Información y participación. Allanando el camino a la incidencia efectiva
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¿Cómo podemos esperar que la ciudadanía participe en procesos en los que se usa un lenguaje absurdamente técnico, con datos indescifrables para quien no conoce −y no tendría obligación de ello− el rebuscado andamiaje de la narrativa instrumental?
Es claro que no podemos hablar del desarrollo de las ciudades si no se tiene de manera real y sensible a la persona en el centro de la toma de decisiones, ejerciendo su fundamental papel de participante activo en la confección de las políticas públicas.
Los principales retos para ello estriban en que las y los ciudadanos se sientan animados a participar en los procesos, en que los mecanismos disponibles hagan posible una participación efectiva y en que la incidencia en política pública sea una realidad palpable.
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Debemos considerar que una de las principales razones por las que la ciudadanía no participa en procesos de planeación radica en buena medida en la lejanía y abstracción de los contenidos de los instrumentos de planeación.
¿Cómo podemos esperar que la ciudadanía participe en procesos en los que se usa un lenguaje absurdamente técnico, con datos indescifrables para quien no conoce −y no tendría obligación de ello− el rebuscado andamiaje de la narrativa instrumental?
Hemos llegado al grado en que es necesario “traducir” el contenido de instrumentos vitales para la vida en una ciudad a quienes deberían ser sus usuarios más recurrentes. No existe una política estructural y permanente de socialización de contenidos.
Es importante tener en cuenta que el no conocer los conceptos técnicos no habla de ignorancia en forma alguna. No existe persona más experta en la realidad de un asentamiento humano que quienes viven, disfrutan y sufren la ciudad día con día.
Luego entonces, la necesidad no estriba en la alfabetización instrumental, sino en dar a conocer de manera clara y digerible los contenidos de los instrumentos de planeación, en garantizar que la información llegue efectivamente a quien precisa de su conocimiento.
Esto con el fin de que las y los ciudadanos puedan contrastar la visión objetiva instrumental con la realidad que viven todos los días en sus calles, en sus barrios, en sus colonias. Es decir, se requiere socializar con eficacia los referidos instrumentos.
Necesitamos entonces preguntarnos ¿cómo se puede hacer llegar la información técnica de los distintos instrumentos de planeación y gestión a la ciudadanía? Para tener mayor claridad en ello hay distintos aspectos de indispensable consideración.
Comencemos por la claridad con la que se expresan los argumentos y la posibilidad de ser generalmente comprendidos es una consideración fundamental. A esto le llamamos lenguaje ciudadano, y ha sido un tema recurrente en gobierno desde principios de siglo.
La Secretaría de la Función Pública le define como la expresión simple, clara y directa de la información que las y los destinatarios necesitan conocer. Invita a que quienes dialogan logren fácilmente una base común de entendimiento que permita construir acuerdos.
Es también básico un enfoque permanente de planeación participativa. Esta surge de procesos de convocatoria amplia, que invitan a que las y los actores sociales interesados en un tema puedan opinar de manera informada y libre sobre cierta problemática
Por supuesto, la convocatoria a participar deberá garantizar insumos mínimos para un previo conocimiento de los pormenores del tema o problemática que se busca atender. Sin esto, el ejercicio será ocioso y desincentivará la voluntad de participación ciudadana.
Por otro lado, se requiere de una posibilidad real de lograr la incidencia ciudadana en política pública. Claramente, esto va más allá de un mero proceso de planeación participativa en la que todas y todos los convocados aporten sus ideas y perspectivas.
Si el ejercicio no se traduce en la posibilidad real de influir tangiblemente en la toma de decisiones públicas, su utilidad será nula o al menos limitada. Particularmente la política pública debe hacer posible que las y los ciudadanos tomen parte en su construcción.
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Otro de los aspectos tiene que ver con el seguimiento y medición, que consiste básicamente en que los distintos sectores sociales tengan oportunidad de medir los resultados de la implementación de los resultados de los ejercicios de planeación.
Para ello se requiere contar con información clara y accesible que haga posible el ejercicio. Sin este componente no es posible comparar entre la narrativa y la realidad, lo que a su vez evitará la posibilidad de la pertinencia y vigencia de los instrumentos.
Estos aspectos guardan un peso específico en la vocación ciudadana de los gobiernos locales. La participación informada en el desarrollo de las ciudades es un insumo fundamental de cara a un futuro posible.