Juárez y el encuerado

Opinión
/ 15 octubre 2023

-Está a dos cuadras del mono bichi.

Hace tiempo estuve en Nogales, Sonora, y me enteré de que así dice la gente para indicar la ubicación de algún comercio o casa.

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En Saltillo los puntos de referencia son variados. Decimos: “Atrás de la Catedral”... “Por el rumbo del Ateneo”... “Cerca de la Alameda...”. “Frente a la Lechera”, aunque la lechera ya no existe... Tenemos también el que la gente dice “mono sentado” en la efigie de don Vito Alessio Robles.

En Monterrey se debe recurrir a otras menciones. Un cierto amigo mío vivía cerca de un motel de paso −de corta estancia o pago por evento− llamado Motel Siesta. Cuando mi amigo decía: “Vivo en la colonia tal”, o: “Estoy a una cuadra del Banco Fulano”, nadie le entendía. Pero cuando empezó a decir: “Vivo atrás del Motel Siesta”, todos los señores manifestaban a coro: “¡Ah, sí!”. Y algunas señoras también.

La gente de Nogales usa al mono bichi como obligado punto de referencia. Ahí no hay pierde. El mono bichi es una estatua que representa a un hombre desnudo. En Sonora la palabra “bichi” se usa para nombrar la desnudez. He oído ese vocablo usado en las más diversas formas.

-La cuenta del restaurante fue muy alta. Casi me dejan bichi.

-En la playa nudista de Melaque todos andan bichis.

-Es muy peligroso coger en un congal con el pito bichi. Puedes pescar alguna enfermedad. Siempre hay que usar condón.

Ya he narrado la historia de aquel campesino sonorense que se robó una vaca. La desolló, y se disponía a cortarla en trozos para vender la carne cuando le cayó la Policía Rural. El abigeo manifestó que la vaca era de su propiedad, y los jenízaros le pidieron el cuero del animal para mirar la marca.

-No tenía cuero −respondió el individuo con desfachatez−. La vaca nació bichita.

El mono bichi está completamente bichi. Quiero decir que se le ve todo. No es como la estatua del Apolo de Belvedere, que tiene la ésta cubierta por una hoja de parra, como casi todas las esculturas clásicas. En un museo dos señoritas de madura edad estaban contemplando el tal Apolo con su hojita. Pasó un majadero individuo y les preguntó:

-¿Qué están esperando? ¿La llegada del otoño?

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Con el mono bichi no es necesario aguardar la venida de la estación autumnal. El escultor puso las cosas como son, pero más grandes, porque la estatua es de tamaño heroico. Fue cuidadoso, y no cayó en el error en que incurrió Tolsá, “el Miguel Ángel valenciano”, cuando al hacer el famoso monumento ecuestre llamado “El Caballito” puso en el equino, muy parejas, dos partes que en todos los animales machos aparecen ligeramente disparejas. Ese detalle lo hizo notar con mucho ingenio la celebérrima Güera Rodríguez, que sabía bien de lo que hablaba, pues muchas veces había tenido el asunto en sus manos.

En el caso del mono bichi lo malo es que la efigie sirve de remate a otra de don Benito Juárez. Los magnificentes atributos del gigante quedan exactamente sobre la cabeza del Benemérito cual ominosa espada de Damocles. No sé cómo puede el prócer de Guelatao seguir impávido, impertérrito y flemático teniendo sobre sí tal amenaza. Ojalá al mono bichi no se le desprendan algún día sus monadas, pues le caerían en la cabeza a don Benito y eso atentaría gravemente contra el decoro debido tanto a la República como al gran héroe liberal.

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