El perfil de la pobreza en México

Como señala Ravallion (1993), un perfil de pobreza “es un caso especial de comparación de pobreza, mostrando cómo varía entre los grupos de la sociedad, tales como región de residencia o sector de ocupación. Un perfil de pobreza puede ser extremadamente útil para evaluar cómo un patrón regional o sectorial de cambio económico es probable que afecte la pobreza”. Como indica Garza-Rodríguez (2016), “desagregaciones típicas en un perfil de pobreza incluyen región de residencia (urbana o rural), tamaño del hogar, características del jefe del hogar, tales como edad, nivel de educación, sector de ocupación, etc. Un perfil de pobreza puede usarse para identificar quiénes son los pobres, el grado de pobreza de cada grupo, así como qué tan lejos se encuentran de la línea de pobreza. Todos estos temas son muy importante s para propósitos de política, a fin de diseñar políticas adecuadas para combatir la pobreza”.

Si bien la metodología para la medición de la pobreza de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) difiere parcialmente de la desarrollada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) de México, (la cual es la metodología oficial nacional), en su sitio de internet la CEPAL publica una serie de desagregaciones de pobreza, que se pueden utilizar para la integración de un perfil de pobreza para México, el cual se presenta a continuación.

La primera variable que podemos considerar en el perfil es la composición de la pobreza de acuerdo con su magnitud, es decir, qué porcentaje de la población sufre pobreza total y qué porcentaje sufre pobreza extrema. La CEPAL estima que el 37.4 por ciento de la población de México es pobre y 9.2 por ciento pobre extrema. En cuanto a la pobreza según el ámbito geográfico, la CEPAL estima que la incidencia de la pobreza en el campo es de 47 por ciento, 13 puntos porcentuales mayor que la prevaleciente en las ciudades, 34.5 %. Esto podría deberse, entre otros factores, a que la productividad de los sectores y factores productivos en el campo es menor a la correspondiente a las industrias y factores productivos en las ciudades.

Una de las variables más relevantes en los perfiles de pobreza es el nivel de educación del jefe del hogar, ya que este es un importante determinante del ingreso, al incrementarse el nivel de la productividad y el salario del jefe del hogar con un mayor nivel educativo. En el caso de México se confirma esta hipótesis, pues la pobreza afecta en mayor medida a los hogares cuyo jefe del hogar no terminó la primaria (44.5 %) que a aquellos hogares cuyo jefe tiene primaria completa (39.2 %), secundaria incompleta (36.5 %), secundaria completa (26.4 %), terciaria incompleta (11.4 %) y terciaria completa (7.5 %). Como se puede observar en estas cifras, hay una relación claramente inversa entre la tasa de pobreza y el nivel educativo del jefe del hogar.

Otra variable muy importante en los perfiles de pobreza es su distribución por sexo, es decir, a quién afecta más la pobreza, a los hombres o a las mujeres. En muchos países en desarrollo se ha dado el fenómeno de la denominada feminización de la pobreza, en virtud del cual la pobreza afecta más a las mujeres que a los hombres. En el caso de México no parece presentarse este fenómeno (a reserva de llevar a cabo un análisis multivariable que considere el efecto de todas las demás variables en la determinación de la pobreza). Al contrario, es un poco mayor la tasa de pobreza en hombres (38.1 por ciento) que en mujeres (35.5 por ciento).

Por su parte, la edad del jefe del hogar es también muy relevante en los perfiles de pobreza, ya que está relacionada con el comportamiento del ingreso durante el ciclo de vida. De esta forma, esperaríamos que la pobreza sea relativamente alta a edades tempranas, que se reduzca durante la edad mediana y que vuelva a aumentar en la tercera edad. En el caso de México, sí se observa que la pobreza empieza a bajar a partir de que el jefe de hogar tiene entre 25 y 34 años en adelante, incluyendo hasta los hogares encabezados por personas mayores de 65 años, lo que quizá podría estar reflejando ya en parte la pensión para adultos mayores que otorga el gobierno a estas personas.

Otra importante variable en el perfil de pobreza es el origen étnico. En el caso de México, la pobreza en la población indígena es de 46.4 por ciento, mientras que entre la población no indígena es 14 puntos porcentuales menor, 32.7 por ciento.

Finalmente, vale la pena mencionar otra desagregación de la pobreza, en función de la condición de actividad de la población. En esta clasificación se destaca que los desempleados y los autoempleados (que incluyen trabajadores familiares sin pago) tienen prácticamente la misma tasa de incidencia de pobreza (43.4 % y 43.6 %, respectivamente), mientras que la población inactiva tiene una tasa de pobreza de 34.4 % y la población empleada tiene, como era de esperarse, la tasa más baja, 27.1 por ciento.

Haciendo un resumen del perfil de pobreza para México descrito anteriormente, se puede afirmar que la pobreza es más alta en las áreas rurales (si bien el mayor número de pobres se encuentra en las zonas urbanas), es menor entre mayor sea el nivel de educación del jefe del hogar, es ligeramente mayor para los hombres que para las mujeres, disminuye en general con la edad del jefe del hogar, su tasa de incidencia es mayor en la población indígena y afecta mayormente a la población desempleada y autoempleada. Como se señaló al principio de esta colaboración, conocer los perfiles de pobreza en el país es importante para que el Gobierno diseñe e implemente políticas públicas para combatirla, concentrando sus esfuerzos y recursos en aquellos grupos más afectados por la pobreza.

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