Los enigmas de Omar García Harfuch en el escenario electoral

Opinión
/ 26 junio 2023
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La sucesión de Claudia Sheinbaum en la capital del país, cualquiera que vaya a ser su rol en el relevo presidencial, deberá resolver el enigma que representa Omar García Harfuch, el jefe policial que desde hace meses despunta en las encuestas de preferencias electorales, pero quien, sin embargo, está colocado ante dilemas difíciles de resolver.

De manera reiterada, el titular de la Secretaría de Seguridad en la Ciudad de México ha declarado, en público y en privado, que no tiene ambiciones de poder, pero ello no obsta para que su oficina haya asignado contratos millonarios a empresas de publicidad y consultoría, según registros públicos revisados por este espacio. Por tanto, “Omar”, como lo alude la clase política, está en la carrera. Lo que no se sabe es hacia dónde.

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El carismático funcionario ha expresado su interés en formar parte del equipo de la doctora Sheinbaum. ¿Lo será ahora? ¿En caso de que ella conquiste la candidatura para disputar la presidencia? ¿O en un plazo mediato, si su jefa logra relevar a Andrés Manuel López Obrador?

Las expectativas de García Harfuch para integrar el futuro gabinete presidencial podrían ser contrastadas con su posición actual. La confianza que le dispensó la señora Sheinbaum, jefa de Gobierno con licencia, lo colocó al frente de un ejército de 90 mil policías, desde auxiliares hasta de investigación. El personal y el presupuesto a su cargo triplican, al menos, los alcances de que dispone, por ejemplo, la actual titular de Seguridad federal, Rosa Icela Rodríguez.

A ello se agrega la influencia del jefe policial sobre la Fiscalía de Justicia de la ciudad, cuya titular, Ernestina Godoy, ha debido cederle espacios, lo mismo que a otro actor cercano al viejo Palacio del Ayuntamiento, el presidente del Tribunal Superior de la Justicia local, Rafael Guerra Álvarez.

Con ese contexto a su favor, García Harfuch es descrito por algunos cercanos en la reflexión sobre si habrá de separarse del puesto en el breve lapso para mantener su cercanía con Sheinbaum y abrir su abanico de aspiraciones. Incluso se ubica a un posible sucesor en la persona de Francisco Almazán Barocio, jefe general de la Policía de Investigación, uno de sus subordinados de mayor confianza.

Pero en esta historia, que podría narrar una marcha irresistible de García Harfuch, existe otro lado de la moneda tachonado de indicios que parecen minar sus posibilidades políticas y construyen, en cambio, un momento de mucha incertidumbre.

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Ejemplo de ello es el caso del atentado en contra del reconocido periodista Ciro Gómez Leyva, que cumplió seis meses sin que la fiscalía capitalina haya logrado sustentar las acusaciones contra una docena de detenidos, determinar al autor intelectual y el móvil del ataque. Ello explica presumiblemente la exasperación del juez de control respectivo, que ha pedido a la autoridad cerrar el caso, lo que la obligaría a sustentar los cargos o desistirse de los mismos.

Los referidos arrestos se derivaron de tareas de investigación supervisadas por García Harfuch, sea a través de sus policías especializados, sea por conducto de César Oliveros Aparicio, coordinador general de Investigación de Delitos de Alto Impacto en la fiscalía capitalina, donde Oliveros es considerado una pieza clave en el equipo del secretario de Seguridad Ciudadana.

El riesgo de que todo acabe en un ridículo público atrae también una áspera presión sobre la fiscal Godoy, quien sigue en espera de ser ratificada en su cargo por el Congreso local.

Otra historia controvertida reciente fue el aparatoso decomiso por parte de policías de investigación capitalinos que allanaron un negocio sospechoso de lavar dinero, de donde según los abogados de la empresa en cuestión, desaparecieron 3.4 millones de dólares en efectivo, 18 millones de pesos y relojes de lujo. Los policías entregaron a los detenidos al Ministerio Público... con sólo 178 mil dólares, según el abogado de los acusados, quien no ha podido explicar qué hacía esa fortuna en metálico en unas oficinas de corte administrativo.

Pero lo que más ha llamado la atención fue la rauda colaboración exhibida en este caso por los policías, el agente del Ministerio Público y el juez respectivo, sobre quienes se desarrollan mayores indagatorias.

García Harfuch, de 41 años, es descendiente de dos íconos de nuestra vida pública: su padre, Javier García Paniagua, uno de los políticos más significativos del gobierno de López Portillo (1976-1982), presidenciable incluso; y su abuelo, Marcelino García Barragán, el legendario secretario de la Defensa durante el convulso 1968 mexicano. Quien estudie la vida de ambos deberá concluir que siempre parecen haber tenido claro lo que tenían que hacer en momentos críticos. El tiempo exhibirá si esta nueva generación de la familia porta la misma resolución.

rockroberto@gmail.com

Roberto Rock Lechón, director del equipo que impulsa el proyecto de La Silla Rota. Escribe la columna política “Retrato Hereje” desde 2013. Ha sido periodista durante más de 40 años. Ocupó diversos puestos en el periódico “El Universal”, entre ellos reportero, editor y director editorial. Ha colaborado en varias publicaciones y es autor y coautor de diversos libros. Ha sido conferencista en diversos países en temas de periodismo, transparencia y libertad de expresión.

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