El Test de Nolan
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En días recientes una amiga me propuso hacer la Prueba de Nolan. Pensaba yo que consistía en ver “Interestellar”, “Inception”, “Tenet”, “Dunkerque” y la trilogía del Caballero Oscuro, sin morir de abulia.
Para nada. La prueba o Test de Nolan es una serie de preguntas orientadas a establecer nuestra posición en el espectro ideológico, con parámetros que van de la izquierda a la derecha y de lo liberal a lo totalitario.
Se trata de una batería de 20 sencillos reactivos, cada uno con tres respuestas posibles. En ellas contestamos cuál consideramos que debe ser el papel del Estado en temas como libertad de expresión, drogas, religión, sexo, migración, impuestos, medio ambiente, pensiones, salud pública, nacionalismo, globalización, seguridad, banca.
Al final, nuestras respuestas nos ubicarán en algún punto de un plano cartesiano en el que el eje X va de lo más progresista (izquierda) a lo más conservador (derecha); mientras que el eje Y ubica al pensamiento liberal hasta arriba de la gráfica y las ideas totalitarias hacia la parte inferior. Por supuesto, todo lo que se ubique alrededor del punto de convergencia de ambos ejes, constituye el pensamiento centrista.
Nomás como antecedente, David Nolan fue un politólogo y activista miembro fundador del Partido Libertario de los EEUU. Se dice que, cansado de ver cómo los análisis simplistas reducían la ideología del individuo a una dicotomía absoluta, derecha o izquierda, sin consideración de matices, Nolan propuso su gráfico y lo presentó en 1971.
Aquí hay un enlace donde puede realizar el test si usted gusta de una vez por todas saber a cuál extremo de su aparato mandibular da preferencia el saurio nativo de las zonas tropicales de Centroamérica para realizar la masticación: https://www.testpolitico.com/test/
Desde luego, un simple test no va a retratar toda la complejidad de un individuo, pero como primera aproximación vale la pena. Y mire que es particularmente importante en estos días tratar de conocer cuál es nuestra ideología (al menos en sus aspectos más generales), ya que mucha gente confunde su militancia, adhesión o simpatía a determinada agrupación, con una ideología y nada más falso que ello.
De hecho el test, junto con su resultado, le sugiere algunos partidos que podrían ser afines con su orientación política dada. Pero son partidos de España (obviamente la página se genera allá) y la verdad es que por más que se vendan como colectivos en defensa de un conjunto de valores, los partidos son en la práctica meras agrupaciones en busca de posiciones de poder.
Bueno, quizás se esté preguntando (quizás no), cómo me fue en esta prueba. La verdad resultó justo lo que me esperaba: Me ubico a la izquierda pero no al extremo, justo a un lado del área centrista. Es decir, soy progresista, nada conservador en lo que a derechos humanos respecta.
En lo económico, creo que el Estado debe intervenir para corregir los defectos del mercado que pudieran derivar en injusticias. Creo en un libre mercado, no absoluto sino vigilado y regulado por el Estado en aspectos muy puntuales. Me decanto por la colectividad y abogo por suprimir las restricciones de índole moral. Soy más liberal que totalitario, pero estoy apenas arriba de la línea central y es que no creo en la abolición del Estado, sólo creo que hay que delimitar muy claramente sus funciones.
No se trata de manipular las respuestas para quedar bien con nadie. Hice la prueba con la mayor honestidad posible para tratar de averiguar algo sobre mí. Es bastante simple desde que tengo muy claras cuáles son para mí las funciones en las que el Gobierno debe intervenir y en cuáles no tiene ninguna competencia.
Pero ese soy yo y la verdad es que poca importancia tienen mis ideologías o de muy poca influencia son a la hora de definir las políticas sociales y económicas que mueven a México. Así que decidí repetir el ejercicio y contestarlo como si fuese el presidente López Obrador, valiéndome en cada pregunta ya sea de alguna de sus declaraciones, o de alguna de las acciones concretas de su administración en cada uno de los temas.
Quisiera detallar para que viera que intenté aplicar la misma honestidad en el caso de AMLO, pero el espacio se agota. Sin embargo, es bien fácil saber hacia dónde se orientaron las respuestas concernientes al tema migratorio, la religión, pensiones, nacionalismo o cuidado del medio ambiente.
Para no hacerle el cuento muy largo, sólo le diré que AMLO resultó mucho más a la derecha de lo que le gustaría admitir a él o a cualquiera de sus seguidores. ¡Por supuesto! ¿A quién podría causarle asombro luego de tres años de constatar que es más conservador y beato que Provida?
En materia económica tampoco es sorpresa que al macuspano le encantaría que el Estado controlara absolutamente todo, o casi. En una escala en la que 100 es un mercado totalmente liberado, AMLO se ubica en el 30. Pero en materia de libertades del individuo, agárrese porque no pasa del 20.
El eje Y, el de la relación liberal-totalitario, me temo que tampoco pinta muy democrático, pues está muy cerca del totalitarismo absoluto, tanto que podríamos comenzar a llamarlo führer (Si quiere que lo saludemos con un “¡Hail, AMLO!”, sólo déjese crecer discretamente un bigotito corto debajo de la nariz).
Valga todo lo anterior, para comenzar a arrebatarle al partido oficial la patente auto adjudicada de que ellos son o constituyen el pensamiento de izquierda en México. ¡Pero ni de coña! El hecho de que se la pasen tildando a sus adversarios o detractores de “derechistas”, “derechangos” o “derefachos”, no los convierte a ellos en representantes de la ideología de izquierda, en absoluto.
La izquierda está comprometida con una serie de condiciones para la igualdad y el desarrollo del individuo. Es eso más que el arroparse con una colección de discursos, símbolos y personajes de viejas luchas guerrilleras del siglo pasado, que por cierto desembocaron en dictaduras estériles.
¿Izquierda? ¡Bueno fuera que tuviéramos un gobernante de izquierda, que mucho lo necesitamos! Pero izquierda, como la de Dinamarca o Finlandia, no el remedo de autócrata bananero que tenemos hoy en día.
Y sirva esto también para quienes no comulgan con la 4T y se la pasan por igual repitiendo sandeces como que la izquierda es nociva o que es una amenaza para nuestro País; o que la izquierda significa socialismo o comunismo. Si es su caso, deje de roznar sandeces, póngase a estudiar o al menos averiguar un poco al respecto, o ya de perdido haga el test de Nolan, a lo mejor se lleva una sorpresa.