¿En qué se parece la ranita hervida al México de las clases medias y altas?

PRIMER ACTO

Está una ranita color verde, en “chors” multicolores con el escudo nacional, grabado de manera discreta en su pompi izquierda. Lleva lentes oscuros Ray-Ban. Su cuerpo está protegido por Golden Bronce, el bronceador de moda.

La ranita aparece en una olla repleta de agua que hierve a fuego lento. Está montada, panza arriba, sobre un salvavidas en forma de unicornio azul. Mientras la ranita goza de bamboleo de las suaves olas, toma sorbos a su coronita; descansa, y tararea “Yonaguni”, la canción de Bad Bunny.

Mientras eso ocurre: AMLO fractura el soporte de nuestra incipiente democracia ciudadana apalancada por las clases medias y altas. La distingo de la democracia electoral, en manos de las clases populares, mayormente. ¿Qué hace AMLO? Destaza a placer siete de diez organismos públicos autónomos que regularían los excesos de su poder como representante del Ejecutivo. Destroza el carácter moral y las contribuciones a esa democracia ciudadana de las organizaciones de la sociedad civil: ahí yacen, entre otras, Mexicanos Primero, el Instituto Mexicano por la Competitividad, Transparencia Mexicana y Causa en Común. Militariza el país sin dar respuesta a la violencia que asfixia al país. Impulsa una reforma eléctrica por la puerta trasera, y pretende colonizar la Suprema Corte de Justicia para servir a sus intereses.

SEGUNDO ACTO

La ranita dormita. Ya ingirió seis coronitas. El bamboleo del salvavidas es también adormecedor, porque el agua hierve; mientras la ranita permanece en el sexto sueño. El unicornio azul de plástico parece emocionado con el movimiento. La canción “Ya supérame”, del Grupo Firme, es escupida a todo volumen por una bocina.

Mientras eso sucede, AMLO continúa fracturando el soporte de nuestra incipiente democracia ciudadana. ¿Qué hace? Minimiza y ridiculiza la participación de la mujer en causas progresistas afines a su empoderamiento. Pulveriza el pensamiento crítico a su poder en las universidades públicas y privadas, centros de investigación científica, medios de comunicación y redes sociales. E insiste en destruir el carácter aspiracionista de los clase medieros; mientras ataca furibundo a la clase alta por consumir para ser.

TERCER ACTO

La ranita ronca a pata suelta. Se levantó y tomó otras seis coronitas sin haber desayunado. Su bronceado la hace ver carbonizada. El agua hierve a borbotones y sale de la olla. El unicornio de su salvavidas tiene rostro de “WTF”. La ranita duerme plácida. No reacciona ni al calor hirviente del agua o a la canción: ¿estarán tatemados sus sesos?, ¿estarán rostizados sus órganos internos?, ¿cómo fue que su mente y su cuerpo se acostumbraron al calor progresivo del agua sin chistar La canción que estalla de la bocina es “El fin de nuestra historia” de la Arrolladora Banda Limón.

Mientras eso sucede, AMLO está por destazar los restos de nuestra incipiente democracia ciudadana. Le restan sólo tres de los diez organismos públicos autónomos: el INE, el Instituto Nacional de Acceso a la Información (Inai) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

COLOFÓN

¿Se levantará la ranita para defenderlos? ¿O, ya se coció por dentro y fuera, con todo y “chors” y escudito mexicano? Y, sí se levanta, ¿será suficiente o ya es demasiado tarde? ¿En qué se parece la ranita al México de las clases medias y altas?

Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.

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