Las definiciones del arte I: El traje a la medida

Opinión
/ 19 marzo 2023
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Es común apuntar a las grandes creaciones, pensar “el Arte y la Cultura” con mayúsculas, es decir, en términos elitistas y excluyentes, cuando hablamos de pintura, escultura o artes visuales en general. Frecuentemente señalamos a la(s) obra(s) de arte como algo fuera de lo ordinario, expresión de la sensibilidad humana capaz de tocar el alma. Esa es una manera de entender el arte... La cuestión se complica cuando observamos que el término “arte” se usa para la guerra, el amor, incluso para invertir. Entonces ¿qué es realmente el arte? quisiera plantear que, si bien todos y todas podemos tener una idea más o menos clara de lo que es arte, es importante saber de dónde provienen esas ideas para llegar a acuerdos sobre sus contenidos, evitar la ambigüedad y distinguir discrepancias. Aquí estaré compartiendo algunas reflexiones que contribuyan a la claridad en estos pantanosos terrenos sobre las definiciones del arte.

Al arte se le ha asociado con la magia, con la expresión, con la comunicación, con la representación; incluso, añadiría yo, con la negación de lo que afirma. Para no caer en la confusión total, reflexionemos con este ejemplo: ¿es posible llamar arte a los megalitos (dólmenes y menhires) del neolítico o a las pinturas rupestres del paleolítico superior, tanto como a la siembra de 7000 robles acompañados de bloques de basalto en la ciudad de Kassel, Alemania, un proyecto de “escultura social” que con voluntarios y autoridades logró el alemán Joseph Beuys para expandir el recinto de la exposición internacional Documenta 7 en 1982? Veamos primero los términos de la pregunta, que de entrada nos sugiere: ¿por qué no hay nombres de autores en las que consideramos las primeras obras artísticas de la humanidad y las señalamos así para el siglo XX? Y, ¿qué función tiene cada una? o, en tal caso, ¿por qué en los libros de Historia del arte se incluyen ambos ejemplos?

$!Las definiciones del arte I: El traje a la medida

Digamos que el arte es un traje que cambia con el tiempo, y que se ha transformado de tal forma que incluso ha “vestido” creaciones del pasado, cuando no era reconocido como tal. Algo como el traje invisible del emperador, pero desprovisto de limitaciones históricas y contextuales, al cual se le han cosido hilos de diferentes épocas, mientras las confecciones prêt-à-porter llevan texturas y bordados de fantasía junto a hilos de oro y plata que se precian de transitar de manera irreverente, desnudas por la calle. El arte es, pues, un travesti a conveniencia que es preciso obligar a revelar sus concepciones, orígenes y transformaciones en el tiempo y dar cuenta de cómo el traje se va ajustando a la medida de cada grupo y sociedad a lo largo de la historia, con muy diversos enfoques y lógicas que incluyen la heteronorma y el patriarcado. Subrayo la necesidad de reinscribir a las mujeres en las historias del arte de las que han sido excluidas y sin duda abordaré la perspectiva de género en una próxima discusión; por ahora y con el propósito de revisar la diversidad de definiciones de arte, me centraré en el canon y en algunos autores que nos invitan a revisarlas y confrontarlas.

De ahí que sorprende la declaración de una de las figuras medulares en nuestro tema, el estudioso británico-austriaco Ernst Gombrich, quien en su amena Historia del arte afirmara: “No existe, en realidad, el arte como tal. Sólo existen los artistas.” ¡Vaya manera de sacarle la vuelta, o de dejarnos completamente intrigados, especialmente cuando se trata de uno de los textos más leídos y consultados por el público en general! Y es que el arte como categoría se enfrenta a grandes dificultades si intentamos abarcarlo todo en tan sólo cuatro letras...

Espero que con esta pequeña introducción sentemos la intriga del escabroso mundo de la moda del arte y sus historias; las seguiremos explorando...

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