Juventudes transformadoras
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El 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud. Lo anterior, en virtud de la Resolución 54/120 de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 17 de diciembre de 1999. Esta fecha es sumamente importante debido a que constituye un día en el que la comunidad internacional tiene la oportunidad de reflexionar sobre la auténtica inclusión de las juventudes en la estructura social y del reconocimiento del carácter de piezas fundamentales que los y las jóvenes tenemos para el desarrollo sostenible de las sociedades modernas.
Por lo que hace al presente año, el objetivo del Día Internacional de la Juventud se concentra en la importancia de la solidaridad intergeneracional como clave para el desarrollo sostenible. Un mundo que no toma en cuenta la diversidad generacional y celebra sus particularidades se encuentra condenado a perpetuar prácticas discriminatorias que impiden la convivencia armónica de todas las personas y nos arrastra al fracaso.
El aparato gubernamental, la sociedad civil y el sector privado se encuentran obligados a ser conscientes de que la solución de problemas estructurales amerita la participación de todas las personas, sin hacer distinción por ningún motivo, como lo podría ser la edad. Aún más importante, al conocer de manera específica las problemáticas que atañen de manera directa a ciertos grupos sociales permite planear y ejecutar acciones tendientes a disminuir o erradicar este tipo de prácticas segregacionistas.
Los estereotipos, los prejuicios y la discriminación en razón de edad deben de ser erradicados. La idea de tomar a la juventud como una etapa de transición que no aporta un valor significativo a la sociedad debe de ser superada y sustituida por una idea en la que se enaltezca a las juventudes como agentes coadyuvantes del progreso de las sociedades.
Las y los jóvenes debemos de tomar un papel activo en el aquí y ahora. Necesitamos continuar preparándonos y adquiriendo conocimientos para ser engranes funcionales en el sistema social y así poder desarrollarnos de manera plena, cumpliendo con los objetivos de nuestro proyecto de vida. Por otra parte, existe la urgente necesidad de que a la juventud se le garantice el acceso a una educación de calidad, a oportunidades laborales en condiciones dignas y se nos invite a ser partícipes en los espacios de toma de decisiones y en la vida pública de los Estados.
La experiencia y sabiduría de la adultez combinada con la energía, creatividad y espíritu revolucionario de la juventud es la mezcla perfecta de elementos para transitar hacia sociedades más plurales, igualitarias, justas y solidarias que propongan acciones innovadoras y sostenibles para solucionar los problemas del presente y edificar un mejor futuro.
Las barreras generacionales que rigen nuestro sistema deben de irse difuminando para poder dar entrada a otros grupos sociales que se encuentran en desventaja. Al respecto, y en sabias palabras de Kofi Annan: “Los jóvenes debemos de estar a la vanguardia del cambio global y la innovación. Empoderados, podemos ser agentes clave para el desarrollo global y la paz mundial. Sin embargo, si se nos deja al margen de la sociedad, todos nos empobreceremos. Asegurémonos de que todos los jóvenes tengamos todas las oportunidades de participar plenamente en la vida de nuestras sociedades”.
A la juventud: sigamos preparándonos y adquiriendo conocimientos para consolidarnos como socios importantes de la transformación social, continuemos contagiando nuestra fuerza positiva como combustible del desarrollo global y seamos empáticos a las necesidades y realidades de otros grupos minoritarios y en situación de vulnerabilidad.
A las personas adultas: es importante que se mantengan receptivos a las demandas de los y las jóvenes del presente, así mismo, es indispensable que reconozcan el papel importante que las juventudes jugamos en la dinámica social y lo dignifiquen, por último, es momento de abrir nuevas oportunidades de participación a los y las jóvenes valorizando las aportaciones que podemos hacer.
P.D. Mañana lunes, miles de jóvenes regresan a las aulas para continuar, o iniciar, con su formación universitaria. A todas y todos ellos y, especialmente, a la primera generación de la Licenciatura en Derecho con Perspectiva en Derechos Humanos de la Academia IDH les deseo el mejor de los éxitos en su desarrollo profesional. Explotemos el potencial de la educación como la principal herramienta para la transformación social.
El autor es Auxiliar
de investigación del Centro de Derechos Civiles
y Políticos
de la Academia IDH
Este texto es parte
del proyecto de Derechos
Humanos de VANGUARDIA
y la Academia IDH