México: La tierra de nadie, pero es nuestra

El inicio de un nuevo año suele ser un momento de reflexión. En México, sin embargo, este ejercicio podría estar marcado por retos complejos. En este contexto introspectivo, traeré a colación la figura de Charly García, uno de los más importantes referentes del rock argentino, quien compuso junto con su banda Serú Girán “Canción de Alicia en el País” como una crítica política y social durante los años de la dictadura militar en Argentina. Charly menciona en esta canción: “estamos en la tierra de nadie, pero es mía”. Esta frase resume la sensación de un territorio en disputa y lleno de contradicciones.

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Este sentimiento parece resonar profundamente en el contexto actual de nuestro país. La figura de Alicia, que se inspira en el clásico literario, se convierte en una metáfora de lo ingenuo. Aunque escrita en otro contexto, la canción podría adaptarse al México contemporáneo, donde las contradicciones sociales y políticas siguen siendo evidentes. Por mencionar algunas:

El problema de la violencia sigue siendo uno de los principales desafíos para nuestro país. Las cifras de homicidios, desapariciones y desplazamientos forzados reflejan una situación que podría parecer inmanejable. Las estrategias de seguridad no han dado los resultados esperados. Mientras tanto, las víctimas de esta violencia cotidiana permanecen en un aparente segundo plano. Esto plantea la necesidad de un enfoque centrado en los derechos humanos, que priorice no sólo la seguridad, sino también la dignidad de las personas.

En el ámbito de la justicia, el país enfrenta una reforma que podría representar una amenaza para la independencia del Poder Judicial. A pesar de perseguir el objetivo de fortalecer la autonomía de las instituciones, esta reforma podría consolidar el control político sobre el sistema de justicia. La subordinación de los tribunales a intereses externos pondría en peligro la imparcialidad y credibilidad de sus decisiones. En un contexto donde la corrupción y la injerencia política ya erosionan la confianza ciudadana, estas medidas sólo profundizarían la percepción de que la justicia está al servicio de unos pocos. Más que una solución, estas acciones podrían representar un retroceso en los esfuerzos por construir un sistema judicial independiente.

Además, las relaciones con Estados Unidos enfrentan una nueva etapa marcada por el regreso de Donald Trump a la presidencia. Este cambio en el liderazgo político presenta desafíos importantes en una agenda bilateral ya de por sí compleja. La retórica proteccionista y las políticas migratorias restrictivas de Trump durante su mandato anterior dejaron tensiones que aún persisten. En el ámbito migratorio, México podría volver a enfrentar una presión intensificada para actuar como barrera de contención en los flujos migratorios hacia el norte, lo que pondría en riesgo los derechos de las personas migrantes. En el comercio, la posibilidad de medidas unilaterales que afecten la implementación del T-MEC agrega incertidumbre para sectores clave de la economía mexicana. Además, las posturas extremistas de Trump podrían dificultar los esfuerzos de cooperación en temas de seguridad.

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Ante esta realidad, la frase “estamos en la tierra de nadie, pero es mía” también puede leerse como un recordatorio de la necesidad de apropiarse del espacio que compartimos y de la realidad que nos tocó vivir. Reconocer los problemas no implica resignarse, sino comprometerse con la búsqueda de soluciones. En la misma canción Charly García concluye con una afirmación contundente: “estamos en la tierra de todos, en la vida”. Este nuevo año debe ser una invitación a repensar el sentido de lo que significa ser comunidad y como vivir en ella. Repensar en un país dónde de una vez por todas podamos hablar, o cantar, sobre el pleno respeto a los derechos humanos.

El autor es investigador del Centro de Estudios Constitucionales Comparados de la Academia Interamericana de Derechos Humanos

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH