¿Cuánta información debe compartir un empresario con sus colaboradores?

Opinión
/ 12 septiembre 2023
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Quienes dirigen una empresa se enfrentan a diario con cientos de desafíos y uno de los más cruciales es la gestión adecuada de la información. Aquello que sus colaboradores necesitan para ejecutar de forma adecuada su rol es, al mismo tiempo que un facilitador, un gran reto. ¿Qué tipo de información deberías compartir con ellos? ¿Cuánta información? ¿De qué manera hacerlo y cuáles son los beneficios y los riesgos involucrados?

Para abordar este tema voy a compartir con ustedes una metáfora que resume a la perfección el papel que deberían adoptar como empresarios: me refiero a la orquesta. Considero que el rol del director de una empresa tiene muchas similitudes con el director de una orquesta. De hecho, para que una orquesta sea exitosa, debe contar con un director talentoso. Pero, ¿de qué depende ese talento?

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En el escenario empresarial, no se trata de controlar cada nota, como tampoco de dejar que cada músico haga lo que quiera. La clave está en proporcionar la partitura adecuada a cada miembro de tu equipo, permitiendo que desplieguen su maestría individual mientras trabajan en armonía.

Es posible que surja la duda sobre compartir demasiada información y con ello crear un futuro competidor. En contraposición, también puede suceder que, a pesar de que los colaboradores tengan toda la información a su disposición no ejecuten su rol de manera adecuada. Entonces, ¿cuál es la solución? Encontrar un equilibrio.

A medida que la empresa crece y se vuelve más compleja de gestionar, será prácticamente indispensable que se transmita la información adecuada al equipo. Tanto el enfoque hermético o el total acceso a la misma, no son sostenibles a largo plazo.

La clave está en centrarnos en las personas y en cómo lideramos nuestros equipos, lo que nos lleva a pensar a la empresa en términos de funciones, resultados y autonomía, no en acumulación de tareas.

Para llegar a ese razonamiento, te propongo considerar tres preguntas esenciales:

> ¿Qué impacto tiene la función de un miembro de tu equipo en el resultado del negocio y cómo puedes cuantificar esto en un período de tiempo determinado?

> ¿Quién es la persona adecuada para ejecutar ese rol y si posee las capacidades necesarias?

> ¿Con qué información o recursos necesita contar para llevar a cabo su misión sin necesidad de intervenciones externas?

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Estas preguntas pueden revelar mucho, especialmente en las áreas en las que hoy estés teniendo problemas. Entre lo que revelan, es posible que noten que comúnmente los colaboradores siguen una partitura diferente a la establecida o que simplemente carecen de ella. Este ejercicio también te ayudará a evaluar la capacidad de tus colaboradores.

Al enfocarnos en destacar la importancia de que todos los colaboradores, sin importar su nivel en la organización, tengan metas claras, acceso a la información relevante y comprendan cómo su trabajo se relaciona con los resultados y con el resto de la empresa, obtendrás una visión clara del panorama, podrás tomar decisiones informadas y colaborar con las necesidades de tu equipo de manera más eficiente.

Te propongo que retomemos la metáfora que te comenté al comienzo de esta columna y que imagines a tu empresa como una orquesta. Cada miembro es un instrumento, un experto en su campo. Tu papel como líder no es imponer una melodía rígida, sino proporcionar una partitura que brinde dirección y contexto. Tu misión, como director de orquesta, es marcar el ritmo y coordinar la intensidad de los instrumentos, pero sin dictar cada nota.

De esto se trata la verdadera autonomía, de que permitas que los expertos desplieguen su virtuosismo en su dominio.

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La partitura empresarial debe ser un hilo conductor común, pero lo suficientemente flexible para satisfacer las necesidades únicas de cada equipo. Al igual que en la música, donde diferentes instrumentos requieren indicaciones específicas, cada equipo necesita información adaptada para lograr la sincronización perfecta.

La combinación de dirección y autonomía es lo que permite que la sinfonía empresarial se desarrolle con fluidez y eficacia. La gestión se asemeja a la dirección de una orquesta magistral, donde el líder proporciona la partitura adecuada y marca el ritmo, permitiendo que cada especialista aporte su destreza en su campo.

La información es el combustible de esta sinfonía empresarial, y su distribución equilibrada fomenta la autonomía y la colaboración efectiva. Así como en una orquesta afinada, los resultados son melodías de éxito y crecimiento que resuenan en toda la organización.

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