Elecciones y la violencia política de género

Opinión
/ 22 junio 2024

Pasados los comicios del 02 de junio, surge la necesidad de reflexionar sobre lo ocurrido durante un proceso histórico que llevó a México a tener su primera mujer presidenta de la república.

No sorprende que tanto Xóchitl Gálvez como Claudia Sheinbaum hayan tenido que enfrentar cuestionamientos a su capacidad de gobernar, tan solo por el hecho de ser mujeres. Por ejemplo; la idea de que Gálvez fue impuesta por un grupo de hombres con poder económico, como la perspectiva de que Sheinbaum es una marioneta de López Obrador son visiones que consolidan los estereotipos de género.

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Dicho de otro modo, ambos puntos de vista contribuyen a replicar los viejos paradigmas que limitan el rol de las mujeres en la vida pública, los cuales permanecen invisibilizados o hasta cierto punto normalizados en determinados círculos de opinión. Es decir, hay un inconsciente colectivo, que no se basa en el razonamiento, sino en un conjunto de sentimientos que, en cierta medida, forman conexiones afectivas, que siguen arraigados en el criterio antropológico del sometimiento de las mujeres.

En este contexto, no resulta sorpresivo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) haya determinado que el presidente Andrés López Obrador incurrió en violencia política en razón de género contra la excandidata Gálvez, durante las conferencias “mañaneras”. El pleno señaló que algunas expresiones fueron violencia simbólica y reforzaron los estereotipos.

Para la Sala Regional los comentarios incumplieron los principios de imparcialidad, equidad y neutralidad de la contienda electoral. Además, aunque el ejecutivo no puede ser sancionado por infracciones de índole electoral, el pleno sí determinó la responsabilidad indirecta de servidores públicos vinculados al área de comunicación social de la presidencia.

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Otro aspecto también importante recae en las personas que forman parte de los círculos de opinión pública -periodistas, comunicadores y/o expertos-, las cuales, si bien es cierto, no tienen las mismas obligaciones de un jefe de Estado, sí tienen un compromiso ético para no ser un factor que sume a los principales obstáculos que impiden el pleno ejercicio de los derechos políticos de las mujeres.

En conclusión, ante los recientes resultados en las elecciones, los gobiernos, la sociedad civil, los partidos políticos y los medios de comunicación tienen nuevos retos para el fortalecimiento de los derechos de las mujeres que desean participar en la vida pública del país.

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