El despido a Gertz: las 3 razones centrales
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Durante los próximos meses se acumularán evidencias sobre el desafío presentado por Alejandro Gertz Manero -y otros actores- contra la autoridad de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien determinó la defenestración del fiscal general como un mensaje cuyos alcances finales se desconocen hasta ahora. Los siguientes son episodios de una batalla cuya evolución está en marcha:
1.- El sabotaje contra García Harfuch. El secretario de Seguridad federal es uno de los cinco integrantes del primer círculo de acero en torno a la Presidenta. Filtraciones de Gertz en las semanas recientes, a la prensa y hacia otros ámbitos, incluso fuera del país, buscaron sabotear al principal operador de la estrategia contra el crimen organizado.
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De manera coincidente, se seguía tensando la relación del jefe policiaco con el secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla, que ha bloqueado cualquier injerencia de aquél en el manejo de la Guardia Nacional. Sin mando directo sobre efectivos ni colaboración judicial, García Harufch se convertía en un gigante con pies de barro.
El manejo del caso de la FGR contra Raúl Rocha Cantú -el estrambótico presidente de “Miss Universo”- habría incurrido en presuntas falsedades confeccionadas por un fiscal incondicional de Gertz; algunas inverosímiles, como el alegado tráfico de armas frente a Palacio Nacional. Con ello se buscaba descarrilar al fiscal especial para delitos con hidrocarburos, César Oliveros, cercano a García Harfuch y que apenas en mayo había sido colocado en esa posición por órdenes de Palacio. A la caída de Gertz, Oliveros fue ascendido al frente de la fiscalía que maneja todo el ámbito del crimen organizado.
Otro actor identificado con García Harfuch, Héctor Elizalde, fue colocado al frente de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), desplazando a Jesús Gallo, que representaba un singular pacto entre Gertz y Alfonso Romo, exjefe de la Oficina de la Presidencia bajo López Obrador.
La previsible estrecha colaboración de García Harfuch con la nueva cabeza de la FGR, Ernestina Godoy, y el poder apoyarse en los casi 26,000 efectivos de la AIC representará una bocanada de oxígeno para el primero.
2.- Jefes militares acuden a Palacio. Los secretarios de la Defensa, Ricardo Trevilla, y el de la Marina, Raymundo Morales, comparecieron ante su comandante en jefe semanas antes para reportar que denuncias de ambas instituciones judicializadas ante la fiscalía federal habían sido filtradas por operadores de Gertz en forma selectiva, depurando señalamientos contra presuntos implicados, y agregando a otros. El caso más grave fue la acción contra oficiales de la Marina ligados al huachicol fiscal. La fiscalía filtró parcialmente el expediente incompleto que le entregó la Armada. La queja de los jefes militares incluyó la presunción de que durante un lapso estimado en años, Gertz habría encubierto los nexos del extitular de la Marina, Rafael Ojeda, con el referido delito con combustibles que cometían entre otros mandos, dos sobrinos y protegidos suyos, Manuel y Fernando Farías Laguna.
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3.- La Fiscalía como ariete personal. Como han expuesto diversos expertos, Gertz nunca buscó dotar a la nueva fiscalía de un nuevo perfil, pues se sintió cómodo con el viejo modelo de la Procuraduría, pero con mayor autonomía. Ello le permitió, sin contención alguna, combatir desde su cargo a quienes consideraba sus adversarios, lo que incluyó a su cuñada Laura Morán, perseguida por años junto familiares hasta la muerte de ella, en febrero de 2024. También, al extitular de la UIF, Santiago Nieto, contra quien abrió tres causas penales; el ex consejero jurídico presidencial, Julio Scherer Ibarra, sobre el que habría ofrecido beneficios en sus causas penales a procesados a cambio de que lo acusaran de supuesta extorsión. Por no mencionar el intento de tomar control de la Universidad de las Américas Puebla, sustentada por los millonarios recursos de la Fundación Mary Street Jenkins.