La reforma DDHH en Coahuila. Un nuevo referente nacional e internacional

Opinión
/ 26 diciembre 2021

Durante esta semana, el Constituyente Reformador de Coahuila aprobó, por mayoría calificada, la reforma en materia de derechos humanos que presentó en el 2020 el Ejecutivo de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís. Es un gran paso que abre una nueva etapa en los modelos locales de protección de los derechos a partir de estándares universales e interamericanos.

Esta reforma ha sido saludada en forma positiva por la ONU, ACNUR, SEGOB, CNB, Casa de Migrantes de Saltillo, los colectivos de familiares de personas desaparecidas y diferentes juristas nacionales e internacionales que participaron en su construcción y deliberación académica.

Esta reforma es parte de un proceso largo en el que la Academia IDH que dirijo ha participado como consultor técnico a invitación de los poderes ejecutivo y legislativo del estado. Durante los últimos cinco años, los investigadores de la Academia IDH han venido organizando seminarios, grupos de trabajo y parlamentos abiertos para elaborar, corregir y discutir lo contenidos de la reforma constitucional para establecer una serie de principios y reglas que garanticen un modelo garantista de protección de derechos humanos.

Para nuestro instituto universitario es una gran satisfacción poder ser útil a la sociedad e instituciones de Coahuila, a fin de aportar nuestras opiniones académicas que tienen relevancia para reconocer un mejor catálogo de derechos y garantías a favor de las personas.

Es además muy significativo que nuestro papel se reconozca por todas las expresiones del Congreso del Estado, al decir en el dictamen, por unanimidad, que “es destacable e importante extender un agradecimiento a la Academia Interamericana de Derechos Humanos por su apoyo profesional y técnico, como centro de investigación jurídica especializada en materia de derechos humanos, que ha brindado sus servicios tanto en el desarrollo de la iniciativa cuanto en la gestión de la interlocución entre autoridades y ciudadanía (principalmente víctimas, activistas, académicos y otros expertos), por lo que es importante garantizar esta función de órgano consultivo en la Constitución Local, además de su función propiamente universitaria como órgano autónomo”.

Como académicos sólo aportamos nuestro conocimiento objetivo y neutral. Somos muy respetuosos de las deliberaciones políticas y de sus consensos y disensos. La representación política es la que decide con la mayor legitimidad. Nosotros como parte de una comunidad universitaria solo aportamos nuestro conocimiento para que se pueda avanzar en mejores leyes a favor de la dignidad humana.

Como directora general de la Academia IDH, quiero agradecer a los poderes del estado, la sociedad civil y los expertos nacionales e internacionales que contribuyeron en la conformación de esta iniciativa que presentó el Gobernador de Coahuila con gran visión, voluntad política y compromiso para las próximas generaciones. Estoy segura que es un buen punto de partida para tener mejores instituciones locales que pueden ser un ejemplo nacional e internacional.

Esta reforma es producto del trabajo que durante más de cinco años ha venido realizado nuestro instituto. No solo elaborando el documento o facilitando su discusión. También es parte de la experiencia que hemos adquirido con el diálogo con las víctimas, sociedad e instituciones para desarrollar agendas de protección a favor de los derechos humanos que, en forma gradual y progresiva, han convertido a Coahuila en un espacio para diseñar e implementar buenas prácticas de políticas públicas con enfoque de derechos humanos.

Esta es la función de nuestro instituto universitario: servir a la sociedad con el conocimiento universal de los derechos humanos. Coahuila no está exento de violaciones. Pero existe un gran patrimonio social de la sociedad civil que obliga siempre a las autoridades a avanzar en la agenda. No es fácil. Existen siempre muchas dudas, reticencias e inercias que debemos derrotar. Pero la reforma aprobado nos da a todos un buen punto de partida para seguir avanzando en la lucha por los derechos.

De mi parte, como constitucionalista me siento muy satisfecha de haber participado en una reforma de derechos humanos que cumple con los mejores estándares comparados e internacionales.

Esa fue nuestra mejor aportación desde la universidad. Hacer normas constitucionales en el siglo XXI exige, a partir del rigor científico, una buena investigación y sistematización del constitucionalismo contemporáneo de los derechos humanos que debe discutirse en forma abierta con la sociedad. En ese diálogo facilitamos durante más de cinco años estos procesos de construcción social para que la ciudadanía asumiera en forma plena sus derechos. Hoy vemos a las víctimas reclamar sus derechos ante las autoridades, a dialogar con ellas e incluso a protestar en forma firme, con la razón de los derechos, cuando las autoridades desconocen los principios básicos de la dignidad humana. La sociedad civil hoy está más preparada en Coahuila para defender sus derechos y seguramente esta reforma les permitirá generar nuevos procesos de empoderamiento social. Ese es otro gran logro de la reforma: la educación con perspectiva de derechos humanos como una obligación principal de todas las autoridades.

Desde la academia seguiremos aportando a las autoridades en su difusión e implementación. Las injusticias no se erradican por decreto. Es necesario conocer más la reforma, aplicarla y vivirla en forma plena para que la ciudadanía tenga claro que en su constitución habrá siempre una norma que la va proteger en sus derechos contra el abuso del poder.

Hoy, a nivel nacional, se discute la pertinencia de los centros de investigación en la vida pública del país. El debate del CIDE ha detonado un nuevo movimiento de la autonomía universitaria. En el mundo, la investigación científica es fundamental para avanzar. No hay desarrollo, sin libertad científica ni comunidades universitarias libres que deliberen las mejores soluciones a los problemas de la sociedad actual.

En Coahuila, por el apoyo del gobierno y sociedad, tenemos la oportunidad de aportar nuestro conocimiento con plena autonomía. Hemos recibido siempre el apoyo institucional y en ningún caso se ha interferido nuestra libertad universitaria. Nuestro claustro de investigadores fue absolutamente libre para proponer y discutir esta reforma que hoy abre un antes y un después para la mejor protección de los derechos de las personas.

Hemos recibidos como universitarios, por supuesto, embates, descalificaciones e incluso calumnias y difamaciones de los grupos que están en contra de este tipo de reformas que limitan el poder. Pero eso es normal. Es parte de la discusión pública.

Pero hoy, como directora de la Academia IDH, me siento muy orgullosa de contar con un grupo de investigadores que están al servicio de la dignidad humana. Quizás en una parte muy pequeña, esta reforma es parte de su quehacer universitario y compromiso con nuestra sociedad.

Gracias AIDH por aportar conocimiento útil en una reforma que hoy es vanguardia nacional e internacional. Ahora les toco a las autoridades a aplicarla, a la sociedad defenderla y a la academia seguir aportando su conocimiento crítico para hacerla una realidad.

Ya vendrán en el 2022 los seminarios, los libros, los nuevos amicus curiae, las nuevas reformas o las nuevas reflexiones que generen la reforma constitucional aprobada. Por lo pronto, desde la universidad saludamos al pueblo de Coahuila y a sus instituciones, porque se ha dado una reforma constitucional que será útil y necesaria para seguir construyendo una sociedad libre, igualitaria y fraterna.

La autora es Directora general de la Academia IDH.

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