Homenajear a Saltillo con su identidad y el sentido de pertenencia

Las palabras sobre Saltillo escritas por Esteban L. Portillo en su “Anuario Coahuilense” para 1886 hacen un retrato sobre la belleza que proporcionaban sus fuentes: “La ciudad de Saltillo, reclinada muellemente sobre el suave descenso que viene del Sur, parece adormida por el murmullo de los muchos manantiales que brotan de sus hermosas colinas y cuyas transparentes aguas dan abasto a las muchas fuentes que se encuentran en las plazas, en las encrucijadas y en casas particulares de la población”.

Portillo encomia la “muy buena calidad de agua que tienen los manantiales de la ciudad” y señala la particularidad del Ojo de Agua principal al sur de la ciudad y en una altura considerable con respecto a la población. De esta manera, dice, “no hay ninguna fuente en que no deje de subir el agua con comodidad y a la altura que se desee”.

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“Pocas poblaciones habrá que tengan el número de fuentes que tiene el Saltillo y casi todas abastecidas por el Ojo de agua principal las demás vertientes se ocupan en surtir de agua los baños, el regadío de labores y de servir como motor hidráulico a los Molinos y Fábricas que hay en la Municipalidad”.

La ciudad de Saltillo, circundada por bellísimos cerros y sierras, lleva hasta en su propio nombre la referencia del agua. Fue el agua parte vital para la supervivencia de los primeros pobladores y lo ha seguido siendo para una población del millón de habitantes.

Hace años, con motivo de un aniversario de la ciudad, precisamente en este mes que inicia, se echaron a andar en Saltillo todas las fuentes para rendirle un homenaje.

Para Saltillo constituiría un homenaje el que, de nueva cuenta y ya de manera permanente, las fuentes se echaran a andar de manera especial el día del aniversario, el 25 de julio. Y que fueran objeto de mantenimiento constante, a fin de lucirlas como motivo de identidad saltillense.

Podría hasta procurárseles un diseño especial y particular con respecto a las formas que nos identifican como saltillenses.

De muchos lugares en el mundo se tiene claro dejar constancia de lo que los configura como partes de una sociedad: así, en Praga, existe un recorrido turístico por el cual se pueden conocer emblemáticos monumentos y sitios dedicados a Franz Kafka: Casa Franz Kafka; Escultura; Palacio Golz-Kinsky y Universidad Carlos de Praga; Casa número 2, Callejón del Oro o la Calle de los Alquimistas; Cabeza de Kafka; Museo Kafka y el Cementerio Judío.

Sin ir más lejos, en la cercana ciudad de Monterrey existe el icónico Paseo Santa Lucía, donde numerosas placas señalan acontecimientos y sitios históricos determinantes en la historia de Monterrey, con información de los historiadores locales Israel Cavazos y Ahmed Valtierra.

Falta en Saltillo hacer gala de la historia que nos dio origen. Vialidades principales, estatuaria, placas que den cuenta de qué ha sido esta ciudad, qué la constituyó, la formó. Intentos hubo en un remozamiento de los años noventa en donde se instalaron inscripciones que identifican sitios importantes del centro histórico, pero falta aún mucho por hacer.

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Para dar inicio, podrían darse de baja placas que se caen de deterioradas en la Plaza de Armas y ofrecer útil e interesante información histórica. Plazas como esta, como el resto, hasta el nombre falta para ubicar a los turistas.

Poner la historia al encuentro de los saltillenses, en su camino, para fortalecer su sentido de identidad sería un buen homenaje a esta capital.