¿Existen grupos políticos conspiradores en la actualidad en Coahuila?
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Cuidado con la corresponsabilidad. Recordemos que la omisión también constituye un delito
Se supone que en un gobierno elegido democráticamente no caben las conspiraciones, pues una elección con una mayoría contundente le da al candidato una legitimidad que sólo los necios no aceptan. Los intrigantes políticos son tipos antipatriotas por antonomasia, que permanecen agazapados en medio de una corriente democrática, cuya puerta no les fue abierta popularmente por carecer de una garantía que asegurara posiciones relevantes.
Digo lo anterior en virtud de que hace unos días en las redes sociales apareció una noticia adornada con fotografías de algunos conspicuos personajes de la política coahuilense, que en grupo −por no decir montoneros, si es que es una realidad− jugaría las contras al gobernador con la finalidad de desestabilizar al Gobierno estatal.
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Por otro lado, la Auditoría Superior del Estado (ASE) ha publicado datos derivados de revisiones en las que se han detectado cantidades de dinero que no han sido justificadas, quedando hasta el momento en la impunidad. Entre esos entes revisados se encuentra la Presidencia Municipal de Torreón, por lo que presuntamente es fácil suponer que dentro del grupo conspirador se encuentra el alcalde de esa ciudad, quien no ha podido superar que lo hayan relegado como candidato a la gubernatura y que, como consuelo, lo ubicaran para la alcaldía, aunque en su primer tercio distó de la realización de un trabajo de calidad. De ahí su oposición al gobierno estatal, apoyado por algunos de sus coterráneos anclados en la opacidad y en la venganza.
Es de esperarse que la autoridad que corresponda actúe con apego a derecho sin que se tome como una rivalidad política ante un alcalde que está falto de la fuerza necesaria para un enfrentamiento de esa naturaleza, pues basta con que demuestre con datos contundentes que la honestidad municipal no fue deshonrada.
Estamos iniciando en Coahuila nuevas alcaldías, algunas con repetición, cuyos titulares han empezado con bríos a desempeñar los cargos que les fueron designados por los electores. Entendemos que si cambian las estructuras, cambian los comportamientos y, en abono a esta aseveración, hemos escuchado declaraciones de algunos de ellos, desgarrándose las vestiduras al decir que su actuación será transparente como el agua, que no se permitirá que se desvíen recursos municipales para provecho personal y que, si llegara a suceder, se actuaría con todo el rigor que estipula la ley.
Palabrería, siempre es lo mismo, pero conforme pasa el tiempo esas conductas se van olvidando, iniciándose la simulación y la deshonestidad. Y que, aunque no distingamos la marcha del reloj, el tiempo se va extinguiendo y habrá que aprovechar lo más que se pueda, de manera que reditúe el corto tiempo que les durará el poder.
En algunas presidencias municipales la Auditoría Superior ha detectado en sus estados financieros cantidades plasmadas recurridas a una práctica que se ha hecho común, utilizando facturas sin la existencia de los negocios, por lo que es dable pensar que el dinero es sustraído del erario para provecho personal de las propias autoridades.
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Y ¿qué ha pasado? Nada, absolutamente nada. Las preguntas son: ¿de qué sirve el trabajo de esa instancia de revisión? ¿De qué sirve la normatividad establecida? ¿Por qué la Auditoría Superior del Estado no denuncia esos ilícitos a quien corresponda? O ¿alguien la detiene para que no sean mostrados? Y a los auditores, ¿quién los verifica? Cuidado con la corresponsabilidad. Recordemos que la omisión también constituye un delito.
El presupuesto autorizado por el Congreso del Estado, asignado para la operación de esa dependencia, es significativo, mientras que los resultados comprobatorios de desvíos en algunas alcaldías no han seguido su curso hasta sus consecuencias, por lo que el dinero empleado en el mantenimiento del aparato revisor se ha ido por el drenaje, entre las inmundicias, demeritando el trabajo profesional realizado. Ese proceder es una ofensa para la ciudadanía. Y para los auditores.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com