La importante labor de la sociedad organizada

Opinión
/ 30 enero 2024

Cuando la jirafa Modesto murió hace unos meses en el Parque Central de Ciudad Juárez, Chihuahua, luego de haber vivido 20 años en ese mismo sitio, las autoridades del parque se percataron que se redujo el número de visitantes.

El lugar, habitado por pavorreales, burros, patos, conejos, y en un momento hasta un león que murió por asfixia al atorarse con un alambre de protección, estaba en pésimas condiciones. Todos se preguntaban cómo es que Modesto había vivido tantos años ahí.

Instalaciones deplorables que se aunaban al clima extremo de la ciudad. Se decidió entonces trasladar a una jirafa, procedente de Culiacán. Se convocó a la gente para darle un nombre y finalmente se le impuso el de Benito.

Colectivos defensores de animales y usuarios de las redes sociales viralizaron las condiciones extremas en que la jirafa tenía que soportar los días. Ello llevó a juntar firmas para impulsar su traslado a un sitio con las condiciones adecuadas, y finalmente llegó. Benito hizo el viaje de 2,000 kilómetros a Puebla, en donde lo esperaban con verdadero entusiasmo en el Africam Safari, Parque de vida silvestre y safari.

El promisorio futuro de Benito quedó asegurado gracias a la conciencia ciudadana que impulsó a las autoridades a actuar. Es una buena noticia que este caso haya tenido este desenlace, un desenlace feliz, así como ocurrió con el resto de los animales de granja que se encontraban en el Parque Central. Colectivos “Salvemos a Benito” y “Somos su voz” lograron que fueran estos animales también removidos del sitio: burros, cabras, borregos, coquenas, gallinas, hasta una tortuga milenaria y otras especies.

Es importante lo que la sociedad civil puede llegar a impulsar. Su labor, primero, de registrar, de denunciar y luego de exigir llegar a la acción, son importantes para lograr que la vida de los animales se resguarde con respeto, responsabilidad y compromiso.

En ciudades de nuestro país, y particularmente en Saltillo, existen numerosos grupos dedicados a la difusión de noticias sobre animales extraviados, enfermos y que vivan en malas condiciones. Sus llamados hacen la diferencia en una sociedad que, paradójicamente, también está compuesta por indiferentes personas, y algunas de ellas hasta peor que indiferentes: crueles y despiadados.

Hay veterinarias que prestan grande ayuda a las asociaciones. Ahora, las cosas deberán mejorar, con el decreto que se puso en vigor el jueves 25 de enero pasado, que establece que “Las entidades federativas en coordinación con los Municipios o, en su caso, las Alcaldías de la Ciudad de México, garantizarán en la medida de lo posible la esterilización gratuita de animales, y su trato digno y respetuoso en los centros de control animal, estableciendo las sanciones correspondientes para todo aquel que maltrate a los animales.

“De igual forma, promoverán el establecimiento de Clínicas Veterinarias Públicas con el objeto de suministrar a los animales atención médica preventiva y, en caso de enfermedad, brindar tratamiento médico expedito avalado por un médico veterinario”.

En los últimos años, acentuado en los últimos meses, muchos perros han sido lanzados a las calles por parte de sus propios dueños. Hay quienes proponen que exista un censo de animales y ello derivaría también en la obligada responsabilidad de su cuidado.

¿Llegaremos a eso un día? Ojalá fuera posible, pero por lo pronto, el apoyo que cada uno ofrezca desde sus propias posibilidades para salvar la vida de los animales es de gran ayuda y denota el espíritu que anima a cada persona.

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