Los despojos de la educación en Coahuila

Opinión
/ 18 agosto 2024

Grandes oportunidades perdidas podrían definir el haber educativo del estado a través de sus administradores y burócratas.

En un proceso que inició con Humberto, primero secretario y luego gobernador, la Secretaría de Educación (Sedu) se fue convirtiendo en un monstruo burocrático usado para el pago de facturas políticas.

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Si analizamos la estructura organizacional de la Sedu desde 1999 a la fecha, nos toparemos con un grupúsculo dominado por la familia de mentores del apellido de la “M” y de aliados del moreirato, que fueron dejando sucesión, incluso cuando fueron movidos a otras responsabilidades gubernamentales.

Con Humberto como gobernador, y a pesar de que había ocupado la dependencia durante tres años, sus nominaciones terminaron en el encumbramiento de personajes que solamente se dedicaron a administrar la abultada nómina, pero que no aportaron programa alguno en pos de una educación de calidad.

La única propuesta para dotar a la educación en Coahuila de un programa innovador y de impacto social fue hecha por el profe Andrés Mendoza, en el año del efímero Jorge Torres, en que ocupó la secretaría, al presentar el esquema de la educación inclusiva como mecanismo, a fin de dotar al alumnado de oportunidades negadas y además implementando el programa de prensa en tu escuela.

Seguidamente Rubén, si bien es cierto nombró a dos exrectores de la UAdeC, o escuela de cuadros del PRI, no les permitió mover más que a un par de funcionarios, dejando la administración de los aspectos fundamentales de la secretaria a sus más fieles alfiles a saber: manejo de nóminas y asignación de plazas y programas “especiales”, que es donde el dinero abunda para otros fines.

Posteriormente, con el gerente de negocios de la marca, al finado amigo Higinio González lo rodearon de alfiles moreirianos que enteraban al diputado de mentiritas de cualquier movimiento en pos del desarrollo educativo y que implicara que los zánganos se pusieran a mover el lápiz, y la orden de bloqueo llegaba de inmediato.

Aun así, la férrea voluntad y sensibilidad del profe Higinio dotó a la secretaria de un área de vinculación con el sector productivo que logró la adecuación de los contenidos académicos a las necesidades del mercado laboral.

A su muerte, llegó Pancho Saracho, y aun cuando no pudo mover ni con el pétalo de una rosa a la nomenclatura magisterial que tiene bajo sitio a la Sedu, su aportación fue significativa, ya que al oponerse a la reforma educativa de la Nueva Escuela Mexicana federal, entregó a los alumnos de primaria y secundaria libros de texto, digamos, no contaminados del adoctrinamiento de los de la 4T.

Con el nuevo gobierno, un joven funcionario llegó como titular y después de un análisis de desempeño del grupo compacto HMV-RMV-CMV, fue presentada una propuesta al gobernador, quien encargó a Pimentel la delicada tarea de negociar las sustituciones y movimientos internos con el grupo mencionado y operar una cicatrización, aunque con ello no se pensara en el desarrollo de la educación y sí en el posicionamiento político de ambos grupos.

Malo el cuento en lo que hace a la finalidad de la secretaría, que finca su proceder en el desarrollo de las potencialidades de niños y jóvenes de estado, pero que le está apostando a no encender fuegos administrativos; en pocas palabras, su finalidad será quién tendrá el poder de la nómina y de las asignaciones.

De ahí que personajes “intocables” como Jorge Salcido, nefastos como López Romania o el mapache mayor, Carolina Castillo, continúen en sus puestos haciendo de las suyas sin la anuencia y conocimiento de Emanuel Garza. ¡Haya cosa!

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Con esos personajes que tiene que soportar Emanuel, será punto menos que imposible que se llegue a la meta fijada por el gobernador Jiménez: “Posicionar la educación de Coahuila en los primeros lugares de calidad educativa de la OCDE para 2040”.

Recuerde, secretario, que para lograr esa meta que trascenderá a su ejercicio gubernamental, se deberá emular a Kalantri: “Para frenar la corrupción, uno debe ser valiente para enfrentar y acabar con los corruptos”.

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