Evaluemos las precampañas
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En nuestro estado de Coahuila el movimiento Morena es sin duda un recipiente lleno de improvisaciones, es un partido cuyo volumen está manchado por signos derivados de sus propios correligionarios que cotidianamente luchan por obtener posiciones políticas que les lleven a lugares privilegiados en donde gocen del poder y del dinero.
El senador con licencia, Armando Guadiana Tijerina, además de lidiar para obtener la preferencia ciudadana, tenga que estar debatiendo con Ricardo Mejía, candidato del Partido del Trabajo, lanzándole dardos que contienen una buena dosis de veneno, pero que sin embargo dice la verdad, pues el senador Guadiana, quiérase o no, ganó limpiamente la encuesta que fue rivalizada con el señor Mejía en la que se había acordado que el que tuviera, entre los que quisieran luchar por la candidatura, el mayor porcentaje de aceptación de los miembros de su partido, sería el que encabezara la pelea por la gubernatura, nada más que cuando el señor Guadiana obtuvo la preferencia, el señor Ricardo Mejía no la aceptó y renunció a Morena, cobijándose en el Partido del Trabajo, un partido casi inexistente.
El partido Morena en Coahuila navega como una barca a la deriva, pues no se distingue una mano sostenible que lo dirija y que coordine todas las acciones de proselitismo, ya que es el propio candidato quien decide la logística, mientras que los morenistas solo reciben órdenes de lo que tienen que ejecutar.
Por el lado del Partido del Trabajo, existen fuerzas opositoras que denostan acremente a su candidato, justificadamente, pues su forma de hacer política dista de lo que debe ser su esencia, ya que el cambio de ideologías que ha seguido desde hace muchos años lo ha alejado de un determinado patrón político que desvirtúa sus propias preferencias y que lo hace navegar por aguas agitadas, encallando en un partido fantasmal como último refugio, el cual escogió por conveniencia derivado de un orgullo como exceso de autoestimación y méritos propios, que se cree superior a los demás, que lo retrata más como un ser soberbio que como persona con madurez política, por lo que los rugidos del tigre han quedado en un imperceptible maullido.
Por el lado de la alianza del PRI, PAN y PRD, encabezada por Manolo Jiménez, existen evidencias del número de simpatizantes que lo acompañan en sus eventos y que fácilmente son cuantificables en forma exponencial, pues los coahuilenses aciertan en otorgarle su apoyo tomando en cuenta el trabajo que ha realizado en las lides políticas, sobre todo como alcalde de Saltillo.
Estamos a unas horas de que terminen las precampañas y es necesario evaluar objetivamente el trabajo de penetración en el electorado, pues hemos visto que el apoyo presencial hacia Morena y el Partido del Trabajo, que por más que hayan sumado prosélitos, realmente la simpatía no ha traspasado cantidades importantes.
Esperemos la siguiente y última etapa del camino hacia la elección de Gobernador del Estado del próximo cuatro de junio, con el deseo de que los jugadores admitan el resultado de la votación con absoluta confiabilidad, pues eso hablaría de la aceptación del ganador en forma legítima sustentada en una lucidez política.
Señores contendientes: tanto ustedes como la ciudadanía de Coahuila han constatado las características acomodadas como género narrativo, pues dentro de los exordios a los asistentes a los actos partidarios en algunas ocasiones han proferido palabras de origen ficticio, en el sentido de expresar textos basados en hechos irreales y pretendiendo darles soluciones mágicas a los problemas que les son planteados.
Evaluemos con total imparcialidad las precampañas ponderando la expertise en la vida pública de los precandidatos y los resultados obtenidos procedentes de sus tareas, y en consecuencia ofrezcamos nuestro interés como buenos electores, pues eso dará una buena jornada sexenal próxima.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com
@aguirreperalesf
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Encuesta Vanguardia
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