Elección judicial: El millonario costo de un capricho de la 4T

Opinión
/ 6 noviembre 2024

“El cheque no tiene fondos”. Esa infausta noticia le dio el cajero del banco a la curvilínea dama que presentó al cobro el documento. “¡Joder! –exclamó ella irritada–. ¡Entonces ese desgraciado me sedujo!”... La monjita se dirigió a Afrodisio al tiempo que le tendía un ánfora: “¿Gusta usted contribuir al sostenimiento de la Casa de las Arrepentidas?”. “Perdone, hermana –se disculpó el salaz tipo–. Yo contribuyo directamente antes de que se arrepientan”... Después de un moroso foreplay, y tras una magnífica performance, el episodio erótico llegó a su culmen satisfactoriamente para ambas partes en la habitación número 210 del popular Motel Kamawa. Ella, poseída por el grato sopor que sigue al acto del amor bien cumplido, reclinó la cabeza en el pecho de su galán y le dijo con voz ensoñadora: “Casémonos, Pitoncio”. “Buena idea –aceptó él–. ¿Con quién sugieres que nos casemos?”... Hacer lagartijas se llama en lenguaje popular al ejercicio físico que consiste en tender el cuerpo en el suelo, boca abajo, y luego levantarlo horizontalmente con la fuerza de los brazos. Un muchacho estaba haciendo lagartijas en el Bosque de Chapultepec. Pasó por ahí un borrachín y dijo para sí meneando la cabeza: “Al pendejo le robaron la muchacha y no se ha dado cuenta”... La redondilla es una combinación de cuatro versos, generalmente de ocho sílabas, que riman, también por lo común, el primero con el cuarto y el segundo con el tercero. Las redondillas más famosas, desde luego, son las que escribió sor Juana para tachar de inconsecuentes a los hombres que buscan con tesón el favor de una mujer y luego, si lo otorgan, la acusan de liviana. Recordemos una de esas redondillas: “Parecer quiere el denuedo / de vuestro parecer loco / al niño que pone el coco / y luego le tiene miedo”. Tales versos pueden aplicarse a la Presidenta −no tan Presidenta− Claudia Sheinbaum, que avaló en todos sus términos la nociva reforma judicial perpetrada por López Obrador y ahora, ante el altísimo costo que tendrá su aplicación, pide austeridad en el gasto que ocasionará la elección de jueces, magistrados y ministros, y solicita que no se dedique un monto tan elevado a ese proceso. Contrariamente a la petición de la señora, deberán por fuerza erogarse miles de millones de pesos en esa absurda elección sin pies ni cabeza, cuyas reglas no están claras y cuya realización se prestará a toda suerte de irregularidades. Capricho fue ese de López Obrador; y pagarlo resultará muy caro, igual que sucedió en otro de sus autocráticos caprichos, la cancelación del aeropuerto de Texcoco, lo mismo que en los casos del incosteable Tren Maya, la fallida terminal aérea “Felipe Ángeles” y la inútil refinería de Dos Bocas. La 4T ha desfalcado a la República; ha dilapidado neciamente los recursos obtenidos del trabajo de los ciudadanos, y ha llevado al país a la bancarrota. Ahora Claudia Sheinbaum se espanta al conocer el presupuesto solicitado por el INE para costear ese costosísimo proceso. Los campesinos del Potrero dicen de la cabra: “En el monte es muy latosa, en la mesa muy sabrosa y en la bolsa muy ruidosa”. Igualmente latosa es la democracia, por el costo que su ejercicio y su mantención reclaman. Más cara, sin embargo, sale la antidemocracia, y mucho dinero cuesta la implantación de un régimen que tiende a lo dictatorial. No se asuste, pues, la Presidenta al percatarse del enorme gasto que traerá consigo la vengativa y errática reforma tramada por su predecesor. Asuma las consecuencias de lo que hizo su patrón y que ella ha convalidado. Apoquine la lana, y no pida austeridad donde no puede haberla... FIN.

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