La vida en un sólo espacio: ¡Esto es teatro!
Qué afortunados somos cuando reencontramos a personas que han sido parte de colectivos entrañables. Los teatristas representan un colectivo singular integrado por actores, directores de teatro, iluminadores, escenógrafos y autores. En Saltillo se cuenta con grandes teatros como el Fernando Soler, y otros espacios de menores dimensiones como el Teatro Cultural García Carrillo, el Garnica o el Rincón del Teatro.
En Monterrey también existe una gran tradición teatral. Recuerdo que mi abuela María Paula participó en zarzuelas en los veinte. En cuanto a mi persona, inició mi experiencia sobre escenarios durante mi niñez en programas infantiles en los que había cantantes y bailarines, presentados por la memorable Lucy Herrera en auditorios del IMSS en Monterrey, y espacios al aire libre en la colonia de Valle, en San Pedro Garza García. Entonces supe lo que era tener a un público frente a mí.
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También participé en una pequeña sala del Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales (IMNARC), lugar en el que siendo pequeño declamé o canté como solista y en una ocasión como parte del coro de la Escuela “Fernández de Lizardi”, bajo la dirección del maestro Enrique Alcalá; coro que llegó a presentarse en un noticiero de Jacobo Zabludovsky en las instalaciones de Televisa de la Ciudad de México. Luego participé en un programa de talentos infantiles en el Canal 12. ¡Qué maravillosos tiempos!
La magia del teatro comenzó para mí en la secundaria con el creativo maestro Pancho Rangel Woodyard, después continuaría bajo la dirección del insigne Rubén González Garza, quien incluía pastorelas que se presentaban en el Casino Monterrey. En los tiempos de preparatoria participé como actor en montajes del Departamento Central Audiovisual de la UANL; también en obras de teatro experimental que dirigió el psicólogo Ramón Radillo. Después compuse la música de la obra “Zuzanka”, del autor Milos Makaurek, con la tutela del prestigiado director teatral Julián Guajardo.
Fui incipiente director de teatro en mi etapa de universitario y en 1986 obtuve el primer premio del certamen de dramaturgia de la UANL, evento que coordinó la inolvidable periodista y promotora cultural Rosalinda González.
Después de más de tres décadas de haberme desligado del teatro, fui a ver la obra “Saudade”, del dramaturgo y director escénico Hernán Galindo, a invitación del gran actor Ricardo Garza y su pareja Myriam Zayas. Memorable puesta en escena que provoca reflexiones sobre la existencia de pareja y que afortunadamente se siguen presentando. Hernán Galindo sorprende con su genial manejo de atmósferas escénicas, obteniendo de los actores su mejor desempeño. Galindo fue capaz de poner en escena “Olvidarás el Fuego”, obra basada en la novela del mismo nombre −de la autora Gabriela Riveros−, de la que vi un video de 12 minutos que me impactó por las actuaciones de los personajes representados, de fines del siglo 17.
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El teatro debería ser materia obligatoria en alguna parte de la educación básica porque inspira al educando a leer y a comprender al autor teatral y a sus personajes. El ser actor da oportunidad de vivir otra realidad independientemente del método actoral que determine implementar. Nacha Guevara, en uno de sus temas musicales de finales de los años setenta y acompañada por el pianista Alberto Favero, iba narrando lo que significa el teatro, culminando con la frase: la vida en un sólo espacio, esto es teatro.
Y eso lo pienso igual porque en un sólo espacio podemos transportarnos, salir de la rutina y aprender de circunstancias ficticias o basadas en la realidad. Hay que apoyar el teatro, aunque en ocasiones personas del mundo de la política más bien parecerían actores del mundo de la farándula.