Consummatum est: La venganza de AMLO está consumada

Opinión
/ 25 agosto 2024

“En el nuevo gobierno, el Presidente no tendrá palomas mensajeras, ni halcones amenazantes para el Poder Judicial”, dijo AMLO como Presidente electo en 2018.

Habíamos sido advertidos: era un peligro para México. Lo creímos en el 2006 porque nos venció el miedo a perder lo que se tenía, luego en 2018 el hartazgo fue mayor a tomar el riesgo y resultó Presidente.

AMLO venía por la revancha, había sido tratado como un traidor y delincuente, violador de amparos y desafiante de la figura de autoridad. Su interpretación de víctima y defensor del pueblo sabio dio resultados: al fin, y ya sentado en la silla del maleficio, activó el andamiaje necesario y la maquinaria para ir cobrándose las afrentas. Según la conseja de Ruiz de Alarcón: “La culpa pide la pena y el agravio la venganza”.

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Llegó hasta donde le fue permitido en el primer trienio de sus diputados, pero se le atravesó el 2021 y, tanto el pueblo como el INE, rompieron la ecuación que lo llevaría al absolutismo. El coraje fue mayúsculo.

El siguiente paso fue ir fabricando una candidatura y al mismo tiempo engrosar las arcas para la batalla final del 2024 y, de lo que sobrara, saciar el apetito de la camarilla que lo fue apoyando a través de los años.

El sexenio de la simulación había sido efectivo en el discurso al pueblo desde la mañanera, pero nada hubiera sido sin los múltiples subsidios a niños, jóvenes sin quehaceres, madres solteras y adultos mayores.

Su paso por el PRI le enseñó las suficientes mañas para contener al pueblo y su hambre diaria, sólo que él traspasó las fronteras.

Los pristas hicieron algo bueno a través de la educación a los mexicanos que, al fin de cuentas, abrió los ojos a la sociedad para darse cuenta de los engaños, las triquiñuelas y mil tranzas con las que los políticos aseguraban el futuro de cinco generaciones completas. También dotaron de vivienda a los trabajadores, construyeron carreteras, aeropuertos, muelles, infraestructura turística, crédito a los trabajadores, sistemas pensionarios, de seguridad social y de salud.

La mala copia de los morenistas, que al fin de cuentas en su mayoría vienen del PRI, PRD y PAN, no solamente escatimó los presupuestos de salud, seguridad social, pública y de obras prioritarias, sino que estiraron la mano al dinero de los trabajadores en sus afores para concluir sus obras sexenales.

Llegado el triunfo de su candidata, se dio cuenta que no era suficiente el número de votos para completar su jugada final, entonces emitió la orden desde Palacio para procurarse una mayoría absoluta, a fin de echar a andar la última de las venganzas: en contra del Poder Judicial.

Cabe anotar que esta maniobra tiene una doble intención: la venganza, pero también la impunidad, y es que a los hijos mayores del Presidente les ha dado por andar haciendo negocios al amparo del poder, y lo peor es que han sido descubiertos a través de sus socios, que para que resulten libres de culpas se requiere de un poder sumiso e inexperto.

Resulta una paradoja que quien pretendía imitar a Juárez, termine viviendo en Palacio Nacional, pero acabando con la estructura del poder que llevó al Benemérito de las Américas a ser presidente. Qué sublime.

Hasta hoy la iniciativa contempla: 1) La administración del Poder Judicial estará a cargo de un Órgano de Administración Judicial, reemplazando al Consejo de la Judicatura Federal. 2) Magistradas y magistrados de circuito, jueces y juezas de distrito, serán electos mediante ternas que el Presidente de la República someta a consideración del Senado. 3) La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se integrará de nueve ministras y ministros, en lugar de 11. 4) Las ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia durarán en su encargo 12 años, en lugar de 15, y se elimina el derecho a un haber de retiro.

5) Las ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia, magistradas y magistrados de circuito, y juezas y jueces de distrito, serán electos de manera directa y secreta por la ciudadanía el primer domingo de junio en las elecciones ordinarias del año que corresponda. 6) Queda expresamente prohibido que, en el ámbito del Poder Judicial de la Federación, no podrán crearse ni mantenerse en operación fondos, fideicomisos, mandatos o contratos análogos que no estén previstos en la ley. Y las más graves: 7) Tratándose de controversias constitucionales o de acciones de inconstitucionalidad planteadas respecto de normas generales, en ningún caso su admisión dará lugar a la suspensión de la norma cuestionada y 8) Tratándose de juicios de amparo que resuelvan la inconstitucionalidad de normas generales, en ningún caso las sentencias que se dicten fijarán efectos generales.

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Es decir, un rotundo agandalle y golpe de Estado a la nación mexicana para que los tres poderes pertenezcan y reporten al ejecutivo federal y más aun sin recurso legal alguno.

Fuera de los discursos desde el poder y de la defensa a la misma hecha por el Lelo de Larrea, la lucha de los trabajadores del Poder Judicial por defender sus derechos es legítima y su paro de labores no hace otra cosa que denunciar el atropello a las instituciones y los riesgos para la justicia pronta y expedita a la que aspiramos los mexicanos.

Pasará la reforma judicial, a toda luces ilegal e infundada, y lo hará por razones políticas, legando a la Presidenta electa un verdadero costal de alacranes y serpientes venenosas. Ojalá la cordura tenga un pequeño espacio en la primera Presidenta, porque si no los estragos serán mayúsculos.

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