Las trampas de la demagogia

Opinión
/ 23 agosto 2025

La izquierda europea, socialdemócrata, jamás ha pretendido dinamitar las instituciones como lo hace esta izquierda ‘bananera’

Que haya mexicanos que disfruten de la opulencia no es el problema. El problema es la incongruencia.

Después de todo un sexenio donde se hizo cotidiana la apología de la pobreza como un ideal moral, los excesos, los lujos y el derroche de los líderes de la 4T hoy ofenden.

Del mismo modo rescatar las raíces familiares a través de obtener la ciudadanía de los ancestros, es una aspiración muy legítima.

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Sin embargo, cuando se ha confrontado a un país como lo ha hecho el expresidente López Obrador con España, acusando a esta nación de violencia extrema durante el acontecimiento denominado “La Conquista” y la exigencia de disculpas, resulta incongruente que su familia cercana solicite la ciudadanía española.

Por tanto, es entendible que la misma prensa de ese país se manifieste desconcertada y hasta agresiva.

No es un problema de ideología, pues muchos países de Europa han sido gobernados por gente de izquierda y han crecido hasta convertirse hoy en potencias económicas, donde la clase media es mayoría y vive muy confortablemente.

El ideal socialista europeo ha generado oportunidades para que la clase popular cada vez viva mejor y sin depender del gobierno.

Sin embargo, las noticias sobre la disminución de la pobreza, dadas a conocer por el Inegi recientemente, nos dicen que 13 millones de mexicanos salieron de la pobreza en el sexenio pasado y se acredita este logro a las mejoras salariales propiciadas desde el gobierno.

El incremento salarial es totalmente circunstancial, pues cuando cambien las condiciones sociales o económicas pueden regresar a la pobreza. El salario de hoy es un indicador muy relativo, pues no garantiza un crecimiento dinámico, natural y orgánico hacia mejores oportunidades para acceder a mejor calidad de vida. Simplemente garantiza el presente, pero no el futuro.

Preguntémonos cuánto de este dinero proviene de las remesas que envían nuestros migrantes, calculadas en 2024 en casi 65 mil millones de dólares, cifra histórica, y también cuánto representa la redistribución económica que genera el crimen organizado blanqueando dinero ilícito.

La verdadera lucha contra la pobreza se logra no con decretos gubernamentales, sino con educación y en un contexto de “movilidad social”, que genera oportunidades de desarrollo, lo cual no está haciendo este régimen que ha destrozado la educación pública hasta sumirla en una verdadera crisis.

No puede haber educación de calidad sin evaluaciones, y menos con un mediocre programa educativo que se orienta más a la ideologización que embrutece la mente que a desarrollar en el educando habilidades productivas con visión de futuro.

Un país que forma a sus nuevas generaciones sin visión competitiva está condenado al fracaso y predispone a su población a vivir a costa de su gobierno, como sucede en Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países más.

Sólo la competencia estimula el desarrollo. Sin embargo, con un sistema educativo donde no se califica el desempeño escolar se condena a los educandos de escuelas públicas a la mediocridad, por no tener forma de competir laboralmente para aprovechar las oportunidades.

La verdadera pobreza compromete el futuro. Sin embargo, no es necesario ser adivino para saber que la ignorancia facilita la manipulación del voto y las necesidades básicas estimulan la dependencia de quien ofrece migajas para sobrevivir.

¿A dónde va México?... Con esta próxima reforma electoral en manos de Pablo Gómez –quien como cabeza de la UIF se dedicó a investigar las finanzas de opositores y nunca investigó la ruta del de dinero de la delincuencia organizada y de los políticos que hacen negocio con ella– no podemos esperar que pretenda fortalecer la democracia, pues esta requiere garantizar la alternancia en el poder, donde todos los partidos puedan acceder a las posiciones de gobierno después de ganar elecciones limpias y transparentes.

Si hasta los ministros de la SCJN llegaron al poder a través de la manipulación del voto a través de los “acordeones” y este delito electoral lo legitimaron tanto el TEPJF como el nuevo presidente de la SCJN, Hugo Aguilar, ¿qué podemos esperar de la reforma electoral?... seguramente candados para garantizar la eterna permanencia de Morena en el poder.

En contraste, la izquierda europea, socialdemócrata, jamás ha pretendido dinamitar las instituciones como lo hace esta izquierda “bananera”, ni tomar el control autocráticamente, centralizando el poder y poniendo en riesgo al Estado de derecho.

La izquierda socialdemócrata europea cuando ha estado en el poder en los últimos años del siglo 20 y durante el 21, ha estimulado la “movilidad social”, o sea el crecimiento socioeconómico de las familias a través de la educación. Los países nórdicos, entre los que se encuentra Dinamarca, le han apostado a la educación de calidad y hoy tienen una altísima calidad de vida para toda su población.

En la mayoría de los países europeos ha gobernado la izquierda socialdemócrata, en algunas etapas políticas, y, sin embargo, ésta ha respetado la alternancia partidista.

En contraste la izquierda “bananera”, en Latinoamérica ha estimulado el nacimiento de una oligarquía de socialistas burgueses que disfrutan de privilegios y lujos de millonarios y mandan a estudiar a sus hijos al extranjero, por ejemplo, a España, cuando en México tenemos universidades públicas que tienen reconocimiento internacional como lo es la UNAM y varias estatales.

Es justo reconocer la existencia de una izquierda honesta, congruente y comprometida, ubicada en toda Latinoamérica e incluso en México, que está distanciada de la izquierda oportunista que utiliza la ideología como etiqueta narrativa para manipular y conservar el poder a través de una cultura clientelar que administra la pobreza como una reserva electoral que le garantiza votos.

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El actual gobierno de Chile, presidido por Gabriel Boric, e incluso el presidente Lula Da Silva, de Brasil, teniendo un origen de izquierda, han mostrado una visión democrática y se han distanciado de dictadores como Nicolás Maduro y de Daniel Ortega, de Nicaragua.

Como ejemplo de este fenómeno de nueva riqueza tenemos a Nicolás Maduro, a quien el gobierno norteamericano acaba de confiscarle propiedades en Estados Unidos por 700 millones de dólares, que equivalen a 13 mil millones de pesos, sin tomar en cuenta que seguramente debe tener inversiones en paraísos fiscales que pueden triplicar lo confiscado en EU, mientras el pueblo venezolano vive en la pobreza y sólo los privilegiados cercanos al gobierno bolivariano deben vivir en la opulencia.

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