El libro de texto gratuito es el árbol, ¿y el bosque? (1)
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El debate sobre los libros de texto gratuito (LTG) ha sido común desde la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (Conaliteg) por Jaime Torres Bodet, entonces Secretario de Educación Pública, bajo la presidencia de Adolfo López Mateos en 1959. Un segundo debate ocurrió con la modificación de los LTG con la Reforma Educativa impulsada por Luis Echeverría en 1970.
En ambos casos, la discusión surgió por la necesidad de ejercer un control sobre la educación de niños y jóvenes del país: ¿qué actores sociales luchaban por tener tal control? El Estado y la iglesia católica que ha tenido como aliado estratégico a la Unión de Padres de Familia fundada en 1917.
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¿Cuál es la diferencia entre esos debates y el actual?
a) En ninguno de los dos casos anteriores existía un clima de polarización social y política como ahora; que imposibilita el mínimo diálogo posible sobre el contenido de los LTG impulsados por la 4T.
b) Entonces, la iglesia católica no había sido desplazada por el Gobierno Federal para reemplazarla por las iglesias cristianas. Ella conservaba su papel como interlocutora significativa de la mayoría de los mexicanos.
c) Ni Adolfo López Mateos o Luis Echeverría (a pesar de imaginarse mesías tercermundistas) pretendían con los LTG adoctrinar a los niños y jóvenes mexicanos bajo un “modelo de transformación social”.
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d) En aquel entonces, el debate era entre un México liberal y laico versus uno conservador y católico. Hoy es entre un México liberal-democrático y uno populista-autoritario.
e) Al contrario de los LTG de la llamada “Nueva Escuela Mexicana” impulsada por la 4T: los LTG de 1959 y 1970 sí cumplieron con el proceso de consulta amplio, entre gobiernos de las entidades federativas y diversos actores involucrados en la educación, para realizarlos como lo exige la Ley General de Educación de nuestro país.
¿Por qué el debate sobre los LTG nos impide ver el bosque? La 4T tiene un proyecto político que rebasa el tema de los LTG, para apropiarse de las mentes de la mayoría de mexicanos y dominarlas de maneras sutiles, pero efectivas. En esencia, busca edificar una hegemonía cultural o ideológica sobre ellas.
¿En qué consiste dicha hegemonía? En la normalización del poder de la 4T a través de nutrir el “sentido común” de esas mayorías, en el mejor estilo de “Las Mañaneras”, de desinformación, prejuicios y medias verdades.
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Dicha hegemonía no implica una subordinación violenta o una dominación impuesta desde el Estado; por el contrario, la misma es definida y reproducida desde ese “sentido común” compartido en la cotidianidad por la mayoría de la gente. La disidencia a ese poder hegemónico, sin embargo, es reprimida hasta desaparecerla.
¿Cómo es nutrido ese “sentido común” de manera cotidiana? A través de los aparatos ideológicos del Estado. Entre los cuales, la educación es uno de ellos.
¿Cuáles son los demás y cómo se relacionan entre sí para fortalecer la relación entre “sentido común” y hegemonía cultural o ideológica?
(Continuará...)
Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución
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