El poder extraordinario de las palabras en el mundo digital

Opinión
/ 12 septiembre 2023

El de la escritura es ejercicio fascinante. Describir con palabras, diría un admirador de la riqueza vasta del vocabulario.

Enfrentarse a la palabra por primera vez, encontrar en ella el sentimiento y el pensamiento precisos para descubrir el mundo que se encuentra dentro nuestro y el universo exterior.

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La palabra permite encontrar el mundo disperso de la armonía. La melodía de unas voces y la precisión al retratar la imagen de un atardecer. La noche, la mañana, la luz y la bondad de un ser humano.

En la palabra discurrimos, en ella nos enfrentamos y confrontamos. Gracias a ella podemos escuchar las voces democratizadoras que demandan igualdad, que demandan libertad y fraternidad.

Los antiguos pobladores encontraron en ella el modo de expresar para poder sobrevivir en un mundo que sería muy diferente al que iban dejando atrás. Tanto así que cuando nace la escritura termina el periodo de la prehistoria. Comienza una nueva época, al dar inicio el proceso de la escritura cuneiforme, primero en Mesopotamia, unos 3100 años a.C., y en Egipto, de 3100 a 3000 a.C.

La palabra fue adquiriendo significados para cada civilización. Cada cultura se hizo cargo de sus propias imágenes y significaciones, y lograron con ella nombrar su entorno y sus procesos.

Es con ella que resulta posible encontrarnos entre nosotros mismos. La palabra pinta, la palabra expresa, la palabra describe, demanda, ayuda, alcanza.

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Unas poseen significados que abarcan más, pero todas tienen con certeza su grado de precisión. Hay un ejemplo que ofrece un autor español, Álex Grijelmo, que presenta la palabra suerte y la palabra sorteo. En ambas, dice, interviene el azar, pero en la segunda se participa en un proceso. Así, la suerte queda en el vientre de la palabra sorteo, pero esta le queda grande a la de suerte.

Millones de imágenes nos brindan. Imágenes que aterrizan en la memoria y el recuerdo, gozando de improviso de momentos irrepetibles gracias al poder que emanan. Una luminosa o lluviosa tarde de verano o una serena o violenta noche de un invierno: nos invitan al recuerdo y recrean en el pensamiento las mágicas sensaciones de un instante.

Con la palabra vienen los verdes del bosque, que son únicos, diferentes: el esmeralda, el verde tierno o limón, el verde militar o soldado; el rojo escarlata, el rojo rubí, para buscar ser específicos. Azul: índigo, cielo, eléctrico, fuerte; rosa: pálido, mexicano, magenta, crepe, caramelo, palisandro.

En fin, que en variantes se rompen todos los gustos.

La palabra armoniza y también desestabiliza. La palabra en nuestra época, como lo fue en cualquier momento de la civilización, busca su camino y encuentra su estilo en cada tipo de sociedad.

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La palabra posee a veces alcances no dimensionados. ¿A dónde llega nuestro verbo? ¿Hasta dónde alcanza a tocar un mundo que es el pensamiento de un niño? ¿Cómo a un público? Una palabra dicha una y otra vez reitera significados en la sociedad. Las redes sociales hoy son un replicador de ellas y su alcance está todavía por calibrarse.

Hoy, señalan los estudiosos, el proceso de digitalización está en una transformación importante: las letras quedarán atrapadas en las redes digitalizadas. Importante el cambio que estamos viviendo. Comprender el poder extraordinario de la palabra y el proceso, que viven ahora en el mundo que nos acompaña, es tarea que nos ocupa para alcanzar el significado de nuestro acontecer cotidiano.

La palabra vive y permanece; los procesos en que se inserta nos maravillan como el primer día a nuestros predecesores, aquellos primeros hablantes.

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