La política del agua en Coahuila

A propósito del Día Mundial del Agua, en la región Laguna el proyecto Agua Saludable sigue siendo un dolor de cabeza. La obra que trae agua de las presas para abastecer a la población de la Comarca sigue sin operar eficientemente y está muy lejos de los objetivos prometidos.

En diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en la región para iniciar la primera etapa del proyecto, aunque se reconoció que la obra no estaba concluida. Y eso está trayendo consecuencias.

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Un día sí y el otro también, surgen problemas alrededor del proyecto: fugas, equipo vandalizado, un trabajador fallecido, red hidráulica deteriorada que recibe el agua, aforos irregulares que han ocasionado, en Lerdo, que se reactiven operaciones de pozos, incumplimiento en fechas, falta de comunicación con los municipios.

El Gobierno Federal decidió abrir la válvula sin tener una infraestructura adecuada. Las redes hidráulicas están colapsadas por el uso de muchos años y en lugar de arreglar antes este tema, se decidió que se haría sobre la marcha.

En Gómez Palacio, por ejemplo, según una nota de GREM Radio del 14 de marzo, se atienden hasta 30 fugas al día en las 10 colonias que reciben la dotación de Agua Saludable, cuando el promedio mensual de reportes de fuga era anteriormente de 40.

A menos de un año que concluya la administración federal, no existe claridad con los recursos que recibirán los municipios para modernizar las líneas de conducción y distribución.

Una de las finalidades del proyecto era sustituir el suministro de agua procedente de pozos contaminados con arsénico, pero ante la irregularidad en la operación, municipios como Lerdo han anunciado que reactivaran la operación de pozos y otros municipios, como Torreón, han anunciado que seguirán perforando.

A la par de la poca claridad en plazos y recursos del proyecto, se suma esta semana la información que trascendió de la salida de Eduardo Aarón Fuentes Silva de la dirección de Cuencas Centrales del Norte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

La salida de Fuentes Silva no ha sido oficializada por canales institucionales, lo que refleja la opacidad con la que se ha conducido la Conagua en estos años.

AL TIRO

En el plano estatal, el gobierno de Manolo Jiménez anunció que iniciaría la “construcción” del Plan Integral de Gestión del Agua, que tiene como objetivo “asegurar una gestión eficiente y sostenible para garantizar el derecho humano al agua y el desarrollo económico del estado, con una perspectiva de mediano y largo plazo”.

Este plan se presentaría hasta junio y se piensa que estén involucradas las universidades, iniciativa privada, sociedad civil organizada, el Estado y municipios.

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Como todo anuncio gubernamental, se escucha bien. El problema es que no es el primero y en muchos casos va más allá de planes, sino de voluntad para actuar y ejecutar.

Por ejemplo, el Plan Integral contempla impulso de la gestión eficiente de los organismos operadores, algo que no requiere de un plan, sino de hacerlo, de rendir cuentas y de recursos ante el panorama poco alentador en cuanto a las finanzas de los organismos de agua de los municipios.

Otro eje anunciado en el Plan es el aumento del tratamiento y reúso de aguas tratadas. Pero el Estado tiene como elefantes blancos, en desuso y deteriorándose, varias plantas tratadoras de aguas residuales como lo mostré en SEMANARIO el 17 de enero, sin que exista ningún plan para rescatar algunas de ellas.

Los problemas están diagnosticados: sobreexplotación de acuíferos, infraestructura hidráulica vieja y desgastada, organismos de agua rebasados, en números rojos e incapaces de cobrar carteras vencidas; una cultura del agua por los suelos donde en algunos sitios ni siquiera se paga por el agua; plantas tratadoras de aguas negras abandonadas y sin que haya habido castigos ni sanciones por esos abandonos; una agroindustria voraz e intocable, drenajes sanitarios colapsados, la necesidad de drenajes pluviales, entre otros.

¿Qué se va a hacer?