Los pendejos que esperan el momento perfecto (y por eso no hacen ni madres)
Haga algo hoy, o mañana deje de hacerse la víctima. Porque la verdad, la vida no va a tocarle la puerta para preguntarle si ya está listo
Hay gente que cree en Santa Claus, otros en los horóscopos... y luego están los que creen en “el momento perfecto”.
Sí, esos pendejos que juran que algún día, cuando se alineen los astros, Mercurio no esté retrógrado y el culo les huela a gardenias, ahora sí van a hacer eso que dicen que quieren hacer.
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Pero claro: “ahorita no es el momento”. Que si no hay dinero. Que si el clima. Que si están cansados. Que si están tristes. Que si el perro anda con diarrea.
Que si “ando estresado” (¿y quién chingados no?).
Y así pasa un día... luego una semana... luego un año... y cuando se dan cuenta, ya andan buscando su primera pastilla para la presión, mientras siguen diciendo “pero el próximo año ahora sí, cabrón, ahora sí empiezo”.
Porque la raza quiere que todo sea perfecto antes de actuar: El día perfecto. El ánimo perfecto. La cantidad perfecta de dinero. La pareja perfecta que los motive. El pinche signo zodiacal perfecto, por si las dudas.
Spoiler, mis cielas: Eso no va a pasar. Nunca. Porque la vida no es TikTok, no tiene filtros para que todo se vea bonito antes de grabar. Y mientras sigue esperando “que se den las cosas”, lo único que se da... es su pinche vejez.
Mire, no hay pedo en soñar. El pedo es quedarse sentado, cruzado de brazos, diciéndole al universo “aviéntame algo, porfa”. Porque el universo no le debe ni madres. Y lo que pasa mientras espera ese momento mágico es que se convierte en exactamente lo que jura que no quiere ser: un cabrón que no hace nada, pero se queja de todo.
“No, pero yo sí quiero... lo que pasa es que no se puede”. A ver, no seas mamón: sí se puede, nomás que no quiere que sea difícil, ni incómodo, ni incierto.
Quiere garantías. Quiere que alguien le firme un contrato que diga “si empieza hoy, todo va a salir de huevos y sin fallas”. Pero la vida no funciona así, mis queridos lectores.
El momento perfecto no existe. Lo único que existe es: Hoy. Sus ganas (o falta de ellas). Y el tamaño de sus huevos (o de sus ovarios).
Todo lo demás son excusas disfrazadas de planeación. Porque es más fácil decir “todavía no es el momento” que decir “me da miedo cagarla, me da hueva intentarlo o me vale madre de verdad”.
Así que sí: Empiece mal, empiece feo, empiece inseguro, pero empiece.
O deje de chillar. Porque el momento perfecto no va a llegar... y el único pendejo que está frenando su vida es usted.
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El momento perfecto no existe, pero las excusas sí: las suyas. Haga algo hoy, o mañana deje de hacerse la víctima.
Porque la verdad, la vida no va a tocarle la puerta para preguntarle si ya está listo.
Le va a pasar por encima igual, tenga huevos o no. Y cuando eso pase, más le vale haber hecho algo, aunque sea mal, como dije, a quedarse sentado esperando a que la suerte le mande una puta invitación con moño.
Porque a fin de cuentas, nadie recuerda al que “iba a hacerlo”, al que “casi empieza” o al que “planeó todo, pero no se atrevió”.
Sólo se acuerdan del que tuvo los huevos de hacerlo, la cagara o no.
Porque como dijo ese gran filósofo mexicano, digno de toda mi admiración, Juan Escutia: “la vida es de los aventados”. Pero al fin y al cabo, esta es solamente mi siempre y nunca jamás humilde opinión. Y usted... ¿Qué opina?
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