La marca de Rogelio Ramírez de la O y la inminente desaceleración económica

Opinión
/ 10 marzo 2025

Ramírez de la O no es más que otro caso de un secretario cuyo peso nunca se percibió como un balance efectivo en las decisiones que se toman desde Palacio Nacional

Para bien o para mal, la salida de Rogelio Ramírez de la O de la Secretaría de Hacienda parece no causar mayor zozobra en los mercados, ni sorpresa mayúscula entre analistas y la prensa especializada.

A final del día –y viéndolo fríamente– no es más que otro caso de un secretario más cuyo peso específico nunca se percibió como un balance efectivo en las decisiones que se toman desde Palacio Nacional, donde la ideología prima sobre los aspectos técnicos.

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Y es justamente por ese papel que desempeña el gabinete, por lo que es sumamente complicado realizar una evaluación objetiva sobre su gestión. A sabiendas de que las decisiones estratégicas y las líneas generales vienen desde arriba y no se les dota de margen de maniobra en decisiones claves, en las cuales el conocimiento en el ramo debe imponerse. ¿Cómo evaluar entonces el caso particular la gestión del que hasta ahora fungía como titular de Hacienda?

Una primera respuesta sería en función de si logró mantener la estabilidad financiera y disciplina presupuestal en las cuentas públicas.

Cabe recordar que Ramírez de la O fue el tercer secretario de Hacienda de la 4T, después de Carlos Urzúa, quien ocupó el cargo de diciembre del 2018 a julio de 2019, y posteriormente Arturo Herrera, asumiendo la titularidad de julio del 2019 a julio del 2021. Ramírez de la O tomó la estafeta en la segunda mitad del 2021, culminando su gestión hace apenas unos días.

Carlos Urzúa en ese lapso llevó el indicador de la deuda pública, medida a través del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) del 43.6% al 43.3% del PIB, para que posteriormente Arturo Herrera lo dejará en 50.2% en 2020, meses antes de su renuncia. Desde luego afectado por la recesión económica producto de la pandemia que desplomó el PIB, ocasionando que la razón deuda/PIB se disparará.

Ramírez de la O entra al quite en el 2021, cerrando el indicador en 49.1% y culminando el 2024 en 51.4%. Aunque el incremento más fuerte en la deuda no fue bajo su encargo, lo que sí es una realidad es que, ya sin los estragos de la pandemia, nunca se dio el espacio para reducir ese nivel de deuda, llevándonos hasta donde estamos ahorita: el nivel de deuda pública como proporción del PIB más alto de la historia.

Hasta ahora no se saben los verdaderos motivos de su renuncia. De si ésta fue voluntaria o forzada. Lo que no se puede negar es que la hipótesis de que Ramírez de la O haya decidido abandonar el barco antes del hundimiento tiene mucha lógica.

Ante una inminente desaceleración económica a la vista, con el riesgo incluso de una recesión y el lastre que representa Pemex, más temprano que tarde las finanzas públicas colapsarán, y con ello todo el proyecto de gobierno.

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