Compilación de pícaras coplas mexicanas

Opinión
/ 21 marzo 2023
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No sólo me gusta recoger refranes; gusto también de buscar coplas, especialmente las que se han hecho en México. Difícil es determinar su origen, pues sucede con ellas como con las canciones: algunas que creemos mexicanas son extranjeras, y al revés. Por ejemplo, aquella que dice: “En el tronco de un árbol una niña / grabó su nombre henchida de placer...”, es canción cubana, lo mismo que “El Adiós del Soldado”. Por el contrario, en muchas partes piensan que “Sobre las Olas” es un vals vienés, y es más mexicano que el pulque, aunque ciertamente más fino.

¿Qué es una copla? Es una composición poética corta, escrita en verso, que se hace para expresar sentimientos −generalmente de amor, que son los más sentimentales− o pensamientos de filosofía popular, ya graves, ya festivos, de los cuales se quiere dejar memoria entre la gente. Casi siempre la copla tiene origen popular, aunque también las hay −como las de Jorge Manrique o Antonio Machado− escritas por autores cultos. No está por demás decir que la palabra “copla” viene de “cópula”, en este caso referido el vocablo a la unión de los versos. He aquí algunos ejemplos de coplas presumiblemente mexicanas:

“Un beso te quiero dar, / pero de fijo no sé / ni cuándo lo he de empezar / ni cuando lo acabaré”.

“Llévate la lima, / llévate el limón, / llévate las llaves / de mi corazón”.

“El amor de las mujeres / es como el de las gallinas, / que en faltándoles el gallo / a cualquier pollo se arriman. / El amor de las mujeres / es como lumbre en pajar: / una vez que se ha encendido / ya no se puede apagar”.

“De tu ventana a la mía / me tirastes un limón. / Lo dulce quedó en el aire / lo amargo en mi corazón”.

“La mujer que quiere a dos / es discreta y entendida: / si una vela se le apaga / la otra le queda encendida. / La mujer que quiere a dos / los quiere como a hermanitos: / al uno le pone cuernos, / al otro los pitoncitos”. (Los “pitoncitos” son los senos).

“Dos flores bellas tenía / un amante cuitlacoche, / y así de las dos decía: / ‘Una es mi huele de noche, / la otra mi apesta de día’”.

“Desde que te vi venir / le dije a mi corazón: / ¡Qué bonita piedrecita / para darme un tropezón!”.

“Si me muero, de mi barro / hágase, comadre, un jarro. / Si tiene sed, en él beba. / Si a la boca se le pega / son los besos de su charro”.

“Tortolita enlutadita, / dime quién se te murió. / Si se te murió tu amante / no llores, que aquí estoy yo”.

“De domingo en domingo / te veo la cara / cuando vas a la misa / por la mañana. / Cielito lindo: / yo bien quisiera / que toda la semana / domingo fuera”.

“Un zapatero fue a misa, / y no hallando qué rezar, / andaba por los altares: / ‘¡Zapatos qué remendar!’”.

“Qué tristes quedan los campos / cuando el sol se va poniendo. / Así quedan los amantes / cuando se están despidiendo”.

“Lázalo, lázalo, lázalo; / lázalo que se te va. / Dame un besito, morena, / de pura casualidá”.

“Señores, ya no les canto. / Ya me duele la garganta. / Será porque no me han dado / de esa agüita que ataranta”.

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