Guanajuato, Martí Batres y Mario Delgado: El ‘mes horrible’ de Morena (3 frentes)

1) Guanajuato. El asesinato de la joven candidata a alcaldesa de Celaya, Gisela Gaytán, el pasado lunes, sembró la sospecha de que las claves del crimen se hallan al interior del propio Morena y, en particular, en el primer círculo de su principal actor en la entidad, Ricardo Sheffield, hoy aspirante a senador.

La postulación de Gaytán marginó al que sería su primer regidor, Adrián Guerrero −un incondicional de exdirector de Profeco−, quien acudió al fatídico evento, pero misteriosamente se ausentó minutos antes del atentado. Incluso la secretaria federal de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, lo dio por muerto al día siguiente.

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Lo más enigmático es que Guerrero viajó bajo sigilo a San Miguel de Allende, sin que siquiera su familia estuviera enterada. Se le pudo ubicar rastreando su teléfono celular. Autoridades locales y militares comenzaron una cacería de los asesinos luego de que el presidente López Obrador responsabilizó a la administración estatal, y dijo que Guanajuato, bajo gobierno del PAN, es donde más se han producido asesinatos de políticos en el actual proceso electoral, con lo que faltó a la mitad. Varios estados, de gobierno morenista, están más arriba en esa lista. Celaya es territorio dominado por el cartel de Santa Rosa de Lima. Hasta donde se sabe, Morena se alista para designar al citado Adrián Guerrero candidato sustituto.

2) Martí Batres y el agua. El arranque de la campaña de Clara Brugada al gobierno de la Ciudad de México estuvo afectado por la crisis en el abasto de agua a la capital. Tomó semanas para que el jefe de Gobierno interino saliera a dar la cara ante el problema. “No debemos alarmar”, respondía a los llamados. Sólo un manotazo en la mesa desde Palacio logró que el funcionario dejará su ensueño de rey por un día en la capital.

3) ¿Mario Delgado, paria político? El piso parece abrirse bajo los pies del dirigente nacional de Morena por las convulsiones que ha traído la definición de candidaturas en todos los niveles, en particular para el Congreso federal y cientos de alcaldías bajo disputa, entre ellas las de la Ciudad de México. Algunos gobernadores morenistas no atienden sus llamadas, e incluso estaría deteriorada la comunicación de don Mario con Claudia Sheinbaum.

APUNTES

El presidente López Obrador se planteó, al inicio de su gestión, liderar América Latina, pero el condenable asalto policiaco a nuestra embajada en Quito puso de manifiesto la crisis de autoridad moral de la política exterior mexicana hacia la región, centrada en la defensa de regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela y Nicaragua −escoria a los ojos del mundo democrático−. Pese a su discurso sobre la tradicional no intervención, ha protagonizado las páginas más intervencionistas del pasado reciente.

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En Ecuador el expresidente Rafael Correa encara acusaciones de malversar miles de millones de dólares y tener ligas con el crimen organizado. En la misma condición está su exvicepresidente, Jorge Glas, que se había refugiado en nuestra sede diplomática, de donde se le buscaba extraer, y un avión de la Fuerza Aérea pretendió aterrizar en aquel país en la víspera como una medida de presión que acabó provocando que la historia se pudriera. Al próximo Gobierno mexicano, quien sea que lo conduzca, le tomará mucho tiempo deshacer tantos entuertos.