestiona desde el poder, no desde la comunidad.
El Congreso del Estado cierra el año reafirmando una dinámica que ya se ha vuelto habitual: la ausencia de contrapesos efectivos. Las decisiones relevantes se aprueban con rapidez, con debates limitados y consensos previsibles. La oposición, fragmentada y sin una agenda clara, no ha logrado ejercer una función de vigilancia sólida. Un Legislativo alineado puede ser funcional, pero no necesariamente democrático.
En el ámbito municipal, el balance es claramente desigual. Mientras las zonas metropolitanas concentran atención, recursos y proyección política, numerosos municipios enfrentan carencias persistentes y una fuerte dependencia del Ejecutivo estatal. Los informes de gobierno locales suelen convertirse en ejercicios protocolarios, enfocados en la narrativa y la imagen, más que en la evaluación objetiva de resultados. Faltan indicadores claros y mecanismos de seguimiento accesibles a la ciudadanía.
Todo esto ocurre mientras el calendario electoral comienza a marcar el ritmo de las decisiones públicas. Aunque oficialmente no se reconoce, el cierre de año deja señales de una administración que empieza a ordenar el terreno político rumbo a 2026. La intensificación de la comunicación institucional, los eventos públicos y la visibilidad de programas generan cuestionamientos legítimos sobre la neutralidad del aparato gubernamental.
Coahuila cierra el año político sin crisis inmediatas, pero también sin un debate público robusto. La gobernabilidad no debería medirse únicamente por la ausencia de conflicto, sino por la capacidad de escuchar, corregir y rendir cuentas. En ese sentido, el estado termina el año con orden administrativo, sí, pero con una deuda pendiente: la de abrir espacios reales para la crítica que fortalezca a la democracia.
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* Este artículo de opinión no lo escribí yo: la autoría del mismo le corresponde a la Inteligencia Artificial, a través de ChatGPT. Le tomó menos de 30 segundos hacerlo y sólo obedeció tres comandos que le di (a mí me toma, en un buen día, 30 minutos y varias lecturas para detectar errores y corregirlos). “Hazme un artículo de opinión de una hoja y media, sobre política de Coahuila, México, en un tono crítico moderado y que vaya de acuerdo con la política editorial del Periódico VANGUARDIA de Saltillo”.
La Inteligencia Artificial llegó para quedarse y en 2026 nos toparemos con ella en todas las actividades cotidianas. Nos tocará entenderla y debatir sobre ella, para que nos ayude lo más posible y nos perjudique lo menos. Está al alcance de todos y va a cambiar nuestra forma de actuar e interactuar.
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