Los niños heredan el trabajo que no hacen sus padres
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¿Qué es peor? ¿Ser criado y cuidado por un padre tóxico o por uno ausente? Digamos que, en lugar de que los padres respondan al llanto con preocupación, responden con ira y frustración, o simplemente no responden en absoluto. Digamos que, en lugar de ayudar al niño a establecer límites seguros, reaccionan en forma impulsiva por frustración o ignoran la necesidad del bebé depositando la responsabilidad de crianza en los abuelos o cuidadores. Los niños heredan el trabajo que sus padres no hacen o lo que hacen mal.
¿Qué le sucede al niño que nunca establece un apego seguro a su padre, madre o cuidador, sino que crece tratando de extraer afecto de un padre emocionalmente no disponible, errático, agresivo o inconsistente? ¿Qué pasa si tanto el padre no saludable como el padre no disponible dejan al niño sintiéndose no deseado y oneroso, criticándolo y castigándolo en lugar de amarlo y prepararlo para las próximas etapas de la vida? Estos son principios importantes de que una mala crianza puede provocar hijos mal preparados, frágiles y mantenidos toda la vida.
Los padres tóxicos y los padres ausentes son uno mismo. Ninguno de los dos equipa al niño con las herramientas necesarias para abordar la edad adulta. Cuando hablamos que los padres tienen la responsabilidad de cubrir las necesidades de sus hijos, inmediatamente se nos viene a la mente: comida, vestido y un techo. Sin embargo, los niños y adolescentes tienen necesidades que van más allá de la mesa y una cama donde dormir. Un estudio publicado en el año 2013 por la Universidad de Ciencias Aplicadas de Niederrhein, en Alemania, afirma que todos los niños sin importar su raza, género o nivel socioeconómico tienen dos necesidades básicas para ayudarles a convertirse en adultos sanos, seguros y bien adaptados. Sin embargo, cuando estas necesidades no se satisfacen, los resultados pueden ser riesgosos. Ellos necesitan:
1.- Apego afectivo. Amar y ser amados son una de las necesidades más importantes de la especie humana. En el momento del nacimiento, los padres deben responder adecuadamente a satisfacer las necesidades de afecto físico y emocional. Los niños que establecen relaciones saludables con sus padres demuestran un estilo de apego saludable conocido como “apego seguro”. Un constante afecto positivo por los padres, especialmente en momento de angustia, fortalece a los hijos tanto en su interior como en el mundo exterior. Cuanto más sea su capacidad de satisfacer sus necesidades afectivas, mayor control tendrán sobre sus emociones.
2.- Disciplina y autocontrol. La palabra disciplina tiene su origen en latín, y significa “enseñar”. Disciplinar a los hijos significa enseñarles a ser responsables de sus conductas y autocontrol. Ser consistentes, los hijos aprenderán ser responsables sobre las consecuencias de sus decisiones. El objetivo más importante es que los niños aprendan a regular sus emociones y conductas. La disciplina no significa castigo sino un proceso de enseñanza que da estructura y orden a los niños para formar su carácter y que sean capaces de elegir buenas metas.