La guerra de las marchas. Democracia o narcisismo
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El que se enoja pierde, decía mi abuelita con mucha razón y el Presidente López Obrador ha estado muy enojado toda la semana por el gran éxito de la marcha del domingo 13 de noviembre. Lo que pasó fue histórico, mexicanas y mexicanos salieron en 50 ciudades a defender la democracia, nuestro país, a través de defender al INE ante la Reforma Electoral propuesta por López Obrador, que coartaba su autonomía e imparcialidad. Más de uno dirá, ¿por qué una institución? Yo pienso que la marcha no se trató exclusivamente del INE, si bien fue convocada para ello, también representó todo el descontento de las personas por las diferentes acciones. Al final de cuentas, las marchas son eso. Una forma libre de expresión, de participación ciudadana para hacer saber lo que estamos de acuerdo o no respecto a las decisiones que toman nuestros representantes, en este caso: López Obrador.
Si bien es cierto que aún no se vota en el Poder Legislativo la Reforma Electoral, sí considero que la marcha del #ElINENoSeToca hizo suficiente presión política en los diferentes grupos parlamentarios. Sin embargo, no hay que cantar victoria. Morena nos ha enseñado que siempre tiene trapitos bajo la manga que permita convencer a uno más de los representantes en las Cámaras. Lo que toca ahora es no dejar a las y los diputados federales estas semanas y exigir que voten conforme a lo que ya se dijo en las calles. López Obrador ya dijo que quiere 3 de los 4 Consejeros y Consejeras que hay que renovar ahora en diciembre, esta historia aún no termina.
En la mañanera de esta semana, el Presidente contestó a la marcha con esta frase muy especial “(...) tiene que ver con el mandar obedeciendo, la gente quiere que marchemos (...)” Tengo que confesar que el enunciado me siguió en la cabeza por varias horas después que la escuche la primera vez. ¿A qué se refiere con mandar obedeciendo? Es un tipo de filosofía política que sostiene que el líder o representante obedece lo que la población manda. Era algo que repetía mucho el EZLN durante la década de los 90s. A primera vista, parece muy bonito, que suena increíble que los gobernantes hagan lo que la gente quiere, ¿así debería ser, no?
Sí debería ser, pero no es; porque la parte complicada viene en cómo sabe el líder lo que sus representados quieren. ¿Cómo puede estar tan seguro de ello? Aquí hablemos de cuando un Jefe de Estado convoca a marchar. La marcha del próximo 27 de noviembre la convocó López Obrador para López Obrador, hacia la casa de López Obrador (Palacio Nacional), para hablar de López Obrador (4to Informe de Gobierno). Ahí algo no cuadra, una marcha no puede ser de una persona para hablar a favor de la misma persona. Esto tampoco es nuevo, la Marcha sobre Roma, de Mussolini; o la Marcha de la Victoria, de Franco; o si alguien cree que eso es muy exagerado, hablemos de las convocadas por Echeverría o Díaz Ordaz en México. Como lo hemos dicho antes, López Obrador es un excelente candidato, el problema es que no se ha dado cuenta que ya no lo es, que ahora es gobierno, es Presidente y le toca gobernar, no hacer campaña.
Lo que sí sigue pasando es que López Obrador es un excelente comunicador y tiene el país polarizado, dividido al máximo como nunca en la historia. Chairos vs. Fifís, Conservadores vs. Liberales, Traidores a la patria vs. Nacionalistas. Esto no va crear mejores sociedades, ni más justas, ni más cohesionadas, ni genera una mayor calidad de vida.
Nos toca estar alertas y vigilando a nuestros representantes, sobre todo los que están en el Legislativo, por qué esto apenas comienza. ¿Ya vieron cómo hacer nuestra chamba de #CiudadanosdeTiempoCompleto sí genera cambios? Felicidades a todas y todos los #Ciudadanos que participaron y seguirán participando, necesitamos muchos más.