Coahuila y el ‘huachicol’: ¿cuál es la historia detrás?

En tan sólo una semana, autoridades federales han informado el decomiso de más de 17 millones de litros de combustible robado en la Región Sureste de Coahuila. El primer caso ocurrió el pasado 29 de junio, cuando se aseguraron casi dos millones de litros; el segundo se registró ayer e implicó la detección de casi 15 millones y medio de litros.

En ambos casos, el combustible se detectó en “ferrotanques”, es decir, de grandes contenedores diseñados para ser movilizados por ferrocarril, lo cual evidencia que se trata de una operación realizada con la necesaria participación de múltiples agentes, públicos y privados.

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No está claro cómo llegó el combustible a la Región Sureste de Coahuila, pero la información que han dado a conocer las autoridades apunta en una dirección concreta: se trata del denominado “huachicol fiscal”, es decir, de combustible que se importa desde los Estados Unidos, pero con documentación en la cual se declara otro producto.

La existencia de este fenómeno data de hace al menos una década, pero −como es ampliamente conocido− fue en el sexenio pasado cuando éste cobró notoriedad debido a la campaña que el Gobierno de la República emprendió en contra del robo y comercialización ilegal de combustibles en el país.

Como se ha dicho repetidamente también, se trata de un problema sobre el cual la administración de Andrés Manuel López Obrador dijo haberse impuesto e incluso, en el último día de su administración, aseguró haberlo reducido prácticamente a cero.

Las acciones de los últimos días, en los que se han asestado golpes y desmantelado redes de robo y trasiego de combustibles en cinco entidades de la República, entre ellas Coahuila, parecen dejar claro que la “guerra contra el huachicol” no ha terminado y que las bandas delincuenciales que se dedican a esta ilícita actividad siguen operando.

Llama la atención, desde luego, que haya sido Coahuila en donde se registrara el mayor decomiso de la historia, pues los casi 15 millones y medio de litros incautados ayer superan cualquier otro operativo realizado en el pasado.

¿Cuáles son las condiciones que ubican a nuestra entidad como un territorio “fértil” para el desarrollo de esta actividad?

La pregunta no es solamente pertinente, sino obligada porque, como se ha señalado de forma insistente, se trata de una actividad que resulta imposible de entender si no es con la complicidad y/o connivencia de autoridades gubernamentales a un alto nivel.

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Y es que si el combustible fue “importado” tuvo que cruzar en algún puerto fronterizo y ser objeto de revisiones por parte del personal responsable de la aduana por la cual cruzó. ¿Nadie se dio cuenta de que los ferrotanques venían cargados de combustible en lugar del producto que indicaban los pedimentos correspondientes?

Cabría esperar que las interrogantes que el anuncio ha generado sean respondidas a satisfacción por parte de las autoridades y que ello se traduzca, desde luego, en la identificación y persecución de quienes se ubican detrás de esta criminal operación.