Los borrachos ¿siempre dicen la verdad?
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Existe un dicho muy conocido que afirma que tanto los “borrachos” como los niños siempre dicen la verdad. No obstante, consumir alcohol puede alterar el funcionamiento cerebral de tal forma que aumenta la tendencia de las personas a expresar sus pensamientos, aunque los resultados no suelen ser evidentes.
El antiguo proverbio latino “In vino veritas”, que expresa que la verdad se encuentra en el vino, es sólo uno de los muchos refranes que transmiten la noción de que el alcohol actúa como un elixir revelador de la verdad. Pero, ¿es cierto que el alcohol provoca que las personas sean más sinceras? La respuesta es afirmativa y negativa a la vez. El consumo de alcohol puede aumentar nuestra tendencia a expresar nuestros pensamientos más sinceros, pero aunque en ocasiones estos pueden ser la pura verdad, la percepción de la realidad puede verse distorsionada por el efecto de la embriaguez, llevando creer a la persona que lo que piensa es la verdad.
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Por lo tanto, es mucho más probable que alguien exprese sus pensamientos después de haber tomado algunas copas. Existe la chance de que expresen algo genuino en estado de embriaguez, pero que no le den importancia cuando están sobrios. Por poner un caso, un compañero ebrio podría comprometerse a renunciar a su empleo, pero es una aspiración que no cumpliría estando sobrio.
Un estudio llevado a cabo en 2017 y cuyo resultado fue difundido por la revista Clinical Psychological Science, investigó la transformación de la personalidad de los sujetos tras ingerir una cantidad adecuada de vodka. Según los espectadores externos, el cambio más notable en la personalidad de los participantes tras consumir bebidas fue su notable aumento en extroversión. A pesar de que la investigación no exploró si el alcohol actuaba como un elixir de la sinceridad, resulta lógico pensar que aquellos que se sienten más a gusto en situaciones sociales también tienden a ser más honestos.
El poder del alcohol para sacar a las personas de su caparazón puede facilitarles expresar lo que piensan, sin embargo, su influencia en las emociones puede tornar esos pensamientos más impredecibles. Comúnmente observamos que al beber alcohol nuestras emociones tienden a acentuarse, lo que puede llevarnos a sonreír con más frecuencia y a hablar con mayor energía en situaciones agradables, aunque también es posible que nos volvamos más susceptibles a llorar en momentos menos agradables.
Estados emocionales intensos pueden impulsar a las personas a expresar sus pensamientos con sinceridad, pero también pueden llevar a situaciones delicadas, donde se dicen palabras de las que luego se lamentan profundamente. De la misma manera, el consumo de alcohol puede llevar a ciertas personas a actuar de forma violenta o a apostar, comportamientos que podrían ser evitados si estuvieran sobrios y conscientes de sus acciones.
¿Cuál es la razón por la que el alcohol tiene la capacidad de alterar nuestros pensamientos y emociones? El alcohol puede llevar a una disminución en la observancia de normas éticas, es decir, provoca una falta de conciencia moral. Mantengamos en mente que Pepe Grillo, en la historia de Pinocho, actuaba como la voz de la conciencia del protagonista, ya sea en la novela o en la adaptación cinematográfica. Su objetivo era controlar sus instintos para impedir que tomara decisiones desacertadas. Esto ocurre debido a que el alcohol reduce la estimulación del lóbulo frontal, el cual tiene la función de regular el comportamiento y moderar los impulsos.
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Asimismo, el alcohol tiene la capacidad de inhibir la amígdala, una región cerebral interna reconocida por desencadenar sensaciones de temor y nerviosismo. Cuando una persona se encuentra en un estado de sobriedad, la amígdala suele enviar señales de precaución que pueden evitar que la persona realice acciones o diga cosas que podrían resultar en una interacción social inapropiada, sin embargo, estas señales se atenúan después de consumir algunas bebidas.
Por supuesto, es común que las personas compartan secretos después de disfrutar de unas copas de vino, sin embargo, también es factible que revelen algo que no tenían intención de decir y luego se lamenten al día siguiente. La influencia del alcohol en la mente es tan intrincada que no se puede reducir a un impacto simple y claro en la sinceridad. En resumen, podemos afirmar que el alcohol no actúa como un elixir de la sinceridad.