Deportación masiva; una política extrema y costosa, que tendría efectos negativos en la seguridad
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Durante la Gran Depresión de la década de los 30s, Estados Unidos deportó a más de un millón de compatriotas, cifra que representó el seis por ciento de la población de nuestro país, y México no se hundió.
En 1954 en la operación “Wet Back” las autoridades estadounidenses deportaron a 1.3 millones de paisanos, lo que representó el 4.3 por ciento de los habitantes, y México no se hundió. Si este último porcentaje se aplicara a la población actual -131 millones—esto implicaría la deportación de 5.6 millones de personas; un verdadero tsunami.
Veamos el contexto: se estima que hay 11 millones de ilegales en Estados Unidos, de ellos, 4 millones son mexicanos; el 36 por ciento. Una deportación masiva es una política extrema y costosa que tendría efectos negativos en la seguridad, la economía y la sociedad del país expulsor.
Hay que decir que Trump no partirá de cero, pues el gobierno de Biden deportó, hasta 2023 más de 450 mil ilegales; en promedio 150 mil al año, y muchos de ellos permanecieron en nuestra frontera norte. Trump buscará superar esos números, ¿250 mil o 300 mil deportados anualmente?
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Se piensa que en una primera fase las personas a deportar serían los más de 425 mil no residentes acusados de algún delito, seguirían luego quienes ya tienen orden de deportación, que son 600 mil personas, y después quienes se encuentran en libertad condicional, alrededor de 400 mil.
Lo anterior da un total de un millón 425 individuos, cifra muy lejana a los 11 millones ya mencionados.
Sin embargo, no resulta fácil deportar a tanta gente, pues existen barreras legales a la deportación, ya que cada ilegal tiene derecho a un proceso individual que lleva tiempo, y hay abogados defensores que apoyan a los migrantes.
Por otra parte, Texas le ofrece a Trump terrenos para construir centros de detención, además, hay sheriffs y los 27 gobernadores republicanos que podrían sumarse para deportar gente, lo que le costará a Estados Unidos una gran cantidad de dinero.
Mientras ellos se preparan, el gobierno mexicano parece subestimar la amenaza, la que tiene un ingrediente preocupante, ya que el puerto de ingreso a Estados Unidos es el de retorno, y la frontera mexicana es punto de encuentro del 80 por ciento de los migrantes.
el gobierno de Biden se totalizaron 8 millones de encuentros en nuestra frontera. Por si esto fuera poco, en el presupuesto federal de 2025 vienen recortes tanto al Instituto Nacional de Migración como a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, ésta última con un patético presupuesto de 48 millones de pesos.
Las principales ciudades fronterizas del norte de nuestro país son: Ciudad Juárez, Tijuana, Mexicali, Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Piedras Negras, Ciudad Acuña y Ojinaga. Otra mala señal: de estas nueve poblaciones, seis colindan con Texas, y ya sabemos la postura que tiene su gobernador.
Estos serían los principales centros de retorno de los deportados, correspondiendo a Coahuila dos de ellos.
Habría que ver si en el presupuesto estatal se contemplan rubros relacionados con la migración, y aquí viene otra mala señal, pues del gobierno federal no se puede esperar gran cosa.
En 2021 tuvimos una crisis migratoria en Coahuila, y para Ciudad Acuña, su alcalde señaló que los centros de atención podían atender máximo a 3 mil personas. En Piedras Negras en diciembre de 2023 se contabilizaron 4 mil migrantes. Esto nos da una idea de la capacidad de estas dos ciudades.
Para Estados Unidos resulta más económico deportar a los ilegales en nuestra frontera, ahorrándose pasajes de avión a destinos más lejanos, lo que nos vuelve todavía más vulnerables. La 4 T parece visualizar una llovizna, pero ¿no estaremos ante un huracán?
Reconocimiento, honda huella que dejó en sus alumnos el insigne maestro Miguel Agustín Perales, quien nos enseñó con gran sapiencia, literatura en el bachillerato del Colegio México. Sirvan estas líneas para expresar nuestro agradecimiento.