Coahuila: El PRI y sus candidatos al Congreso del Estado
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Un partido fuerte necesita enviar a la contienda a candidatos triunfadores, con el fin de que como legisladores eviten convertir al Poder Legislativo en una oficina burocrática que tome acuerdos bajo la mesa
De aquí en adelante será tema recurrente hablar del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en su actividad preparatoria para buscar estrategias que le den claridad sobre los candidatos que ocuparán los lugares en las curules de la próxima legislatura.
En la palestra será importante que esté presente el cabildeo del secretario de Gobierno, quien conoce bien los caminos de la política, a fin de que, con las fuerzas existentes y la coincidencia con el presidente estatal de ese partido, sigan indicaciones y demuestren que saben tejer fino y defender al equipo para el que juegan.
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Se debe tener muy presente que, si la elección legislativa pudiera estar en riesgo, el camino a la gubernatura puede sufrir un mal equilibrio, sobre todo en esta época en que Morena dispone de activos partidarios y económicos, lo que le da preeminencia y le permite imponer las reglas del juego.
El trabajo que emprenda el partido en el poder debe ser arduo, pues se trata de enfrentar en la contienda a candidatos identificados con las mayorías, como en la actual legislatura, donde la votación rebasó con ventaja a los opositores, otorgándoles la confianza y dándoles un revés a los otros partidos, cuyas posiciones en las curules son mínimas y sin peligro, por más estridentes que sean.
Esa forma caprichosa y rígida, como se manejó el partido anteriormente, se empató con el estilo similar en que se manipulaba al gobierno estatal, con imposiciones derivadas en un criterio absolutista, que acumuló inconformidades de parte de sus partidarios. Los que se fueron de su partido deben ser convencidos de que el gobierno realmente está trabajando y recibirlos como al hijo pródigo.
El periodo de gestación pronto empezará con la designación de quienes representarán a los comités municipales, que planearán los trabajos mediante la elaboración de una arquitectura cuyos cimientos soporten una construcción fuerte que catapulte a los que jugarán por una curul.
Para sustentar ese logro es imprescindible que dentro del partido exista unidad y que esta sea resguardada para la contienda, pues de esa forma se adquiere valor político, el cual debe dar vida al partido, ya que sin ese valor los ideales no serían viables.
Hoy en día son otros tiempos, donde la democracia quiere asentarse nutriéndose de los auténticos anhelos del pueblo. Sin embargo, todavía existen quienes se empeñan en repelerla. Nuestros gobernantes siempre han puesto como ejemplo al coahuilense Francisco I. Madero, quien postuló como bandera el sufragio libre, por lo tanto, imitémoslo propugnando una legítima democracia cuyos beneficios alcancen a todos.
La manera de vigorizar la fuerza del PRI es fortificándolo y abonándole directrices que promuevan una homogeneidad de pensamiento, basados en su doctrina, con militantes bien alineados con su instituto político, teniendo firme el sentido de democracia con sus ideas fundamentales, y si son electos, trabajar como legisladores, no sólo por una retribución económica, sino ser realmente parte de un contrapeso del Poder Ejecutivo y no desempeñando un papel lacayuno.
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En su momento, el comportamiento de sus candidatos debe reflejar procederes conductuales pulcros, de manera que su penetración en el electorado les proporcione la seguridad de su aceptación. En un gobierno que tiene encima un régimen que trabaja bajo su ideología y no sobre las soluciones reales de una sociedad necesitada, es necesario hacerle frente –en el buen sentido–, de manera que los entes que conforman y sostienen la estructura gubernamental del Gobierno local cuenten, además, con un partido que lo avale creando una fuerza irrompible, como ya ha sucedido en otras entidades.
Un partido fuerte necesita enviar a la contienda a candidatos triunfadores, con el fin de que como legisladores eviten convertir al Poder Legislativo en una oficina burocrática que tome acuerdos bajo la mesa. Se necesita un Congreso activo, dinámico, que no sólo trabaje en las iniciativas del Ejecutivo, pues también los diputados pueden hacerlo. Se necesita un Congreso que destierre la parquedad que podría darse.
Se lo digo EN SERIO.
