Coahuila: El eclipse total y la capacidad de carga turística

El eclipse total de sol, que recorrió el norte del continente este lunes, fue un evento histórico para México, dada la distancia temporal entre su antecedente y el siguiente. El eclipse solar total inmediato anterior ocurrió en 1991 y el próximo ocurrirá hasta marzo de 2052.

Este extraordinario acontecimiento astronómico, más allá del interés científico que genera, detonó interesantes dinámicas dignas de analizarse. Una de estas dinámicas tiene que ver directamente con la planeación de los asentamientos humanos.

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Ubiquémonos en Cuatro Ciénegas de Carranza, Pueblo Mágico de la Región Centro del estado, que cuenta con una de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) más importantes del País. En este lugar el fenómeno astronómico pudo apreciarse con una cobertura del sol de prácticamente el 100 por ciento.

El atractivo de acudir a este lugar para observar el eclipse total, visitar una destacada ANP, así como disfrutar de lo que ofrece uno de los pueblos mágicos más visitados de Coahuila, puso a Cuatro Ciénegas en la mira del turismo regional, nacional y extranjero.

Sumemos a lo anterior que el eclipse tuvo lugar el lunes 8 de abril, justo después de la segunda semana de vacaciones de Semana Santa, contando además con suspensión oficial de clases en el Estado por el acontecimiento. El panorama era inmejorable para atraer visitantes.

De acuerdo con una nota de VANGUARDIA del pasado 3 de abril, se esperaban en el lugar 9 mil turistas para actividades relacionadas con el eclipse. Sin embargo, existen estimaciones de que se llegaron a recibir hasta 15 mil visitantes, pudiendo incluso este número ser mayor.

Tengamos en cuenta que este municipio cuenta con una población de aproximadamente 13 mil habitantes. De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE), Cuatro Ciénegas cuenta con 15 unidades económicas dedicadas a servicios de alojamiento temporal, además de 36 unidades económicas dedicadas a servicios de preparación de alimentos y bebidas.

La capacidad de acogida de turistas, evidentemente, es limitada. ¿Cómo se puede abastecer la demanda que genera una afluencia de visitantes que al menos dobla la población de derecho del lugar? La respuesta a esta pregunta es aún más compleja cuando consideramos que el evento es atípico, por lo que la capacidad de respuesta que demanda no precisa de permanencia al no existir garantía de que la afluencia sea recurrente y sostenida.

Lugares como las Dunas de Yeso, el ahora llamado Río San Marcos y la Poza Azul se vieron en necesidad de limitar el acceso a nuevos visitantes por superar la capacidad de carga. Diversos restaurantes se encontraron en imposibilidad de atender la demanda de alimentos por el personal y los insumos disponibles. Algo similar sucedió con los servicios de hospedaje, viéndose saturados incluso los alojamientos informales.

Evidentemente, la derrama económica generada fue sustanciosa y para nada despreciable. Sin embargo, entre el turismo que llegó por primera vez hubo quien no vivió la mejor experiencia por la dificultad de contar con todos los satisfactores que se esperan en un destino turístico, lo que afectará la elección de este destino para su próxima visita.

Lo anterior revive naturalmente la necesidad de establecer capacidades de carga a distintas escalas. Es decir, no sólo la capacidad de carga propia de cada establecimiento, sino también la capacidad de carga del Pueblo Mágico como una unidad funcional interrelacionada y mecanismos eficaces y eficientes para comunicarla y hacerla efectiva.

Esto no es nuevo, existen distintas experiencias en el mundo sobre un exitoso control de visitantes, garantizando la mejor experiencia de sus visitantes y el mayor provecho para sus habitantes, a partir de la suficiencia de satisfactores y servicios.

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Por ejemplo, Machu Picchu introdujo un sistema de turnos de entrada y límite diario de 5 mil visitantes en 2022. Islas Galápagos limitó el número anual de visitantes, controlando las actividades permitidas. Cinque Terre, en Italia, cuenta con una tarjeta de acceso por compra en línea, promoviendo la distribución de visitantes entre los sitios frecuentados.

Pero tal vez el caso más emblemático es el de Bután, país que limita el número de visados turísticos y requiere que los visitantes contraten un paquete todo incluido, controlando el flujo y asegurando los ingresos de los locales. Diagnosticar, establecer y gestionar adecuadamente las capacidades de carga garantiza a los sitios con vocación turística un futuro posible.

jruiz@imaginemoscs.org