Principios de gobernanza efectiva
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Los gobiernos municipales, como primer momento de contacto entre la ciudadanía y la administración pública, deben ser punta de lanza en la materialización de estos principios
La semana pasada, en este espacio, referí el documento emitido por el Comité de Expertos en Administración Pública, denominado Principios de Gobernanza Efectiva para el Desarrollo Sostenible, mismo que fue publicado a manera de suplemento en 2018.
Como mencionaba la semana pasada, este documento busca orientar a las naciones, de manera práctica y especializada, en los desafíos de gobernanza que presenta la implementación de los Objetivos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
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El Comité determinó este catálogo de principios a partir de su vocación de aplicación generalizada en instituciones públicas, como instancias ejecutivas, órganos legislativos, de procuración de justicia, organismos constitucionales autónomos y el sector paraestatal.
Para el análisis, el Comité agrupó los principios en tres enfoques: el primero de ellos, eficacia; el segundo, responsabilidad; y el tercero, inclusión. Además, vinculó cada principio a estrategias comúnmente usadas para orientar sobre su materialización.
El enfoque de eficacia abarca tres principios. El primero es el de competencia, mismo que se define como: contar con la experiencia, los recursos y las herramientas suficientes para el desempeño eficaz de las funciones institucionales.
La segunda es la sólida formulación de políticas, que consiste en que las políticas públicas deben ser coherentes entre sí y estar sustentadas en fundamentos verificables, razonables y pertinentes, garantizando de esta manera su viabilidad.
La tercera es la colaboración, que precisa del trabajo conjunto de las instituciones de todos los niveles de gobierno, así como de los sectores sociales, en esfuerzos coordinados hacia un fin común.
Por su parte, el enfoque de responsabilidad abarca también tres principios. El primero es el de integridad, que consiste en que las personas a cargo de la función pública deben desempeñar sus funciones de manera honesta, justa y con solidez moral.
El segundo es la transparencia, que precisa de la apertura de las instituciones en el desarrollo de sus funciones y de la promoción del acceso a la información dentro de los límites legales, además de promover la transparencia proactiva.
Finalmente, la supervisión independiente, que estriba en que los organismos de vigilancia deben actuar de manera objetiva, profesional y autónoma, lo que permitiría un adecuado seguimiento de la actuación gubernamental y una puntual medición de resultados.
Por último, el enfoque de inclusión, que se compone de cinco principios. El primero es no dejar a nadie atrás, lo que supone que se deben considerar las necesidades y aspiraciones de todas las personas, partiendo de las que presentan mayor vulnerabilidad.
Le sigue la no discriminación, que consiste en que sin distinción de ningún tipo se proporcione a todas y todos el acceso a todas las funciones públicas, a efecto de garantizar el respeto, la protección y la promoción de sus derechos.
Después se encuentra la participación, que radica en que todos los sectores deben participar activamente en la toma de decisiones sobre los temas de interés público, así como en la integración de las políticas públicas que implementarán los órganos públicos.
Otro principio en este enfoque es la subsidiariedad, que consiste en que las instancias públicas de mayor nivel deben intervenir sólo cuando las funciones no se pueden realizar de mejor manera en niveles inferiores, permitiendo el aumento en la eficiencia operativa.
Cierra el listado de este enfoque la equidad intergeneracional, que precisa que las autoridades equilibren las necesidades de corto plazo de la generación actual y las de largo plazo de generaciones futuras, perspectiva fundamental para la sustentabilidad.
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Este completo, y a la vez compacto, catálogo de principios de gobernanza efectiva aporta insumos valiosos, compatibles con la actuación de la administración pública −tanto centralizada como descentralizada− de los distintos órdenes de gobierno.
Estos principios son fundamentales para que la gobernanza efectiva se traduzca en una herramienta útil en el camino al desarrollo sustentable, lo que nos lleva a la necesidad de reconocer el valor y la relevancia de lo que se haga o deje de hacer en las ciudades.
Los gobiernos municipales, como primer momento de contacto entre la ciudadanía y la administración pública, deben ser punta de lanza en la materialización de estos principios.
Un gobierno consciente de la trascendencia de la adopción de los principios de gobernanza efectiva mejora sus perspectivas hacia un futuro posible.